Un "cuentacuentos" se convirtió en el ídolo de los más chicos

Un "cuentacuentos" se convirtió en el ídolo de los más chicos

Claudio Ferraro eligió textos de escritores argentinos y extranjeros. Hizo de la narración como espectáculo una profesión.

21 Octubre 2006
Después de que contó “Manos” (de Elsa Bornemann), un fragmento de la novela “Las Brujas” (de Roald Dahl) y otro de “Soloman” (de Ramón García), el narrador Claudio Ferraro se convirtió en el ídolo de una multitud de pequeños espectadores.  Ferraro se dedica a narrar historias en un escenario desde que tenía 30 años. “Yo era empleado bancario y no me gustaba ese trabajo. Sufrí una profunda depresión. Un día vi el aviso de una mujer que enseñaba a contar cuentos y al poco tiempo ya estaba trabajando en esto. Actué en todo el país”, relató el artista, que actualmente hace en Buenos Aires el espectáculo temático para adultos “Segundas nupcias”.
Ferraro reconoció que se ha producido un renacer de la narración oral como espectáculo, pero aclaró que también hay un riesgo: “Pensar que, como es un espectáculo portátil y relativamente de bajo costo, uno puede arrancar rápidamente. Pero hay que planificar y estudiar el repertorio -advirtió-. Para hacer ‘Segundas nupcias’, releí 200 textos, preseleccioné 25 y quedaron cinco”.
Frente a un público adulto, Ferraro suele trabajar con textos de Dahl y de Roberto Fontanarrosa. También frecuenta a Saki, otro autor inglés, pero cree que Dahl es el mejor cuentista. “Se lo conoce por Matilda, Las Brujas, Charly y la Fábrica de Chocolate, por Jim y el Durazno Gigante. Incluso Alfred Hitchcock adaptó varios de sus cuentos de misterio para la TV”, recordó.




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