Esguince de vereda

Esguince de vereda

Por Tobías Fernández ? Redacción LA GACETA.

02 Junio 2008
El tobillo le cruje al pisar el hueco que dejó una baldosa en la vereda de su casa, sobre la San Lorenzo y, de inmediato, su cuerpo se desploma sin remedio hacia el suelo. El hombre se levanta, despacio, e intenta recuperarse, quejoso, para continuar su camino. Pero, en su fuero interno, sabe que no le quedará otra que visitar al traumatólogo.

Con la inflamación instalada en el tobillo, entra a su casa y, mientras renguea en la cocina, busca una bolsa de supermercado y la llena de cubitos de hielo. Después, la envuelve con un repasador y se la apoya en el tobillo que, a esa altura, latía como si fuera un corazón.

Con la bolsa atada en el pie, sale de su casa hacia el centro para pedir un turno en el especialista. En la sala de espera, y con los dedos helados, se entera que las consultas por lesiones en la vía pública aumentaron un 40% y que afecta, principalmente, a los mayores de 50 años.

También le dicen que la ordenanza municipal 2.073, sancionada en 1993, establece, en el artículo 7, que el mantenimiento de las veredas de la ciudad es responsabilidad de los vecinos.

La norma señala que las autoridades municipales, o las empresas de servicios, deben arreglarlas sólo cuando rompan el suelo para una obra pública o para la instalación de un servicio público. Pero advierte que el cuidado les corresponde a los vecinos.

El hombre abandona el consultorio saltando en una pata y con la certeza de que un esguince se había adueñado de su tobillo derecho. Cuando llega a su casa, busca en la guía de servicios el teléfono de un albañil para averiguar cuánto le costará reparar el hueco que dejó aquella baldosa en la vereda de su casa.

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