Victoriana sueña que da de mamar

Victoriana sueña que da de mamar

Por Soledad Nucci - Redacción de LA GACETA.

DIBUJO DE RUBEN RIBERA/TOMADO DE YUNQUE.NET DIBUJO DE RUBEN RIBERA/TOMADO DE YUNQUE.NET
03 Junio 2008
Victoriana tenía una desnudez cautivadora. A pesar de los años, que no eran menos de cuarenta, su cuerpo seguía siendo altivo y ondulante. Las nalgas y los pechos permanecían indómitos a la crueldad del tiempo, y el pelo le caía con suavidad hasta los hombros. Imposible disimular su origen italiano con aquellos ojos oscuros, ensimismados y dramáticos.

Todo en ella producía fuertes reacciones. Era una mujer inteligente que se había valido de su apariencia y de su temple para obtener buenos empleos en un mundo demasiado masculino. Pero un día todo cambió.

- Usted va a ser un clavo, le dijo el jefe cuando ella le contó, con las manos felizmente apoyadas en el vientre, que ahora era una mujer embarazada. Desde entonces, Victoriana siempre está durmiendo. Sueña que da de mamar a su hijo en la oficina frente a los compañeros. Que usa la licencia por maternidad sin temor a quedar sin trabajo. Que armoniza la vida familiar con la laboral y nadie ocupa su puesto.

Entonces despierta y advierte que continúa ahí. Encinta. Se pregunta por qué antes se levantaba a las seis de la mañana a trabajar sin más horizonte que seguir hasta el final de las horas. Y sonríe con la mirada mediterránea y el cuerpo redondo porque el bebé acaba de darle una patada.

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