El Papa quiere profundizar el diálogo con los musulmanes

El Papa quiere profundizar el diálogo con los musulmanes

Un costado más humano. Ratzinger recibió a alemanes que fueron a su asunción y se disculpó por llegar tarde. "Me convertí en un poquito italiano", bromeó. Visita fuera del Vaticano.

MANOS EXTENDIDAS. El Papa se mostró tímido pero sonriente en el encuentro con sus compatriotas. MANOS EXTENDIDAS. El Papa se mostró tímido pero sonriente en el encuentro con sus compatriotas.
26 Abril 2005
ROMA.- Un día después de la inauguración oficial de su pontificado, Benedicto XVI alabó por primera vez el diálogo con los musulmanes y emitió otro llamamiento a la unidad de los cristianos. En una reunión con líderes de distintas religiones cristianas reanudó así un tema que se ha convertido en distintivo de los primeros días de su papado.
Más tarde, el Papa recibió a algunos peregrinos alemanes que acudieron a su misa de entronización del domingo. Allí, el ex cardenal Joseph Ratzinger, natural de Baviera, se mostró más relajado. "Cuando la guillotina cayó sobre mí, me mareé", confesó a sus compatriotas.
El Papa se disculpó por llegar tarde, pero dijo que su falta de puntualidad -la afamada cualidad alemana- podría ser un signo de que se había "convertido en un poquito italiano". "He estado en Roma durante 23 años, pero aún soy bávaro", dijo después.
Ratzinger, de 78 años, ganó la reputación de conservador como el guardián de la ortodoxia. El entonces cardenal consternó a protestantes, budistas e hindúes con críticas a su fe, y disgustó a Turquía, de mayoría musulmana, con su oposición al intento del país por unirse a la Unión Europea -el año pasado-. No obstante, desde su elección como Pontífice, se ha salido de ese discurso para hacer hincapié en la unidad de los cristianos y en el diálogo entre las distintas religiones.
El Pontífice, que ya ha dejado claro que quiere viajar pronto a Baviera, en el sur de Alemania, visitó por la tarde la basílica de San Pablo Extramuros, una de las cuatro iglesias patriarcales en Roma y en la cual se encuentra, según la tradición, la tumba del apóstol San Pablo. La visita fue la primera actividad oficial fuera del Vaticano del nuevo Papa.

Un escudo bávaro
Una cabeza de moro, un oso y una concha marina son los símbolos que eligió Benedicto XVI para su escudo papal. Los tres elementos -que recuerdan a su Baviera natal- son los mismos que adoptó como arzobispo de Munich y Frisinga y que mantuvo como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El "moro de Frisinga" es la cabeza coronada de un hombre de piel oscura que mira hacia la izquierda, y que, desde 1316, es parte del escudo de es e obispado. El "Oso de Coribiano" simboliza el peso del cargo, mientras que la concha del peregrino habla de profundizar en el mar de la divinidad. (DPA-Reuter)

Bergoglio ratificó que Kirchner no puede destituir a Baseotto

Buenos Aires.- El arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de Argentina, Jorge Bergoglio, ratificó ayer la postura de la Iglesia referida a que sólo el Papa puede designar a un obispo, en medio de la polémica con el Gobierno por el caso del vicario castrense, Antonio Baseotto. Lo hizo luego de retornar al país desde el Vaticano, donde participó de la elección del Papa.
El conflicto entre el Gobierno y Baseotto se generó cuando el obispo castrense dijo que al ministro de Salud, Ginés González García -que se manifestó a favor de analizar la despenalización del aborto en casos justificados- había que atarle una piedra al cuello y tirarlo al mar. Ante esto, Kirchner separó a Baseotto del cargo de vicario castrense.

Decisión cuestionada
En el Gobierno hubo varios funcionarios que señalaron en los últimos días que Baseotto ya no es más obispo castrense. Incluso, deslizaron que pronto será designado un nuevo prelado para ocupar esa Vicaría, una decisión que fue cuestionada tanto desde la Santa Sede como desde la cúpula de la Iglesia argentina.
Bergoglio se alejó de la polémica, y contestó que "no tiene ni idea" si el tema fue debatido entre la Iglesia y las autoridades argentinas que viajaron a Roma.
El cardenal argentino regresó a Buenos Aires apenas terminó la ceremonia de asunción del Papa, el domingo, y sostuvo que vio sólo unos minutos al presidente Néstor Kirchner durante la misa y que dialogó muy poco con el jefe de Estado.

Silencio del Presidente
El presidente Kirchner, en tanto, aprovechó ayer sus últimas horas en Roma para pasear y visitar iglesias y monumentos. No dijo una palabra sobre la relación entre el Vaticano y la Argentina, astillada por el caso Baseotto.
En el Gobierno parecen decididos a dejar como última imagen de Kirchner en Roma su participación en la asunción del papa Benedicto XVI. Los miembros de su comitiva fueron prudentes y coincidieron en recordar el elogio que dieron a la homilía del Sumo Pontífice. Destacaron también que el Presidente cumplió su promesa de asistir a la asunción del nuevo Papa, promesa que había lanzado cuando se sumaban críticas por su decisión de no ir a los funerales de Juan Pablo II, y sólo envió una comitiva protocolar. (DyN-NA)

Misionero y evangelizador
Benedicto XVI aseguró que quiere seguir el ejemplo misionero que dio Juan Pablo II, y pidió ayuda a Dios para anunciar el Evangelio con la misma fuerza y el mismo amor que su predecesor, aunque admitió que no pretende imitar sus más de 100 viajes fuera de Italia. "La Iglesia es por naturaleza misionera y tiene el deber de la evangelización", dijo el Papa durante su visita a la basílica de San Pablo Extramuros, al sur de Roma, donde (según la tradición) murió y fue enterrado este apóstol, que predicó entre los paganos. (AFP-NA)

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