Ponen timbres con luz para integrar mejor a los alumnos sordos

Ponen timbres con luz para integrar mejor a los alumnos sordos

Un proyecto tucumano fue reconocido a nivel nacional. En la escuela Alem estudian 12 chicos no oyentes. Pusieron carteles con lengua de señas.

EN CLASES. Una docente de apoyo “traduce” las explicaciones que da la profesora al lenguaje de señas. EN CLASES. Una docente de apoyo “traduce” las explicaciones que da la profesora al lenguaje de señas.

Para Agustín Valencia que todos sus compañeros se levantaran contentos de los pupitres era la señal de que empezaba el recreo. El joven de 21 años nunca  escuchó un timbre. Tampoco las voces de sus amigos ni de los profesores. Es sordo y asiste a una escuela común, la Leandro Alem (Florida 685). Hay otros 11 adolescentes en esa misma situación. Por eso, una docente y los estudiantes se plantearon qué podían hacer para mejorar su accesibilidad e integrarlos más. Así diseñaron el proyecto que incluye un timbre visual (con luz) y carteles con las señas básicas del lenguaje de sordos en todas las aulas y en el patio.

Gracias al proyecto -que participó en Tecnópolis de la Feria Nacional de Innovación Educativa, Ciencias, Arte y Tecnología 2019- la escuela secundaria de Villa Alem sumó carteles que indican con señas dónde está cada grado, la biblioteca, el laboratorio y la secretaría, contó Adriana López, especialista en integración de alumnos sordos. Ella tuvo la iniciativa de mejorar la inclusión de los chicos. A partir de ahí guió a los estudiantes para que fueran ellos mismos quienes impulsaran las ideas.

López resaltó que la escuela realiza inclusión de alumnos sordos desde hace 10 años y que en ese tiempo hubo un proceso de reestructuración institucional para adaptarse paulatinamente a las distintas circunstancias que planteaban los chicos hipoacúsicos. “Pese a que hubo muchos esfuerzos y avances en esta institución, quedaban pendientes cuestiones que obstaculizaban la plena inclusión de este grupo de alumnos”, comentó.

Hicieron talleres y encuestas. Además se les consultó a los alumnos no oyentes qué podían hacer para ayudarlos. El propio Agustín (sexto año) quiso comandar junto a Julieta Jiménez (quinto año) el proyecto llamado “La inclusión puede verse”.

CARTELES. Se identificó cada espacio con dibujos en lengua de señas. CARTELES. Se identificó cada espacio con dibujos en lengua de señas.

De ese trabajo surgió la necesidad de crear un sistema de comunicación compartido para todos los alumnos y de aportar información a quienes no tienen acceso al mundo de los sonidos. Eso ayudaría en la autonomía de los estudiantes sordos y a visualizar la cultura sorda, sabiendo que las cosas les llegan por los ojos y de forma sistemática y explícita, remarca la docente.

Los timbres luz, colocados  arriba del pizarrón en todas las aulas, tienen la función de marcar los cambios de hora y los recreos. También se prenden si entra alguien o ante las llamadas de atención, por ejemplo cuando hay demasiado bullicio en clase, detallaron los estudiantes. Dentro del proyecto, se armaron banners con expresiones básicas de la lengua de señas y necesarias para una comunicación elemental. Estos gráficos están dispuestos en las aulas y en los lugares comunes.

¿Después de las intervenciones notaron mejoras? “Sí. Se logró mejorar la calidad de los vínculos y relaciones entre sordos y oyentes al compartir un código común, concientizar sobre la importancia de la cultura visual del sordo -tan necesaria para ellos en la adquisición de información- como así también propiciar su autonomía, que muchas veces se ve interpelada por su docente de apoyo, con quien comparte la lengua de señas y de quien depende para recibir información del medio”, resumió la docente.

EN PRÁCTICA. Los docentes colocan uno de los carteles identificatorios. EN PRÁCTICA. Los docentes colocan uno de los carteles identificatorios.

Más inclusión

Nacen cada año 1.500 bebés con hipoacusia

Cada vez más chicos hipoacúsicos pueden ir a las escuelas comunes. El tiempo ha demostrado que pueden insertarse perfectamente  en el mundo escolar y luego también en el laboral. En Argentina, cada año nacen con sordera profunda o severa hasta 1.500 bebés. Existe una ley (la N° 25.415) que obliga a la detección precoz de esta discapacidad, pero su cumplimiento a veces depende de que el lugar tenga los equipos para realizar el diagnóstico. Si la patología se descubre en forma temprana muchos de esos pequeños pueden ser operados y recibir un implante coclear, lo que les permite llevar una vida normal.

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