“Los imputados mintieron: el tribunal no debe creerles”

“Los imputados mintieron: el tribunal no debe creerles”

Los abogados querellantes manifestaron que hay pruebas abundantes para condenar al ex capitán Sanguinetti y al ex jefe del Ejército, Milani.

ACUSACIÓN. Los querellantes de la familia Ledo y la Nación, y el fiscal Camuña. la gaceta / foto de Inés Quinteros Orio ACUSACIÓN. Los querellantes de la familia Ledo y la Nación, y el fiscal Camuña. la gaceta / foto de Inés Quinteros Orio
29 Noviembre 2019

Los abogados de las querellas del caso “Ledo” desarrollaron durante más de seis horas las pruebas y argumentos existentes para condenar a los imputados César Milani y Esteban Sanguinetti respectivamente a prisión de seis años y a prisión perpetua. Hacia el final de la penúltima jornada del juicio -concluye hoy con la presentación de los alegatos de la fiscalía y de las defensas, y del veredicto-, Pablo Gargiulo, abogado de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, expresó que le había llamado la atención la forma en la que los acusados habían mentido. “Tiene que haber una consecuencia para tanta mentira y es que el tribunal no debe creer lo que dijeron. Sus argumentos defensivos deben fracasar y, por ende, tiene que haber un veredicto de condena”, expresó el letrado antes de que el presidente Gabriel Casas diese por finalizada la audiencia de ayer. El juzgamiento se reanuda hoy, y está previsto que hacia la tarde o la noche los jueces Casas, Carlos Enrique Jiménez Montilla y Enrique Lilljedahl den el veredicto.

Los alegatos expuestos coinciden en que hay razones abundantes para descartar la inocencia del ex jefe del Ejército Milani y del ex capitán Sanguinetti. Las presentaciones enfatizaron en primer término que los imputados no podían desconocer sobre la existencia del plan sistemático de exterminio de opositores que llevó adelante el poder militar durante la última dictadura. Además, precisaron que el conscripto Alberto Ledo, en su condición de militante político y estudiantil de izquierda, era un blanco de inteligencia para el Terrorismo de Estado. Los querellantes subrayaron que tanto Sanguinetti como Milani debían saber cuál había sido el destino del soldado, que desapareció del campamento de Monteros el 17 de junio de 1976. También reiteraron la validez probatoria de la copia certificada del acta de deserción de contenido falso que lleva la firma de Milani, de Sanguinetti y del sargento ayudante fallecido Roberto Lotero.

Las abogadas de la madre y la hermana de la víctima, Marcela Brizuela de Ledo y Graciela Ledo, abrieron la ronda de alegatos. María Elisa Reinoso hizo un recorrido extenso y pormenorizado del caso y de sus implicancias, y negó que Milani fuera un perseguido político, judicial y mediático, como se había definido a sí mismo. La abogada cuestionó al ex jefe del Ejército por “acudir a bajezas” de su vida personal y familiar para salvarse: “mintió al ‘modo Goebbels’ y manejó testigos”.

Adriana Mercado Luna por su parte hizo hincapié en el deber de cuidar a Ledo que tenía Sanguinetti en su condición de último responsable del campamento de Monteros. “Un informe del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) dice que en esa época había una sujeción física de los conscriptos por parte de los superiores similar a la de los privados de la libertad respecto del Estado”, precisó. Y añadió: “Sanguinetti omitió intervenir para evitar los perjuicios y para ordenar la búsqueda. Lo único que hizo fue disponer la confección del acta de deserción que encargó a Milani. Esta acta también lo incrimina. La copia certificada del acta es un instrumento público auténtico (...). Sanguinetti desplegó una conducta omisiva que fue determinante para el desenlace, y que permitió que Ledo fuera trasladado al Arsenal y, luego, ultimado como la mayoría de los que pasaron por allí”. Mercado Luna cerró su alegato con voz temblorosa. “Marcela y Graciela Ledo han transitado todos estos años por el camino de la verdad sin dejar que se interponga ningún interés político. Esto es la memoria, la verdad y la justicia, y ninguna sentencia, ley o decreto podrán condenarlas al olvido”, dijo.

Claudio Orosz, abogado de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, insistió en que durante la dictadura hubo “una guerra de inteligencia”, donde lo principal fue la obtención de información. “Milani dijo que los subtenientes no participan de esta guerra. Milani describió un paisaje bucólico. La prueba desmiente totalmente a Milani. Los subtenientes participaban de la guerra contra la subversión. Hay decenas de ex subtenientes condenados por delitos de lesa humanidad”, razonó. Gargiulo acotó: “es impensable en la organización militar que había en 1976 que Milani no haya tenido conocimiento de lo que le sucedió a Ledo. El imputado sabía que el acta de deserción era falsa porque el soldado no se había fugado”. Ese querellante desechó la teoría de la conspiración en contra del ex jefe del Ejército: “claramente hubo un aprovechamiento político (del caso ‘Ledo’) por parte de la oposición, pero no un complot”.

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