La magia, el misterio y sus válvulas de escape

La magia, el misterio y sus válvulas de escape

Por Alba Omil, para LA GACETA - Tucumán.

09 Septiembre 2007
Ante fenómenos como este de Harry Potter, uno tiende a preguntarse el porqué. La respuesta facilista salta en seguida: la poderosa acción de los medios masivos, la desmesurada campaña de marketing. Pero ¿y la otra respuesta, la profunda?
Creemos que esta -sin negar la importancia de la primera- apunta a las carencias, a ciertas necesidades de la humanidad, producto de las circunstancias que nos toca vivir.
Ante el materialismo reinante, la preponderancia de lo pedestre, la chatura y el descreimiento generales, qué bien nos viene un poco de magia, qué reconfortante resulta subirse a la alfombra y volar.
La magia, el misterio y sus válvulas de escape son bálsamos que curan muchísimas heridas.
Por otra parte, está el negocio, que mueve millones de dólares. Todo esto se conjuga.
Volvamos al porqué:
¿Hay respuesta a las expectativas que planteamos?¿Las satisfacen el libro y su autora? Mucho nos hace pensar que se trata de una bengala de corta existencia, mucha imaginación pero, en el fondo, mucho ruido y pocas nueces. Una escritora más bien escribidora, de prosa pobre, de léxico endeble, que escribe para y no por, disyuntiva que refleja al auténtico escritor.
La magia, el misterio, no sólo atrapan, perduran si están expresados con solvencia y con sabiduría. Recordemos, por ejemplo, los cuentos de La cándida Eréndira? de García Márquez.
Si hablamos de cifras y de ventas, Lord Byron se jactaba de haber vendido 25.000 ejemplares de Childe Harold en un día, y el autor sigue vivo, su obra no fue una bengala.
Apagados los chisporroteos del Código Da Vinci (suceso "literario" de muchos réditos y corta vida), esperemos a ver qué pasa con la cuerda de este nuevo juguetito.© LA GACETA