Terremoto político

Terremoto político

ANALISIS por Esteban Bayer

19 Septiembre 2005
BERLIN.- La intención era que las elecciones anticipadas en Alemania otorgaran un mandato sólido para un gobierno estable, con definiciones políticas claras. El resultado es todo lo contrario: un vacío de poder nunca visto en la primera potencia europea. Tomó por sorpresa a todos -políticos, medios y analistas- y provocó un terremoto político sin que nadie sepa ni se aventure a vaticinar quién será la persona que gobernará el país los próximos cuatro años, ni bajo qué constelación política lo hará.
El voto popular sembró la incertidumbre. Poco después del cierre de las urnas, tanto el canciller Gerhard Schröder como su rival demócrata cristiana Angela Merkel, separados por el 1% de los votos, se apresuraron a reclamar para sí el derecho de formar el próximo gobierno. Ambos lo hicieron desde una posición de debilidad, porque no habían alcanzado el objetivo de recibir en las urnas el mandato deseado. Uno, Schröder, había pedido respaldo para proseguir su política de reformas con cohesión social junto con los ecologistas, y su rival, Merkel, buscó el apoyo en pos de un cambio para un gobierno con decisión.
Los dos fracasaron, y quedó en claro que los dos terminaron siendo perdedores.
El analista demoscópico Joerg Schoenborn concluyó, con los datos recogidos a lo largo de la jornada: "esta elección confirmó que la sociedad está profundamente escindida, entre los que quieren una sociedad solidaria y los que quieren que se premie el esfuerzo personal; la mitad que quiere un cambio hacia reformas profundas y los que aceptan cambios, pero que no duelan". Nunca en la historia de esta república los dos partidos mayoritarios habían reunido tan poca adhesión entre el electorado: menos del 70% de los votos. (DPA)

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