Adicto al rock

Adicto al rock

Rolo & The Fuckin? Adictos ya tiene su disco en la calle, y Rolo, cantante inquieto y parlanchín, nos habla de su vida, de la música, del boxeo... de todo. Entre el amor y la combatividad social, la banda radicada en Buenos Aires sale a ganarse su lugar en el mundo, y hasta ahora todo marcha bien. Rolo confiesa que está feliz, y a pura verborragia lanza los detalles de sus proyectos. Un animal rockero, 100% tucumano, en estado puro.

19 Junio 2008
No puede dejar de hablar. Rolo Marín siempre fue así, pero ahora está eufórico, feliz. Llegó de Buenos Aires, donde está viviendo, con los discos en el bolso y desesperado porque ese viaje eterno de casi 24 horas sorteando piquetes por el país terminara para mostrarlos. No es su primer trabajo de estudio (grabó tres al frente de 448), pero sí el debut de Rolo & The Fuckin? Adictos, la banda con la que viene trabajando desde hace poco más de dos años. El mismo tiempo que lleva enloquecido con este disco, que ya está.
"Sí, estoy feliz", aclara sin que le pregunten, y se acelera otra vez. "Ya estamos trabajando en el videoclip de ?Perdedores?, y en estos días empieza el rollo de la distribución del disco en todo el país, la prensa, la difusión, los shows en vivo que siguen sumándose...", cuenta con ganas.
Rolo es obsesivo, "medio enfermito", dice él, y eso se nota al escuchar el disco que lleva el nombre de la banda. "La grabación fue analógica, pero de lo que hicimos en Tucumán antes de irnos no sirvió casi nada. En Buenos Aires grabamos de nuevo muchas cosas, también en analógico, en cinta, porque queríamos rescatar ese sonido", explica mientras muestra el estampado del CD, que reproduce un viejo vinilo. Pero eso no fue todo. "Conseguimos un equipo de viola Vox, de esos viejos, a válvula, que cuesta como 30 lucas. No me lo querían alquilar, me tuve que hacer amigo del chabón hasta que lo convencí, y con ese grabamos", cuenta satisfecho.
La ecuación, para él, es clara y se tiene a sí mismo como ejemplo: "trabajar y trabajar. No hay otra, porque esperando sentado no vas a conseguir nada, y nosotros no paramos nunca".
Sigue mirándose al ombligo y recuerda que lleva casi 30 años soñando con lo que está viviendo. "La idea de tener una banda me vino a los 8 años, cuando estaba en 5º grado y en una clase de Actividades Prácticas escuché de casualidad a Kiss", revela. En ese entonces vivía en Santiago del Estero, donde descubrió el rock a través de la radio. "Escuchaba de todo; Deep Purple, Village People, The Cure, The Clash... ¡The Clash!", cuenta, y admite que en esas largas horas frente al receptor pasaban también a Dyango y a Nino Bravo (de ahí le quedaron algunas cositas que se le colaron en una canción de este disco, y que muchos tomaron como un giro rolinga en su carrera).
Ya que tuvo que delatar su edad (este año cumple 38), él remata confirmando que es un animal del rock: "me quedan 22 años de rock and roll, 10 discos".
Haber entrado así al mundo de la música explica, en parte, la razón por la que Rolo & The Fuckin? Adictos suene tan distinta a 448, a pesar de que el cantante y compositor sea el mismo. "En realidad, la imagen metalera de la 4 llegó con el segundo disco, porque en el primero teníamos hasta un funky, y en el tercero y último mucha más variedad", apunta. Rolo & The Fuckin? Adictos es, esencialmente, una banda de punk, reggae y rock.
Su gusto por el reggae y el punk, por ejemplo, no son nuevos para nada. "Descubrí el reggae por The Clash, y cuando me encontré con Bob Marley y Peter Tosh quedé enganchado con la combatividad de ese estilo, que no es sólo amor como muchos creen ahora", afirma, y desdeña al metal extranjero: "sólo habla de espadas y dragones, aunque en Argentina sí tiene un toque más social y político".
El cambio en Rolo se percibe no sólo en su música. Además de que bajó varios kilos desde que vive en Buenos Aires (corre todos los días, un promedio de cinco kilómetros), abandonó algunas cosas que le hacían mal y dejó de cortarse el pelo al ras. "Los dreadlocks (rastas) me hicieron una buena persona", dice, para, piensa y sigue: "en realidad siempre fui buena persona; pero ahora no juzgo más a nadie".
Esa sentencia lleva a una pregunta inevitable relacionada a la vieja enemistad entre 448 y Karma Sudaca. "Por culpa de esas peleas dejé de tomar cerveza con Tony (Molteni), que fue el primer tipo que me hizo cantar en un escenario, cuando él estaba en Hades... Creo que hay cosas mucho más importantes que esas diferencias", asegura, y cuenta que la relación con el cantante de Karma se reestableció.
Creció y cambió, pero por su sangre sigue corriendo sólo rock and roll.

Tema por tema (Rolo dixit)
- Loca soledad: "mucho amor y lo que significan la nostalgia, las promesas y el dolor final. Es todo lo que queremos olvidar".

- Perdedores: "controversial. Va a las vísceras sin vueltas.Muestra mi enojo con el sistema, con los traidores y con los desleales".

- América oprimida: "es una versión reggae de un viejo tema de 448. Tiene todo el espíritu combativo para putear. El reggae sirve para eso, porque para el amor están las canciones de rock. Tiene mucho que ver con estos tiempos y con la reivindicación de los grandes héroes americanos como el Che, San Martín, Artigas o Belgrano, que dieron la vida por sus ideas".

- Me cago en todos: "es muy fuerte; muestra mi enojo y ataca a las instituciones con el espíritu anarquista apuntando al cambio y no al caos, como el anarquismo de verdad".

- Rockeando hasta el final: "el nombre lo dice todo... Vi a Iggy Pop rockeando a los 62 años y vi mi destino. Voy a rockear hasta el final".

- Soy un libertino: "la fiesta como estado ideal del hombre. Alegría, placer, euforia... Como festejar el campeonato, tomar un ben vino o estar con mi chica... Así quisiera vivir siempre".

- Rakataka Fu: "una canción social con raggamufin. Tiene mucha producción, es uno de los mejores temas del disco".

- El himno de los Fuckin? Adictos: "una canción tucumana 100 %. Ahí están los ideales, los códigos, la esquina, la amistad y la libertad. Por eso en una parte digo ?no más 4AM?, porque creo que cada uno debe volver a su casa cuando lo decide, y no porque se lo imponga otro. Amo la libertad..."

- Open Your Mind: "también está entre las mejores canciones del disco. Es un reggae que propone abrir la mente y que sirvió como inspiración para el arte de tapa. Es muy oscuro y apocalíptico, aunque también combativo, porque dice que si no abrís la mente se te va a venir el mundo encima. Es un himno".

- Transilvánico: "es un homenaje al cómic, a la noche, a los vampiros que llevamos adentro y que nos sentimos refugiados y libres en la noche... Yo soy un conde..."

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