Cartas de Lectores
Cartas de Lectores
07 Noviembre 2019

San Francisco

LA GACETA, fiel a su estilo, el 4/11 publicó una excelente cobertura periodística y una foto que de por sí habla sola, advirtiendo para que no suceda lo del Parravicini y ahora lo de la Biblioteca Alberdi. Así nos muestra las dos tristes realidades del templo de San Francisco y el reflejo de lo que somos como sociedad, que no valoramos ni sabemos conservar esta reliquia histórica que data del año 1685 y fue construida por los jesuitas y que, por su estado de abandono y falta de mantenimiento, está en alto riesgo. Eso movió a las universidades y a la Federación Económica, la Sociedad Rural y la Cámara de Turismo a organizar el salvataje y lograr su restauración. Para ello abrieron una cuenta bancaria para recibir donaciones, y además lanzaron un bono solidario; la campaña se domina "Tu aporte suma". Irónicamente muestra Municipalidad rodeó el templo con "melones" de cemento, gasto superfluo que cada día obstruye el microcentro más y más. Podrían donar el cemento para inyectar los cimientos y muros de esta parte nuestra cultura e historia que nos identifica  como tucumanos. “Querer es poder". ¡Salvemos a San Francisco! Hace falta buen criterio y varios granos de arena.

Francisco Amable Díaz

Pedro G. Sal 1.180 Barrio 20 de Junio

San Miguel de Tucumán

¿Dónde están los radicales?

No voy a opinar sobre la temeraria forma en que un recientemente electo legislador de Tucumán juró en honor a un ex militar condenado por delitos de lesa humanidad y degradado por su propia fuerza, porque tengo una opinión formada al respecto, negativa y de absoluto repudio, por cierto. Pero, como afiliado radical que soy, honrado en distintas oportunidades por nuestro partido para ocupar cargos partidarios (presidente de la Junta Departamental de Tafí Viejo; convencional provincial y delegado al Comité Nacional), me siento en la obligación de resaltar el absoluto silencio que imperó en otros afiliados radicales, que también juraron como legisladores, como concejales o que son parte de un presupuesto municipal, campeones para hacer uso de nombres históricos y valiosos como los de Hipólito Yrigoyen, Arturo Illia, Ángel Pisarello o Raúl Alfonsín, pero incoherentes al momento de levantar sus luchas y banderas, por las que dieron sus vidas. Su silencio es una afrenta y una vergüenza, porque cada vez que permitamos en silencio que cualquier personaje reivindique el terrorismo de Estado estaremos construyendo la desmemoria, sobre las ruinas de nuestra propia memoria y de la de nuestros 30.000 hermanas y hermanos desaparecidos y asesinados, cuya sangre es innegociable.

Javier Ernesto Guardia Bosñak

70 años de ATEP

En este mes de noviembre, la Agremiación Tucumana de Educadores Provinciales (ATEP) cumple 70 años al servicio del sector docente provincial. Por tal motivo, quiero  hacer llegar mi más profunda gratitud porque a lo largo de estos años, ha demostrado coherencia, compromiso y desvelo por mejorar y acompañar a la docencia provincial. Haciendo un poco de historia sus orígenes se remontan a un  noviembre de 1949, donde un grupo de educadores se reunieron para dar nacimiento a una institución denominada ATEP. Desde entonces y hasta la actualidad, han transitado numerosos miembros de comisión directiva. Personalidades que quedarán en nuestra memoria como la de Isauro Francisco Arancibia, que dieron sus vidas por la causa de los trabajadores; César Zelarayán, durante cuya gestión pasamos a  tener sede propia. El actual secretario general, maestro David Toledo, lucha por la conquista de nuevos derechos y resguardar los ya conseguidos.  Hoy,  después de 70 años, brindo por la asistencia permanente hacia los trabajadores de la educación. Por el esfuerzo de compañeros presentes y por los que ya no están, que trabajaron y trabajan,  solidariamente  para que hoy podamos gozar de conquistas laborales. ¡Felices 70 años ATEP, siempre al servicio de maestros y profesores  tucumanos!

Daniela Jurado Guibert

Identidad

En una época en que parece ser imperativa la búsqueda de las raíces iberoamericanas, se hace necesario aclarar algunas zonas oscuras del pasado común y rescatar componentes olvidados de nuestra identidad. La mejor manera de lograrlo, creemos, es evocando el ayer en su totalidad y evitando, en la medida de lo posible, que entre el pasado y el presente se interponga el celaje de los prejuicios, de las banderías o de la soberbia personal. Es bueno recordar, en esta dirección, que en el año 1587, el “cristiano nuevo“ fray Francisco de Victoria, obispo del Tucumán, efectúa la primera exportación de manufacturas santiagueñas con destino al Brasil inaugurando así el puerto de Buenos Aires y rompiendo el cerco impuesto por la corona española (que sólo permitía el intercambio de mercaderías a través de la vía Potosí-Lima-Panamá-Sevilla“, dando impulso, de esta manera a nuestra inicial industria textil y abriendo las puertas del país al comercio internacional. Este suceso no es apreciado, frecuentemente, en toda su dimensión, ni estudiado en el contexto de la importante actividad desarrollada en la colonia por los sefarditas (judíos hispano-portugueses) que poblaron los territorios del Plata desde las primeras décadas del período colonial: “quienes integraron las primeras poblaciones europeas en América-dice Rafael Pineda Yáñez-eran todos judíos que renunciaban al Viejo Mundo con el objeto de crear en estas partes una sociedad libre, sin presiones de la inquisición ni fanáticas persecuciones”. Convertidos por la fuerza o por las circunstancias, acosados por la codicia del Santo Oficio, muchos españoles de raíz hebrea fueron emigrando, durante centurias al colindante Portugal y de allí, a partir del siglo XVI, al Brasil. La unificación de las coronas ibéricas en el año 1580 trajo aparejado un incremento de los procesos religiosos en Portugal y la apertura de las fronteras hispano-lusitanas en el Nuevo Mundo. Como consecuencia, numerosos conversos portugueses tomaron el camino hacia las Indias de habla española donde, de a poco, comenzaron a manejar los hilos del intercambio mercantil y la industria de la Colonia , principalmente en las gobernaciones del Plata, Alto Perú y Tucumán, donde llegaron a constituir la mayoría de la población blanca, a tal punto que, el fiscal de la audiencia de Charcas, don Sebastián de Alarcón, no pudo menos que informar a la Inquisición limeña de “los grandes problemas que podría originar la presencia de tantos innumerables hebreos que han entrado y de nuevo entran con mayor crecimiento por aquellas partes” (José T. Medina, “La inquisición en las provincias del Río de la Plata”), apuntando a continuación que “a mediados de abril de 1619 habían entrado al puerto de Buenos Aires ocho navíos cargados de judíos que, a fin de libertarse y hacer el viaje pagaban fuertes sumas de dinero para ser traídos entre los criados y pasajeros…” El Censo y Auto de los portugueses en el Río de la Plata, realizado en 1643, informaba que “muchos de ellos están casados con criollas ‘hijas de la tierra’, poseen estancias con abundante ganado y son fecundos como ninguna otra raza, pues la mayoría alcanzan a cuatro y hasta siete hijos machos y hembras, siembran, cuidan el ganado, toman la ciudad y la campaña, son hacendados, herreros, plateros, calafatea, mercaderes y gente de mar.“ ( Revista del archivo de Indias, tomo III). “Si se analizan los apellidos principales de la colonia, se verá que todos, o casi todos proceden de la cepa hebreo-portuguesa más o menos modificada por algún injerto de sangre aragonesa o vascongada.” (José Ramos Mejía, “Rosas y su tiempo”, tomo I, “La Colonia”). La población portuguesa de confesión israelita -agrega- se ha incorporado a la población española, a la indígena y a la africana, principales progenitores de la identidad argentina. De esas cuatro razas, la que presenta vínculos de sangre más antiguos con la sociedad rioplatense es, sin duda la raza hebreo-portuguesa ... alguien tendrá su raíz la futura burguesía comercial y terrateniente porteña.“En el Tucumán, los mercaderes “ portugueses” en base a la abundante mano de obra aborigen y africana, explotan la industria de los telares y la producción y venta de manufacturas, la ganadería y la comercialización de los productos de la tierra pasando aceleradamente de un comercio de trueque a una economía de largo alcance, ya que Potosí, Brasil y Europa son las puertas por las cuales los territorios rioplatenses se integran a la economía mundial. Ahora bien, entre aquellos hebreos y los actuales que vinieron a principios del siglo XX, no existe ninguna solución de continuidad. Aquellos se diluyeron en el seno de la naciente aristocracia Argentina: no es necesaria la presencia de un Peyrefitte para que los descendientes de nuestras familias patricias puedan descubrir su ascendencia judía si se propusieran a investigar, sinceramente, su árbol genealógico. Durante varias décadas era común que en subastas públicas de grandes sucesiones, en ciudades como Buenos Aires, Lima, Recife o San Pablo, el rematador ofreciese al mejor postor una especie de echarpe de seda con franjas azules y flecos colgantes con inscripciones en hebreo, o algún candelabro, de lo que los herederos tan sólo sabían que sus abuelos o bisabuelos los guardaban como objetos sagrados o raros talismanes de tiempos idos.

Arturo Garvich

Las Heras 632

San Miguel de Tucumán

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