“Hay desconocimiento y miedo a perder poder”

“Hay desconocimiento y miedo a perder poder”

CASOS INDIVIDUALES. Avila afirma que la mediación implica respeto. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO CASOS INDIVIDUALES. Avila afirma que la mediación implica respeto. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
19 Agosto 2008
Pionera desde 1999 en la mediación penal, Beatriz Elena Avila no tiene dudas: la mayor resistencia para el desarrollo de este instituto está en la propia esfera de actuación de los actores del Poder Judicial antes que en el conjunto de la sociedad.
“Siempre hay un rechazo a las cosas nuevas por desconocimiento; además, en este asunto hay un gran miedo a perder poder. Los ortodoxos del derecho dicen que la acción penal es indisponible. Pero todos vivimos en la Argentina y conocemos la realidad donde estamos insertos, con un descontrol total de la seguridad pública, un colapso de los Poderes Judiciales, y el hecho de que sólo llega a sentencia el 2% de las causas penales. El porcentaje, en realidad, es menor, porque hay mucha gente que no hace la denuncia para no perder tiempo”, afirmó la especialista en diálogo con LA GACETA Tribunales, al término de una capacitación que culminó el sábado en el Colegio de Abogados.

- ¿Cuál es el principio que mueve la mediación penal?
- Si hacemos siempre lo mismo, vamos a obtener los mismos resultados. La idea no es la privatización de la Justicia sino otra cosa. En el sistema tradicional, la víctima quedó totalmente relegada y no forma parte de la preocupación de nadie. Si sufro un asalto, cuando tenga que declarar como testigo y, probablemente con los ofensores en libertad, soy citada bajo la advertencia de que, si no concurro, me van a llevar por la fuerza pública. Es una inversión de roles y una nueva victimización. No sólo me robaron sino que el sistema me maltrata.

- ¿En qué consiste?
- En que una persona altamente especializada, con conocimientos en mediación, victimología, Criminología y proceso penal, trate de lograr que las dos personas involucradas en el delito resuelvan el conflicto que se originó en la violación a la ley, tras un diagnóstico previo. Por ejemplo, si alguien me rompió el auto a palazos porque se enojó conmigo o si me pintaron el frente de la casa, se procure los fondos para reparar el daño o se reponga las cosas a su estado anterior.

- ¿La solución siempre es una indemnización económica?
- Cada caso es particular. Muchas víctimas, lo único que quieren es que se les reconozca el dolor que han sufrido, y se les pida perdón o disculpas. Otras veces será necesario el resarcimiento económico o una aclaración en un diario. La reparación del daño pasa por el tipo de delito de que se trate, y las necesidades que tengan la víctima y el ofensor.

- ¿Así se abriría la puerta a una satisfacción más moral que dineraria?
- No pondría el tema moral de por medio; prefiero hablar de una reparación más humana y acorde con las personas involucradas en el conflicto. Produce mucha pacificación. A veces la disputa se agrava porque no hubo reparación, y puede terminar en un grave hecho de sangre. La idea no es que el ofensor zafe, porque suele ser más duro enfrentar a la víctima y pedir perdón que ir al proceso penal, donde se entra por una puerta y se sale por la otra. Debe haber arrepentimiento y reconocimiento del dolor del otro. Tampoco puedo llevar a mediación a quien busca venganza, porque es respeto mutuo, entre ambas partes.

- ¿Cuáles delitos abarca y cuáles no puede alcanzar?
- Hay que empezar con mucha cautela, y no incluir delitos de sangre o que hayan conmovido a la opinión pública. No pueden ser tratados los delitos repugnantes, como los secuestros, los del crimen organizado, la trata de personas, el narcotráfico y todos los que involucran a los niños, como abuso sexual o físico. Tampoco puede abarcar casos en los que intervengan agentes del Estado, porque se debe acabar con la corrupción. Todo lo demás es mediable.

- ¿Todos se benefician?
- Sí, incluso el Poder Judicial, porque se descongestionarían muchos juzgados, y recuperaría credibilidad. El costo de la investigación y del proceso baja muchísimo y hay una economía muy grande en el espíritu de las personas, porque se ahorra mucho sufrimiento a los involucrados, ofendido y ofensor. Uno puede cometer un error sin ser un delincuente nato. Es una oportunidad de que se rectifique una conducta equivocada. Además, reduce mucho el índice de reincidencia.

- ¿La mediación penal es una novedad jurídica?
- No, se aplica en todos los países del mundo y en varias provincias argentinas, y ya lo hacían los pueblos aimara, mapuche y navajo. Eran sabios y las cosas les iban mejor que a nosotros.

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