Lluvias, crecidas y más derrumbes golpean a Tartagal

Lluvias, crecidas y más derrumbes golpean a Tartagal

En la foto, se observa el momento en que una vivienda en Tartagal se derrumba sobre el río. "Con mis manos y un martillo levanté mi casita".

06 Abril 2006
¿Son autoridades o son turistas que han venido a ver el derrumbe del río?, se pregunta un vecino indignado por la presencia de funcionarios enviados por el gobernador Juan Carlos Romero a visitar la zona del desastre que causó la crecida del río Tartagal.

Ayer, los pobladores de la ribera del río reaccionaron, airados, ante las declaraciones del Secretario de Prensa Humberto Echechurre y el Secretario de Obras Públicas de la Provincia, ingeniero Hugo de la Fuente. Y los insultaron. A pesar del peligro de derrumbe, muchos se niegan a abandonar sus viviendas.

"Mi lote tenía 60 metros de largo y 12 de fondo y me he quedado sin nada. Yo pagaba mis impuestos y ahora no tengo nada. Y ¿por qué? ¿Por falta de mantenimiento de este río? Levantar una casa cuesta mucho. ¡Mire estas manos, con estas manos, con un martillo, he levantado mi casita!", exclamó un vecino damnificado.

La lluvia no da tregua

En tanto, las lluvias se registraban hoy en gran parte de la provincia de Salta, donde desde hace varios meses las malas condiciones climáticas afectan a los pobladores, en especial a los del norte provincial y también a los de Jujuy, donde se distribuyeron 1.200 gendarmes.

El secretario de Gobierno de Tartagal, Carlos Corte, sostuvo esta mañana que el río que atraviesa esa ciudad comenzó a bajar su caudal lentamente; y los esfuerzos estaban centrados hoy en el inicio de los trabajos en procura de evitar que caiga uno de los dos puentes vehiculares que comunican ambas márgenes.

La fuerte crecida del río Tartagal que divide en dos esa ciudad de unos 150 mil habitantes derribó casas de la ribera, un cruce peatonal y amenaza con destruir uno de los dos vehiculares.

Los desmontes no se detienen

Los departamentos de General San Martín y Anta en Salta son de los más afectados por la tasa de desmontes en los últimos años. Además, padecen los impactos de la explotación maderera sin control que abre caminos en sus cerros en los que múltiples aserraderos ilegales irrumpen para robar madera y deteriorar sin pausa la estructura del bosque.

Sin la vegetación propia del lugar, la estructura de las laderas se vuelve cada vez más inestable. Sin retención suficiente, se acelera el escurrimiento superficial. Con poca retención y excesivo escurrimiento, las crecidas no se regulan. Con grandes crecidas, no hay puente ni camino que resista.

Muy pocos, como los frailes Franciscanos, hablaron de las verdaderas causas que llevaron al derrumbe del puente: "la grave situación ambiental". Los franciscanos se preguntan "¿seguiremos aceptando resignadamente que lo que sufrimos es efecto de la "naturaleza despiadada"? ¿o es hora de que busquemos las pruebas que demuestren que lo que sufrimos es efecto de la naturaleza maltratada? Efecto, por tanto, de empresas que no miden consecuencias cuando buscan ventajas económicas a corto plazo".

Ahora en el otoño, lejos de mermar los derrumbes, la situación empeoró, los pobladores de Tartagal, ya ni pueden dormir, el Municipio ha perdido varios catastros y otros tantos están en riesgo de desaparecer, las comunidades indígenas del Pilcomayo, se encuentran ahora más aisladas que de costumbre.(Fuentes consultadas: Saltalibre.org, Norte del Bermejo, Dyn y Télam).

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