Un vínculo que no es poder sobrenatural

Un vínculo que no es poder sobrenatural

Testimonios. Las aventuras y vivincias de los hermanos gemelos. La mamadera quizas pueda llegar a ser un problema.

Agustín y Ezequiel tienen entre sí una fidelidad muy especial. Agustín y Ezequiel tienen entre sí una fidelidad muy especial.
07 Junio 2007
Laura Pérgola es mamá de los gemelos, Agustín y Ezequiel, de 6 años. También tiene una hija mayor, Julieta, de 10 años. "Son idénticos y tienen una relación muy fuerte; lo que no significa que tengan algún poder sobrenatural para sentir uno lo que le está pasando al otro. Lo que sí puedo decir que tienen una fidelidad del uno al otro mucho mayor que la que tienen entre sí otros hermanos. Pero eso también tiene que ver en cómo los hemos educado", dijo. Según su explicación, "hay madres que los dejan llorar a los chicos, sin tener en cuenta que esa es la única forma de expresarse que tienen. Un bebé bien atendido es un bebé que se siente contenido, escuchado. Por eso decimos que la mamá tiene que aceptar ayuda externa". Añadió que siempre trata de no vestirlos iguales "para que cada uno conserve supersonalidad y que eso los ayude en un proceso de individualización".

"Entré a rendir por él"
"La verdad es que con mi hermano gemelo pasamos muchas cosas, algunas que rozan lo increíble. Mi papá no sabía, al momento de nacer, que éramos gemelos: no había ecografía en ese entonces: se escuchaba un solo latido. Mi papá me daba dos veces la mamadera mientras mi hermano lloraba del hambre, y viceversa, hasta que nuestra pediatra, con sabio criterio, le ordenó que nos vistieran distinto", dice Fernando. "De ahí en más, todo fue por separado, hasta nuestra educación, siempre en colegios distintos, hasta que, por esas cosas de la vida, nos juntaron en tercer año del secundario en mi colegio. Mi hermano entró en mitad de año. No le reconocieron ninguna materia. Primera vez que lo vi con mucha angustia y solo ante tanta presión. Se llevaba todas las materias a diciembre, así que, como yo me llevaba la otra mitad, rendí primero lo mío y después entré a rendir por él. Con el uniforme éramos dos gotas de agua. Mi hermano aprobó la otra mitad y pudimos pasar un momento complicado. Fue el destino el que quiso que seamos gemelos, así que le sacamos provecho al máximo a esta situación. Después del secundario nos volvimos a separar, el siguió su vida en Buenos Aires y yo acá... pero siempre le voy a agradecer a la vida haber tenido un hermano gemelo. Es un sentimiento muy difícil de explicar".