"Algunos chicos se drogan porque tienen hambre"

"Algunos chicos se drogan porque tienen hambre"

Daniel Ascárate, el primer operador comunitario de Ariadna, cuenta su experiencia con los jóvenes y niños drogadictos de las villas.

21 Diciembre 2003
"Cuando fui por primera vez a trabajar a La Bombilla no llegué y dije ?muchachos, no se droguen?, porque lo que en realidad estaba pensando era que no me mataran". Así comenzó a contar su impresionante historia Daniel Ascárate, el primero de los operadores comunitarios de Ariadna que decidió entrar a las villas para hacerles frente a la drogadicción y al sida.
"Salir a los barrios fue un giro de 180 grados para la comunidad terapéutica. Un día descubrimos que a Ariadna venían sólo chicos de clase media que consumían drogas, mientras veíamos que en la calle había cada vez más niños reventándose con pegamento", reconoció Ascárate, quien sabe bien de lo que habla porque consumió drogas, estuvo internado y lleva casi una década trabajando con adictos y enfermos de sida.
Las primeras veces Ascárate fue solo a las villas. "Sentí mucho miedo", admitió. Pero ahora, por su trabajo en las zonas más marginales del Gran Tucumán, que se inició en 1999, recibió el premio Inti Kay a la trayectoria. Gracias a esa tarea Ariadna también fue seleccionada por las Naciones Unidas para el desarrollo para apoyar su proyecto "Suyay" de prevención de VIH-sida. Antes de ingresar a las zonas periféricas Ascárate viajó a Buenos Aires y trabajó con menores en una institución del premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, y también en La Plata, en la comunidad ASSER, donde hay menores detenidos. En 1999 volvió a Tucumán.
-¿En qué se diferencia un adicto de clase media de un niño que inhala pegamento?
-Después del primer día sin probar drogas, a un consumidor de clase media le preguntás ¿cómo te sentís? y te dice ?bien, porque llevo un día sin drogarme?. Tiene conciencia del problema y quiere solucionarlo. Pero a un niño de la villa le preguntás cómo está, después de un día sin probar pegamento, y te responde que está bien, pero porque el café que le diste tiene azúcar. La droga para ellos no es el problema, porque tienen asuntos mucho más urgentes. Algunos se drogan porque tienen hambre...
-¿Qué hiciste la primera vez que fuiste al barrio Antena?
-Cuando llegué, lo primero que hice fue preguntar dónde se juntaban los muchachos. Entonces me acerqué con una pelota de fútbol bajo el brazo y los invité a jugar. Después del partido les convidé unas gaseosas y unos sándwiches y nos pusimos a conversar. Es un método que se utiliza mucho en Colombia, donde el fútbol también es muy fuerte entre los humildes.
-¿Y después?
-Podés llegar a estar un mes o tal vez más solamente jugando al fútbol, haciéndote amigo, ganando confianza. Lo importante es cumplir siempre con tu palabra. Si prometiste ir los martes, no tenés que fallar nunca, así llueva o esté helando; y aunque ellos falten, vos tenés que ir.
-Las pautas las ponen ellos...
-Sí. Se drogan delante de vos, casi provocando; tratan de medirte, pero no tenés que decir nada. Solamente les pedía que no se drogaran antes de jugar al fútbol. ¿Creen que Maradona se drogaba antes de jugar?, les decía y me hacían caso. Lo importante del fútbol es que tiene reglas y son las únicas leyes que ellos respetan. Entonces, podés utilizarlas para explicar otras cosas. Por ejemplo, les decís que en la vida también hay tarjetas rojas y que una de ellas es la cárcel.
-¿Qué pasó con esos chicos del Antena?
-Algunos, que en ese momento tenían entre 12 y 15 años, ahora tienen entre 19 y 22. Y la reducción de daños, que era nuestro objetivo, se cumplió, porque hoy ninguno inhala pegamento. Sí fuman marihuana, todos, o toman alcohol, pero se consiguió reducir los daños. La mayoría trabaja, en el citrus o en la caña, y ellos además me acompañaron a ingresar en otros barrios, como Costanera Norte, El Sifón, La Bombilla o Villa 9 de Julio.
-¿El trabajo es importante en la recuperación?
-Es fundamental. Cuando empiezan a trabajar lo primero que hacen es dejar el pegamento. Por eso digo que todos son recuperables. Es increíble lo que representa para ellos tener plata en el bolsillo. ?Minga? van a comprar drogas; lo primero que hacen es comprarse las zapatillas más llamativas. Andar con plata significa que no los detenga la Policía.
-¿Por qué los detienen?
- A estos chicos los detienen apenas salen de las villas, aunque no hagan nada y sólo estén esperando el ómnibus. Por eso muchos jamás salen de las villas y esa es otra de las razones por las que uno debe ir a buscarlos. Los funcionarios se quejan de que esa gente no va a los hospitales o no busca la leche, y yo he conocido personas en el barrio Costanera que hace 8 o 10 años que no salen del barrio.
-¿Cuál es el principal problema de trabajar en una villa?
-El primero es el prejuicio. Pensar que todos son delincuentes y que cualquiera puede matarte, cuando en realidad siempre sos bienvenido y están ansiosos por recibir ayuda. El segundo obstáculo es sostener económicamente el proyecto. El tercer problema es establecer el vínculo. Por eso vamos primero a las instituciones que ya están funcionando, como los CAPS o las parroquias. Uno de los objetivos de Ariadna es unir a todas las instituciones, que trabajen en forma conjunta, para que el proyecto siga funcionando aun cuando nos vayamos nosotros. El cuarto problema son los punteros políticos, verdaderos mafiosos que se oponen a que la gente trabaje para que siga dependiendo de ellos.

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