El Ojo Crítico: serie "El Hoyo", por Netflix

El Ojo Crítico: serie "El Hoyo", por Netflix

Una apasionante mirada de la cuarentena.

ALIENACIÓN Y ANGUSTIA. Los protagonistas de “El hoyo” viven un día a día surcado por las más primarias pulsiones de supervivencia. ALIENACIÓN Y ANGUSTIA. Los protagonistas de “El hoyo” viven un día a día surcado por las más primarias pulsiones de supervivencia.

Muy buena

Película / por Netflix

Goreng despierta en lo que parece ser una prisión gris sin puertas ni ventanas. En el centro de hay un gran agujero que va del piso al techo. Al otro lado de su cama está Trimagasi, un viejo que ya lleva casi un año allí y que le explica las reglas del lugar: del techo baja una plataforma con muchos restos de comida que se detiene unos minutos antes de bajar al siguiente nivel. Ellos están en el nivel 47 de lo que parecen ser más de 250 pisos y deben aprovechar lo que queda de comida, que escasea más y más antes de bajar al siguiente piso. Así, deben sobrevivir durante un mes, para después ser transferidos a otro nivel de manera aleatoria. Esperando a que no les toque un nivel muy bajo donde no llega nada o uno muy alto donde la abundancia los lleva al suicidio.

Encierro, miseria humana, lucha por la supervivencia, desigualdad… Son algunos de los temas que atraviesa “El hoyo” (llamada también “La plataforma” alrededor del mundo). Aunque rodada hace un año, la película española parece premonitoria. Los carros llenos en los mayoristas, la gente agolpada llevándose todo el alcohol en gel, el papel higiénico y los alimentos. Así, por egoísmo y excesos sufren “los de abajo”.

La metáfora del film nos resuena como un eco. Y no es la única, también aparece la cuarentena. Goreng está allí por propia voluntad igual, que muchos otros que eligieron unos meses de encierro a cambio de algo. ¿Cómo es convivir con un desconocido cuando sabés que estarás un mes sin alimento?

“El hoyo” es la ópera prima de Galder Gastelu Urrutia, nominado al Globo de Oro a mejor director novel. Se trata de la adaptación de una historia escrita por David Desola y Pedro Rivero, y originalmente iba a ser una obra de teatro. Hoy Netflix tiene los derechos para su distribución mundial y la estrenó en una época en la que realidad y ficción coquetean más que nunca.

La tensión y el suspenso de los primeros minutos se mantienen a lo largo de la hora y media que dura la película. El uso de la música, -mezcla extraña de chelos y un golpeteo latoso constante-, los primerísimos primeros planos, la cámara lenta, la iluminación completamente roja por momentos, todo está puesto al servicio de esa tensión. Las actuaciones también sobresalen y por momentos nos acercan a la historia de un hombre común llevado al límite de la locura. Eso sí, los giros inesperados agotan su límite y la película termina mucho antes de animarse a responderlos, dejando al espectador con una mezcla de opresión, claustrofobia e incertidumbre.

Si ya viste todas las películas sobre pandemias por streaming, “El hoyo” es una excelente oportunidad para sobrellevar la cuarentena. Una película que sin hablarnos de virus letales o crisis internacionales resulta extrañamente familiar en estos tiempos. Una metáfora sobre nuestro comportamiento en momentos de emergencia y un llamado a la solidaridad si queremos sobrevivir, sea el piso que sea en el que nos toque amanecer.

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