Cartas de lectores
11 Enero 2020

Aclaración de la Caja Popular

Se niegan todas las manifestaciones vertidas en la publicación de LA GACETA de ayer en la Carta de Lectores titulada “Caja Popular”. Es falsa e inexacta, es decir, se trata de una mentira. Se niega especialmente: 1.- Que la Caja Popular maneje fondos sin control. 2.- Que haya sido privatizada a la Bancaria. 3.- Que sea una caja de Pandora. 4.- Que sea manejada “a piacere”. 5.- Que la Caja Popular pague $ 17 millones a una empresa de vigilancia privada. 6.- Que exista un destacamento de Policía en la casa central que funciona durante las 24 horas del día y cobra el servicio de vigilancia adicional,   sumándose  a los trabajadores de la empresa de vigilancia. 7.- Que se pague un servicio duplicado sin sentido por una suma exorbitante. El supuesto autor de estas mentiras  se identifica como “Juan Pablo Leguizamón - [email protected]”. El mencionado Leguizamón no hace más que incurrir en calumnias e injurias, lesionando el buen nombre y honor de todos los que prestan servicio en la institución y, lo que es más importante, se afecta directamente el prestigio de una institución que pertenece a todos los tucumanos. Se debe aclarar que la Caja Popular de Ahorros no maneja el dinero de los tucumanos sin control. Por el contrario, está sujeta al control de la Superintendencia de Seguros de la Nación, Superintendencia de Riesgos del Trabajo, Banco Central de la República Argentina, Tribunal de Cuentas de la Provincia de Tucumán, Fisco Nacional, Fisco Provincial y los distintos Municipios. Se debe destacar que es la única institución del Estado Provincial cuyos balances son presentados de acuerdo con las normas de auditoría internacional y sus balances y Estados Contables son sometidos al control de las autoridades anteriormente mencionadas y el Colegio de Graduados de Ciencias Económicas. En la Caja Popular  existe el control. Leguizamón es un mentiroso. Se debe destacar que la institución está al servicio de todos y cada uno de los habitantes de la Provincia, es un organismo autónomo y autárquico, de 105 años de existencia y nunca ha sido privatizada en beneficio de nadie.  Se debe destacar que comparar a la Caja Popular con la Caja de Pandora es una muestra de ignorancia.  De la Caja Popular no sale ni emana ningún mal, por el contrario, surgen: seguros; seguros de riesgos del trabajo; asistencia social a comedores; apoyo económico financiero a la salud, educación y deporte; atención de las necesidades básicas de las personas que lo requieren; otorgamiento de créditos de fomento; renovación de las sucursales de la institución; convenios para desarrollo  tecnológico con la Universidad Tecnológica Nacional; desarrollo tecnológico en los servicios de atención (10 ascensores nuevos); renovación total del parque automotor; adquisición de dos blindados de última generación; control efectivo del juego de azar en la Provincia de Tucumán; donación de inmuebles para ONG (equinoterapia y autismo); recuperación y remodelación del Hipódromo de Tucumán. Reiteramos Leguizamón miente. En la Caja Popular de la Provincia de Tucumán existe un destacamento de Policía, pero al mismo tiempo, la institución posee 23 sucursales en la Provincia y cuatro sucursales fuera de la provincia: Capital Federal, Salta, Córdoba y Rosario. El salario de los policías del destacamento es solventado por la Caja Popular, pero la cantidad que componen el mencionado destacamento no es suficiente para brindar los servicios de seguridad que requiere la institución en las 23 sucursales de la Provincia de Tucumán, junto con el Casino, el transporte de caudales, el Hipódromo de Tucumán, y menos aún en los sectores de máxima seguridad de casa central, como ser Tesoro, Créditos y Quinielas. La empresa de seguridad privada a la que hace mención reúne todos los requisitos legales para ser contratista del Estado; y no se duplican los gastos, sino que se complementan los servicios para la seguridad de la Caja Popular. Mucho menos aún se pagan $ 17 millones mensuales.  Se abona el precio establecido en el contrato, el cual ha sido debidamente autorizado por los organismo de control de la Caja Popular de Ahorros de la Provincia de Tucumán. Se reitera: Leguizamón  es un mentiroso y un difamador.  Por todo lo  expuesto, la Caja Popular le comunica a toda la comunidad que se iniciarán las acciones legales (civiles y penales) en su contra, como así también, en contra de todo aquel que lesione el prestigio de la institución, el cual, es propiedad de todos los tucumanos.

José Díaz - Interventor

Juan Domingo Orlandi - Gerente general

Caja Popular de Ahorros de Tucumán

Animales sueltos en la capital

Debo denunciar un penoso episodio que me ocurrió el pasado lunes 6, en la intersección de las peatonales Muñecas y Mendoza, en plena mañana: a las 9.15. Fui atacado por un perro callejero del tamaño de un lobo. Me salvé gracias al accionar de una mujer policía. Es inadmisible el estado de promiscuidad en que se vive en San Miguel de Tucumán. Estos animales ya no son mascotas: son territoriales y no distinguen quien puede ser su cuidador. Muchas veces nos vemos impedidos de sentarnos en las veredas de algún bar, o detenernos a ver una vidriera, porque estos animales están tirados en el suelo limitándonos el paso. Este problema es larga data y la Municipalidad no actúa brindando a los ciudadanos bienestar y tranquilidad. La capital de la provincia ya no es una ciudad amigable para transitarla. Está toda tapiada, hay semipeatonales mal resueltas, motocicletas circulando a contramano o por las veredas. Y estas últimas, además, presentan un estado calamitoso. Ni hablar de las aguas servidas por donde se circule. Es una pena.

Julio Cordileone

Los nuevos billetes

El nuevo  Gobierno  nacional está en la tarea -no sé cuan necesaria- de renovar las ilustraciones de los billetes, cambiando los animales por personas. Esa sí que será una tarea difícil, y además riesgosa, porque habrá que buscar figuras nuevas. Los próceres ya consagrados, si pudieran hablarnos, seguramente se opondrían de plano  a que su efigie siga apareciendo en esos papeles (mal llamados billetes) que nadie se preocupa por respetar. Ni en su aspecto ni  en el valor impreso, de fugaz permanencia. Lastimaría ver que un prócer en el billete de $ 50, por ejemplo, se arrimaría cada día más al billete de $ 5. Y qué este último y su prócer, a su vez, se acercaría diariamente a $ 0. Será por esta torpe y procaz devaluación  que nosotros mismos los  tratamos  sin respeto, causándoles roturas, manoseo, suciedad  y desconsideración total. En cambio, no hacemos eso con los billetes de otros países. ¿Qué raro, no? Será porque nunca nadie nos enseñó a manejar nuestro símbolo económico. Por otro lado, ¿qué figuras habrán de estampar el papel moneda, que no sean las del puñado de próceres  ya conocidos, aunque no imitados? Ojalá que no piensen en contemporáneos, porque  podrían surgir figuras indeseables, especialmente políticas y otras de dudosa fama, como  está ocurriendo  con las calles y los barrios nuevos, que se bautizan con nombres de políticos con quienes se  quieren congraciar. Somos incorregibles. Entonces, me permito sugerir que dejemos de lado caras, efigies, animales, plantas y paisajes y grabemos el escudo nacional  en sus hermosos colores celeste y blanco, y que en números más grandes sea consignado el valor que el estado asigna a cada uno. Que tal valor sea reconocido por el Banco sólo si el billete se encuentra en perfecto estado de conservación. ¿Es mucho pedir?

Darío Albornoz

Fiorentino

La personalidad de Francisco Fiorentino, su buen gusto y la dirección permanente de Aníbal Troilo dieron como resultado un cantor intimista, de gran calidez interpretativa que supo conmover a su público. Su vida artística junto a Pichuco duró seis años: desde julio de 1937 hasta marzo de 1944. Pese a su corta vida su trayectoria en la música fue extensa y cambiante. Comenzó tocando el bandoneón en la orquesta de Francisco Canaro en la que también actuaba como estribillista. Esa doble función la continúa realizando en las orquestas de Juan Carlos Cobián, Roberto Firpo, Pedro Maffia y Juan D’Arienzo. Luego de su etapa con Troilo, punto culminante de su carrera, Fiorentino formó su propia orquesta bajo la dirección de Astor Piazzolla con la que grabó 22 temas pero no obtuvo los resultados esperados. Después de diez años de su desvinculación con Troilo siguió cantando en otras orquestas importantes, como las de José Basso y Alberto Mancione. La noche del 10 de setiembre de 1955, diez días antes de cumplir 50 años, cantó en Mendoza y, junto con otros amigos músicos, emprendió el viaje de regreso en automóvil. Al cruzar el puente sobre el río Tunuyán, volcaron. La parte del vehículo donde viajaba el cantor quedó cubierta por unos pocos centímetros de agua. Fiorentino tuvo la mala suerte de perder el conocimiento por el golpe y quedar con el rostro semisumergido. Perdió la vida absurdamente ahogado.

Luis Salvador Gallucci

La posguerra de Malvinas

Desde que terminó la Guerra de Malvinas, para muchos de nosotros convivir con la mochila de la derrota no fue nada fácil. Fue toda una larga y dura lucha. Algunos soldados procuraron recuperar el trabajo que tenían antes del conflicto bélico. Otros salieron a buscar nuevas oportunidades. Pero ninguno se imaginaba que iba a encontrarse con un sinnúmero de negativas. La más común era que estaban locos y que había temor a contratarlos. Al persona de cuadros, oficiales y suboficiales, les sacaron el pase a otras provincias, sin el consentimiento de ellos. Debieron cyumplir la orden y hacer efectivo el cambio de destino. Algunos tuvieron que dejar sus familias, otros pidieron la baja de la fuerza a la que pertenecían, Aparecieron entonces las separaciones, los divorcios, el alcoholismo y los suicidios. Los soldados, a través de una larga lucha, consiguieron una pensión honorífica, que luego se hizo extensiva para los oficiales y subooficiales que estaban en situación de retiro y también incluyó a los viciles que participaron en la guerra. En la actualidad, en cada acto patrótico y en cada ceremonia conmemortativa de la gesta de Malvinas, sentimos el fervor de nuestro pueblo y nos emocionamos hasta las lágrimas. Estamos totalmente agradecidos del cariño y el respeto que nos demuestran en las escuelas los docentes, los alumnos y los padres cuando damos testimonio de la verdad de lo ocurrido en las islas, contada por sus propios protagonistas. Lamentablemente, no podemos decir lo mismo de nuestra clase política. Cuando presentamos una nota o un anteproyecto, llegamos hasta Mesa de Entada o hasta alguna secretaria y nuestras propuestas nunca son escuchadas por los políticos que rigen el destino de nuestra provinica . No queremos que nos den la espalda, queremos que nos escuchen y nos ayuden a trabajar juntos por una mejor calidad de vida para todos los veteranos de la Guerra de Mlavinas. El soldado no muere en el campo de batalla: muere cuando la Patria lo olvida,

Miguell Ledesma y Luis Alberto Quinteros

Mza. 1 - Casa 12 - B° 260 Viviendas

Los Vallistos - Banda del Río Salí

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