12 Septiembre 2008
HONOR ESPECIAL. Sarkozy recibió al Papa en el aeropuerto, lo que es considerado todo un gesto. REUTERS
PARIS, Francia.- El Papa Benedicto XVI comenzó hoy una visita de cuatro días a Francia con la que pretende persuadir a los habitantes galos de que la religión puede contribuir a las sociedades laicas modernas. El presidente Nicolas Sarkozy, que también ha declarado que ve positivo el papel de la fe en la vida pública, recibió al Pontífice en el aeropuerto de Orly, lo que es considerado un honor protocolario especial.
Junto con la esposa del mandatario, Carla Bruni, el grupo se trasladó al palacio del Elíseo, la sede gubernamental que se encuentra en el centro de París, donde está previsto que mantengan una conversación privada y, luego, ofrezcan unos breves discursos que los franceses seguirán de cerca para comprobar hasta qué punto defienden el papel de la religión en la esfera pública.
Francia mantiene una estricta separación entre Iglesia y Estado, a tal punto que se ha convertido en el país paradigma de la laicidad; sólo el 10 % de su población está conformada por católicos practicantes. Sin embargo, la religión regresó a la vida publica en los últimos años y Sarkozy ha sido el primero en celebrarlo.
Fanático de la cultura francesa
En el vuelo desde Roma, Benedicto XVI opinó que el laicismo no es incompatible con la religión. "Para los cristianos siempre ha estado claro que la fe no es política, y la política no es una religión, sino una realidad profunda con una misión espiritual. Las dos deben estar abiertas, la una a la otra. Es importante vivir con alegría la libertad de nuestra fe", manifestó.
Se trata del primer viaje de Benedicto XVI a Francia, un país que conoce bien y cuya lengua habla con fluidez. "Amo Francia, su gran cultura y su arte", reconoció. Para hoy, se espera que dé un discurso sobre fe y cultura ante una audiencia de 700 intelectuales y artistas franceses. A la noche, además, dará un mensaje a los jóvenes, con una hora de oraciones en la catedral de Notre Dame.
Mañana celebrará una misa al aire libre en el centro de París antes de trasladarse al santuario de Lourdes, en el sudoeste de Francia, para la conmemoración católica del 150° aniversario de la aparición de la Virgen en ese lugar. (Reuters-DPA-Especial)
Junto con la esposa del mandatario, Carla Bruni, el grupo se trasladó al palacio del Elíseo, la sede gubernamental que se encuentra en el centro de París, donde está previsto que mantengan una conversación privada y, luego, ofrezcan unos breves discursos que los franceses seguirán de cerca para comprobar hasta qué punto defienden el papel de la religión en la esfera pública.
Francia mantiene una estricta separación entre Iglesia y Estado, a tal punto que se ha convertido en el país paradigma de la laicidad; sólo el 10 % de su población está conformada por católicos practicantes. Sin embargo, la religión regresó a la vida publica en los últimos años y Sarkozy ha sido el primero en celebrarlo.
Fanático de la cultura francesa
En el vuelo desde Roma, Benedicto XVI opinó que el laicismo no es incompatible con la religión. "Para los cristianos siempre ha estado claro que la fe no es política, y la política no es una religión, sino una realidad profunda con una misión espiritual. Las dos deben estar abiertas, la una a la otra. Es importante vivir con alegría la libertad de nuestra fe", manifestó.
Se trata del primer viaje de Benedicto XVI a Francia, un país que conoce bien y cuya lengua habla con fluidez. "Amo Francia, su gran cultura y su arte", reconoció. Para hoy, se espera que dé un discurso sobre fe y cultura ante una audiencia de 700 intelectuales y artistas franceses. A la noche, además, dará un mensaje a los jóvenes, con una hora de oraciones en la catedral de Notre Dame.
Mañana celebrará una misa al aire libre en el centro de París antes de trasladarse al santuario de Lourdes, en el sudoeste de Francia, para la conmemoración católica del 150° aniversario de la aparición de la Virgen en ese lugar. (Reuters-DPA-Especial)
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