El “canje a futuro”, como una opción de financiamiento

El “canje a futuro”, como una opción de financiamiento

La incertidumbre ante el nuevo Gobierno condiciona la siembra de la soja.

DUDAS. Productores temen que se vuelvan las restricciones a la exportación.  DUDAS. Productores temen que se vuelvan las restricciones a la exportación.
07 Diciembre 2019

La difícil situación económica y la incertidumbre -o, más precisamente, las sospechas- respecto de las medidas que vaya a tomar el próximo Gobierno condicionan la siembra de soja, próxima a comenzar. Tal afirmación sintetiza el panorama que esbozó el productor Roberto Palomo, para graficar el estado del arranque de una nueva campaña de la oleaginosa.

Primeramente señaló que las vías de financiamiento a las cuales recurrían habitualmente los productores hoy resultan imposibles de utilizar. “Normalmente, comprábamos al valor vigente del dólar -los insumos se venden en esta moneda-, con una determinada tasa de interés, y hacíamos un cheque para el momento de la cosecha -mayo, en el caso de la soja; agosto, en el caso del maíz-. O utilizábamos tarjetas rurales, que ofrecían ‘días libres’ como los comercios ofrecen cuotas sin interés. Hoy, las tarjetas rurales ofrecen tasas exorbitantes, que superan el 100%. Entonces, no estamos pudiendo utilizar esas herramientas”, señaló Palomo.

No obstante, contó que los proveedores ofrecen una alternativa que, en el actual contexto, resulta más conveniente para el productor. “Determinado importe de insumos se transforma en kilos de soja o de maíz; y nos comprometemos, mediante contrato, a entregar esa cantidad de granos. Por ejemplo, supongamos que adquirimos insumos por $ 300.000, y que la tonelada de soja a mayo en Rosario cuesta U$S 220; entonces, dividimos los $ 300.000 en U$S 220, y eso da la cantidad de toneladas que debemos entregar para saldar aquella compra”, explicó. Añadió que tal mecanismo resguarda al productor, en el sentido de que su moneda es el grano: “minimiza los riesgos ante una suba del dólar, porque el grano está expresado en esa divisa”.

Añadió que el “Canje a futuro” -tal la denominación de esta herramienta- también resguarda al productor ante una eventual suba de retenciones. “Esto es así porque el contrato se hace tomando el valor actual de retenciones. Y si se da un aumento, no afectará ese contrato. Entonces, con el ‘Canje a futuro’, el productor por un lado se financia y por otro se cubre de un posible aumento de retenciones”, precisó.

Añadió que esta modalidad también se está utilizando para los casos de venta de granos. “El productor se compromete a entregar en mayo una cantidad de toneladas, y el exportador se compromete a pagarlas, a un precio que se fija hoy. El productor recibirá la plata en el momento que entregue la mercadería. Y en ese contrato también rige el actual nivel de retenciones; de esa manera, también el productor se cubre por un posible aumento de estas”, explicó.

Esquemas de rotación

En lo que respecta a la producción en sí, Palomo contó que algunos rumores acerca de las posibles medidas que tomaría el Gobierno de Alberto Fernández encendieron una alerta en los productores, que se tradujo en una disminución en la intención de siembra de maíz. Esto, según explicó, resulta negativo para el campo, porque afecta la rotación de cultivos. “Se había oído que el pan y la carne están caros porque el trigo y el maíz que se usa en los feedlots se vende a valor internacional. Con el argumento de ‘cuidar la mesa de los argentinos’, el Gobierno kirchnerista anterior había cerrado las exportaciones; sobre todo del trigo y del maíz. El productor teme que vuelvan a tomar esa medida, entonces se inclina hacia la siembra de soja; y de esa manera está rompiendo los esquemas de rotación que veníamos trayendo”, evaluó Palomo.

Admitió que el presidente electo había dicho que no iba a volver ese tipo de restricciones de exportación; pero destacó que las versiones sonaron fuerte. “Entonces, hay una lectura contradictoria; no sabemos qué medida puede llegar a tomar. El productor que todavía no compró la semilla de maíz está volcándose hacia la soja”, insistió.

En este contexto recordó aspectos positivos que se habían dado en el ámbito rural, a partir de medidas que tomó el Gobierno que se despide. “En estos últimos años se abrió la exportación, se eliminaron retenciones; y la producción aumentó: pasamos de 25 a 57 millones de toneladas de maíz; por primera vez se produjo más maíz que soja, lo que implica que mejoró el esquema de rotación. Y en el caso de trigo, de las tristes 9 millones de toneladas de 2012, 2013, pasamos a casi 20 millones de toneladas. Si se aumentan las retenciones, seguro la productividad baja, porque el productor empieza a hacer un cultivo más económico”, consideró.

De hecho, indicó que es lo que sucederá ahora, aunque en este caso debido a la situación económica. “El productor tratará de minimizar todos los insumos. Y eso que eso irá en detrimento de la producción”, avizoró.

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