Todos quieren un pedazo de la torta

Todos quieren un pedazo de la torta

Lavagna advierte que la puja por el superávit va a crecer y por eso quiere apurar el cierre de la negociación de la deuda.

24 Octubre 2004
Por Hugo E. Grimaldi

BUENOS AIRES.- Ya se sabe; las buenas noticias se dan en la Casa Rosada y las malas, en el Palacio de Hacienda. El viernes, Roberto Lavagna cruzó la calle con una carpeta bajo el brazo, pasó a ver al Presidente y luego empleó no más de 300 palabras para brindar una insólita conferencia de prensa de una sola pregunta. Allí anunció el adelanto para este año del pago de las jubilaciones, pensiones y aguinaldos del sector público, y pegó la vuelta a su oficina. No es que la medida no le haya gustado. La ácida actitud del ministro se encuadra en la estrategia que se impuso desde el fin de semana anterior, de cortar todos los puentes con el periodismo y de hablar lo menos posible. En Economía perciben que cuanto más se dilate el proceso de reestructuración de la deuda, Lavagna está cada vez más expuesto a recibir los tironeos de la manta corta desde varios flancos a la vez.
Dicho por un colaborador, de modo menos ortodoxo, el ministro no quiere regalarle nada a nadie porque siente que faltan apenas cinco minutos para terminar el partido con los acreedores y que tiene a todos los rivales metidos en su propia área, peloteándole el arco. Su apuesta es a un contragolpe feliz, con la aplicación de alguna medida en los bordes de la propuesta de Buenos Aires que no anule el principio "de aquí no nos movemos", pero que finalmente termine de convencer a los bonistas.

Las presiones
¿Cuál es el problema? En Economía son conscientes de que hay una gran pelea por apropiarse del superávit, la crema que queda por arriba del monto comprometido para atender los pagos a los acreedores, una suma que podría haber sido de más de $ 10.000 millones, de no haber mediado el despilfarro que costó este año la crisis energética. Desde ya aseguran que no se cederá a esas presiones, para no perder en tiempo de descuento.También apuntan a que el ministro tiene en claro que la puja va a recrudecer y que, por ese motivo, quiere apurar lo más posible el cierre de la negociación. Prueba de ello son las innumerables versiones que se cruzan a través de la prensa sobre la cuestión de la deuda. Es plenamente verificable que a diario hay prácticamente un relato diferente del mismo partido, según el medio que se consulte, fruto de las operaciones que ensayan todos, incluido el Palacio de Hacienda, para sacar ventajas antes del pitazo final.¿Quiénes se anotan en la carrera? Prácticamente todos, los acreedores y el FMI en primer lugar. La misión permanente del Fondo, por ejemplo, sigue ocupando las oficinas asignadas en el Banco Central y las dependencias del Hotel Sheraton, ya que monitorea el día a día de la economía, aunque el programa esté suspendido en los papeles. Y luego, hacen fila gobernadores, ministros, políticos y sindicalistas que poco entienden del problema y que creen que los recursos extraordinarios se pueden gastar para siempre y de un plumazo.

Obsesivo de la caja
Este no es el caso del presidente Néstor Kirchner, un obsesivo de la caja desde sus tiempos de gobernador, quien, no obstante, le prometió a la CGT, antes de fin de año, otro aumento de las asignaciones familiares, cuestión que Lavagna no quiere convalidar y que hoy representa un pequeño punto de fricción entre ambos.
Por supuesto que el ministro acepta las necesidades del Ejecutivo y habitualmente propone medidas que operen sobre lo financiero, pero sin comprometer lo económico hacia el futuro.
En este sentido fueron tomadas las que anunció de buen grado el viernes que, junto a las de menor recaudación por el diferimiento del último anticipo del Impuesto a las Ganancias, permitirán ingresar a 2005 con un superávit fiscal de $ 3.700 millones.
Pero, más allá del componente fiscal y del costado político, y hasta ciertamente demagógico, que pueda inferirse de los anuncios, la jugada tiene otros costados económicos y monetarios. Por el lado del consumo, es casi seguro que el ingreso pleno para empleados estatales y jubilados ($ 2.600 millones) se volcará íntegramente a compras, y aquí habrá que verificar si esto no genera cierta tensión sobre los precios.
Lo que no está tan claro es que los beneficiarios particulares de la postergación impositiva (profesionales independientes y empleados en relación de dependencia que no sólo tienen sueldos altos, sino que en diciembre computan además el ingreso por el aguinaldo) quemen en diciembre un dinero que deberán pagar inexorablemente durante el primer trimestre del año próximo. Pero, aun si no lo tocan, el efecto hará cierto aporte a la reducción de la demanda de dinero, que se manifiesta como un pico durante este mes y que siempre eleva transitoriamente las tasas de interés.

El mercado de cambios
En este aspecto trascendió que, durante el mes próximo, el Banco Central elevará a U$S 50 millones diarios su intervención en el mercado de cambios, lo que le permitirá -además de sostener el valor del dólar- volcar más pesos al mercado. Desde el punto de vista crediticio, lo que menos quiere Martín Redrado es que se corte la excelente performance que se observa en las estadísticas de la autoridad monetaria, donde en la primera quincena del mes se notó un salto de $ 1.000 millones en las líneas asignadas por los bancos al sector privado, fruto de la baja de tasas, pero también ayudado por las tarjetas de crédito que han vuelto a la financiación sin intereses.
Lo cierto es que los analistas plantean que los dos últimos meses del año vendrán muy bien para los mercados, especialmente el bursátil. Más allá del silencio de Lavagna, enlazado con el último tramo de la renegociación de la deuda, los operadores describen un escenario bastante optimista en cuestiones coyunturales, pero también en materia estructural. Entre los hechos más inmediatos están la mejora de la calificación de algunos bonos a un pequeño escalón superior; el panorama no tan crítico en cuanto a tasas y liquidez; la noticia del salto de la producción industrial; la reformulación oficial de los pronósticos de crecimiento para este año y las proyecciones de los analistas privados para el próximo.
En temas estructurales, necesarios para retomar la negociación con el FMI, se computan de modo más que positivo los avances con los gobernadores por la Responsabilidad Fiscal y el casi seguro abandono del proyecto de marco regulatorio general de los servicios públicos, junto a una importante misión oficial a España, a la que se le bajó bastante el perfil para avanzar en la renegociación de contratos con las empresas de ese país. (DyN)

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