Cada uno con su historia

Cada uno con su historia

Las estrategias de la familia para poder enfrentar un desafío de gran envergadura. La historia de los quintillizos Ruffini de San Nicolán.

Nazareno, Macarena, Angeles, María José y Bertina, a los 2 años y a los 14 años. Nazareno, Macarena, Angeles, María José y Bertina, a los 2 años y a los 14 años.
07 Junio 2007
Entre los sacrificios de los padres y el orgullo por haber tenido que superar múltiples complicaciones en la crianza de los chicos, las anécdotas de los hermanos idénticos pasan por la sorpresa de la gente hasta las travesuras para aprovecharse de su parecido. Las vestimentas y el proceso de individualización. Las estrategias de la familia para poder enfrentar un desafío múltiple.

"Después de 6 años de búsqueda, mis hijos nacieron por fertilización in vitro el 4 de noviembre del 92. Pasé todo el embarazo en cama. Nacieron a las 32 semanas y 5 días... El momento de la cesárea fue cuando más relajada estuve, con una tranquilidad máxima y una alegría infinita... a pesar de saber los riesgos que se corrían por ser un parto de alto riesgo, la fe me acompañó en todo momento", cuenta Cecilia Baconsky, mamá de Bertina, Angeles, Macarena, María josé y Nazareno, los quintillizos Ruffini de San Nicolás, Buenos Aires.
"No sólo tengo grabado en mi mente y en mi corazón ese momento único e irrepetible, sino también en video. Pasé toda la cesárea despierta, a pesar de los bajones de presión, ¡y pude verlos nacer! Fue rapidísimo, en cuatro minutos nacieron los cinco... a cada uno que nacía me lo acercaban y yo les daba un besito en esas caritas blancas, redondas con una suavidad inexplicable y no más grandes que el tamaño de una naranja".
Primero nació Bertina, y luego Angeles, Macarena, María José, y la gran sorpresa fue el varón. "El besito a él no fue en la carita, sino que cuando me lo acerca el médico me dice ?en la carita no, acá, sí?... lo dio vuelta y el beso a él fue en otra parte...¡jaja! ¡Machistas todos!"
Los chicos estuvieron un mes en incubadora y luego pasaron 10 días en sala de engorde, sin graves complicaciones.
"Es un recuerdo único e irrepetible.que hoy, gracias al video, puedo compartir... es fantástico cuando mis chicos lo ven, se emocionan, lloran y ríen a la vez... por la emoción y por acotaciones que realizan al verse nacer. Y se dicen: ?¡Qué cabezón, Naza!... ¡Qué flaquita, Majo, como un alfiler !?. Se ríen de ellos mismos", cuenta Cecilia.
Hoy, ya próximos a cumplir los 15 años, ya no hay pañales. "Hay cinco adolescentes con las mismas necesidades, cinco personas diferentes, pero muy parecidas a la vez, con personalidades bien definidas, que son muy buenos compañeros", añade. Y concluye: "Nada es color de rosa; sufrimos, pasamos necesidades, reímos y lloramos, pero todo se puede. Vivimos una maravillosa locura".