Las mentiras oficiales

Las mentiras oficiales

Por Franco Eugenio Nanni - Economista y docente universitario.

10 Agosto 2008
Es gravísima la decisión política del ex presidente Néstor Kirchner de falsificar el índice de la inflación en la Argentina y de la actual Presidenta, de mantener esas falsificaciones. Hay cinco variables o para medir el desempeño de una economía (no son las únicas pero sí las más importantes): crecimiento económico, inflación, desempleo, pobreza y resultado (déficit o superávit) de las cuentas públicas.
De estas variables por lo menos cuatro están falsificadas .
Al falsificar los índices con que se mide la tasa de crecimiento de los precios (la inflación) se falsea también la cifra de crecimiento del producto real, de pobreza y de indigencia, y se miente sobre el resultado de las cuentas públicas (superávit o déficit fiscal) .
Luego del default sobre la deuda externa, declarado en 2001, se hizo un canje de deuda vieja por deuda nueva y se les entregó a los acreedores (tenedores de bonos argentinos) unos nuevos bonos ajustados por inflación.
El razonamiento grotesco e infantil de Kirchner consiste en lo siguiente: si distorsionamos los índices de inflación le ahorramos al país muchos miles de millones de dólares. Las ventajas aparentes de la mentira oficial  se contrastan con los daños difíciles de reparar sobre la credibilidad del país.
El Estado no debe mentir; la información es un bien público.
Luego de las maniobras del ex presidente y su delegado en el Indec, Guillermo Moreno, la tasa de inflación y toda la información construida sobre esta dejó de ser información, y se transformó en expresión de deseos. La falsificación puede demostrarse.
Al falsificar los índices de precios, el Estado ha dejado de pagar los ajustes sobre un stock de títulos ajustados por inflación que alcanzan un valor superior a los U$S 50.000 millones. La diferencia entre inflación oficial de los años 2007 y 2008 e inflación verdadera alcanza el 32%, que resulta de una tasa estimada del 50% para ambos períodos y una tasa admitida del 18%.
Hubo una expropiación de más de U$S 15.000 millones sobre los tenedores de títulos públicos o un segundo default no declarado de la deuda. Muchos de esos títulos se encuentran en manos de AFJP que administran la jubilación privada de un porcentaje importante de los ciudadanos del país. ¿Cómo salir de este laberinto de falsificaciones? ¿Se desea hacerlo?  La administración de la economía de un país es ya un ejercicio muy difícil con datos verdaderos; con datos falsos es imposible.

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