Cartas de lectores
El Guasón El Guasón

- “El Guasón”

El séptimo arte nos sorprendió con el estreno del film “El Joker” (“El Guasón”). Se trata de una película que tiene por protagonista no al héroe, sino al villano; aquí la trama cinematográfica se centra en la génesis del villano, cómo Arthur Fleck, de ciudadano común pasó a convertirse en el par antitético de Batman. Resulta interesante el film porque aborda un tema central para la antropología filosófica y cultural: ¿el hombre es malo por naturaleza o es la sociedad quien lo constituye como tal? La película muestra cómo ciudad Gótica margina, excluye e invisibiliza a un hombre, y con ello sepulta sus esperanzas de realización personal; en el caso de Arthur, ser un comediante reconocido, quien lleva una vida familiar dura, ya que cuida de su madre enferma; y apenas sobrevive trabajando de payaso alquilado, sufre que la sociedad le niegue la posibilidad de “ser” confinándolo a un “no-ser”. La metamorfosis del personaje que desemboca en un desorden mental grave está atravesada por conflictos personales, familiares y sociales; que transformarán al frágil Arthur en el temible Guasón. Tal vez lo más llamativo del filme son las escenas donde Arthur sube cansado y derrotado una empinada escalera, y luego la baja, pero ya modificada su personalidad, convertido en villano; dispuesto a devolver a la sociedad en violencia y crimen aquello que esta le negó. La película, lejos de ser una del género comic, toma un villano de historieta para hacernos pensar sobre la esencia de eso a lo que llamamos “maldad”. Con la magistral actuación de Joaquín Phoenix y la dirección de Todd Phillips, “El Guasón” nos adentra en las oscuras profundidades de la mente, la esquizofrenia, la sociedad individualista, despersonalizada y despersonalizarte. Si bien no se justifica la violencia y los crímenes que el villano desata en Gótica, desde una concepción crítica esta película nos invita a retomar aquellos dilemas universales respecto a la naturaleza del hombre: hombre malo que altera el orden social, o la sociedad que hace del hombre un ser malo o enfermo; ya que en la vida real existen guasones que roban y matan por un celular, pero también hay una clase política de ideología neoliberal que margina, crea pobres y enferma. Para pensar.

Mario Alberto Villafañe
Avenida Silvano Bores Nº 100
San Miguel de Tucumán


- Mercedes Sosa

Transcurrían los años de la década 50 del siglo anterior. En la calle Italia al 200 de Lules, y rodeado de siempreverdes, estaba un baldío (hoy hay un corralón) que era utilizado por la muchachada del barrio como canchita de fútbol. Allí, casi todos los años, se instalaba el “Ideal Park” de propiedad de un italiano de apellido Mancini, quien hizo amistad con mi padre ferroviario, a raíz que los materiales para armar el parque se trasladaban en vagones de carga. En ese predio daba sus funciones dicho parque; en la primera parte de la tarde-noche se habilitaban los juegos y entretenimientos tradicionales, y a su término se habilitaba un escenario en el sector noreste del lugar, con sillas en su frente, al cual subían artistas tales como Eduardo Falú, Hugo Díaz con su armónica, y Victoria su esposa, como cantante. Williams Ford (fonomímica); las hermanas Carmona, Oscar Riazo, “Lagartija” Flores (cómicos), Thelma & Williams, devenidos parapsicólogos y tantos otros. Recuerdo a una joven tucumana de tez y voz, que era presentada como Gladys Osorio. Ella, por consejo de su madre, puso como condición para actuar, no pernoctar en uno de los carromatos instalados ahí, como lo hacían algunos artistas, sino en una casa de familia. Hay que acotar que a la hora de terminar la función ya no corría transporte alguno. Mancini le preguntó a mi padre si podía alojar a la cantante en mi casa, ubicada en calle Libertad 139, que estaba alquilada al español Gerónimo Álvarez, que tenía su comercio en calle José Padilla (hoy 9 de Julio esquina San Martín). Mi padre dio su sí y de tal modo, y al término de su actuación, Gladys salió del parque en compañía de mis dos hermanas. Las tres se trasladaron a pie a la casa de la citada calle Libertad, donde compartimos una simple cena con la comida que procedía del resto del almuerzo, café, y a las camas todos. Horas después del amanecer se la acompañó a la parada de ómnibus de calles Libertad e Italia, y regresó a San Miguel de Tucumán, agradecida. Años después supimos, como muchos, que esa morocha cantora era ya Mercedes Sosa, su auténtica identidad, con la que llevó su tucumanidad y su arte a todo el mundo, convirtiéndose, para orgullo nuestro, en la embajadora más importante del acervo artístico tucumano y por qué no del país.  Puede ser que haya olvidado y/equivocado algo. Pido perdón si es así. A mis casi 82 años, mis neuronas no responden como lo hacían cuando yo andaba en pantalones cortos. Lo cierto es que Mercedes Sosa, bajo el nombre de Gladys Osorio, fue, por una noche huésped de los luleños. Mi relato tiene tinte empírico. Lo viví. Nadie me lo contó.

Ramón Humberto Acosta
San Martín 303 - Lules


- Fuera de término

Es conocida la situación de todas las tareas que nos asignan a los docentes para poder cumplir con las múltiples actividades que el sistema, a lo largo de los años, le ha ido añadiendo a la educación y ha quedado ya pautado como parte sustancial de la misma. Me refiero a ferias de ciencias, fiestas patronales, de la familia, maratones, cumbres, olimpíadas,  y tantas otras actividades  que cumplimos a contra turno, por apoyo a las instituciones, por amor a los alumnos y por solidaridad a quienes transitan nuestros mismos caminos, ya que el esfuerzo de muchos hace llevadero lo que le tocaría sólo a unos cuantos.  Cabe destacar que también existen presiones desde las patronales y desde el estado, en el caso de los establecimientos estatales. Esto no deja de parecernos, a algunos, una forma  de hacer abuso de poder y dejar al trabajador librado a la  explotación laboral, esa que fue motivo de tantas luchas a lo largo de los años para reivindicar derechos que no eran contemplados. A esta situación se suma otra. Ante la crisis, las instituciones no retroceden en las exigencias pero sí se han declarado en quiebra y algunas están liquidándonos los sueldos en parte, o el día 10 -en el mejor de los casos-, sabiendo que para esa fecha, los acreedores nos rematan con los intereses. Sin duda, transitamos la paz que precede a la tormenta. La lucha por los derechos es cíclica y no se detiene; las formas de opresión son fantasmas que aparecen y a los que habrá que desarticular una vez más desde la lucha, ya que supo decir Paulo Freire que “en educación no podemos renunciar a la lucha y no podemos ni debemos renunciar a la esperanza”.

Graciela Jatib
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- Hermano árbol

El 4 de Octubre la iglesia Católica recuerda a San Francisco de Asís, el santo que alababa a la “hermana nuestra madre tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas”. En momentos en que todavía no ha empezado a hacer calor en la ciudad y en los barrios, con una sequía impiadosa y hostil para el arbolado urbano, es necesario que recordemos al “poverello” de Asís.  A medida que el cambio climático se manifieste con toda su crudeza, se hará cada vez mas necesario rescatar el rol de la educación ambiental y de la intervención de las instituciones educativas de la comunidad para difundir y revalorizar la importancia del cuidado, la valorización cultural y social del arbolado de la ciudad. El arbolado de las calles y los espacios verdes deben cumplir su función de reconstituyentes del medio ambiente. Consideramos espacios verdes todas aquellas parcelas, espacios y rincones de los distintos barrios de la ciudad, que por pequeños que sean permiten el desarrollo de vegetación arbórea o arbustiva, (parques, plazas, jardines, paseos). Invocamos al santo para que con su prédica de armonía y paz, toque el corazón de aquellos que con su acción proactiva, puedan mejorar la calidad de vida de los habitantes de San Miguel de Tucumán, previniendo momentos críticos del arbolado, anticipando las tareas, a fin de evitar situaciones de riesgo.

René Carlos Roncedo
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- Tránsito en Tucumán

Remitiendo a lo que lector Daniel Chávez dijo sobre los colectivos (carta “Conducir en las calles”, 5/10), conducir en esta ciudad es todo un desafío o una odisea; yo dejé de conducir hace más de 10 años en esta ciudad porque es imposible, además de la tensión que eso genera, lo cual hace que mucha gente termine a los golpes o insultos como él lo afirma. Las calles de Tucumán no están en condiciones para tanta demanda de vehículos, por más que se hizo lo que se hizo en el microcentro tucumano siguen entrando autos pero los que se creen los dueños de todos son los motociclistas, que no tienen ningún tipo de educación vial; transgreden permanentemente las normas; los veo andar por las veredas sin ningún problema, por las peatonales, por las plazas; aparecen por cualquier lado y nadie sabe ni puede percatarse, además de que usan las veredas para estacionar sus vehículos. Ningún intendente pudo lograr ordenar el caos vehicular de la provincia; cada uno hace lo que quiere, deja en doble fila el auto y se va a tomar un café; otros quieren entrar al colegio con su auto para buscar a sus hijos; en fin, es algo para terminar con los nervios de punta. Una vez estuve charlando con un profesor de inglés que vivía en San Francisco, Estados Unidos; cuando regresó a la provincia no podía entender cómo conducir un auto, dado el orden que había en EEUU. Tuvo que tomar clases particulares para poder volver a manejar. Realmente es un descontrol total todo este asunto: gente que chatea y usa celulares mientras conduce. Por algo este país es uno de los que más accidentes automovilísticos tiene en el mundo, no por problemas mecánicos, sino porque no tomamos conciencia de que usar un auto no es usar un juguete; es un medio de transporte que si no es usado por personas responsables es como usar una pistola en la calle y salir a los disparos. Y que los que gobiernan el municipio tomen de una buena vez cartas en el asunto y si hay que castigar con mano dura a todos estos automovilistas y transportistas irresponsables lo hagan con todo el peso que indica la Ley. Para eso están.

Fernando Esteban Saade
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- La poceada ruta 334

El 5 de octubre de cada año  fue designado como el Día del Camino, porque en ese día en el año 1925 se realizó en Buenos Aires el Primer Congreso Panamericano  de Carreteras. Se definen  como caminos  a las vías terrestres de comunicación. Se trata de bienes de dominio público: de la nación, provincia, municipio o comuna. Tienen las características de ser de aprovechamiento común e imprescindible para una comunidad o población. No solo es importante tener en cuenta los  estándares  de seguridad vial en el diseño y la construcción de los caminos públicos, sino también durante su vida útil. Basta recorrer el territorio provincial, para constatar que en Tucumán no es así. Un instrumento moderno de  gestión son las auditorías viales, que sirven para detectar las condiciones inseguras o peligrosas en las rutas y corregirlas o controlarlas. En el Día del Camino, la ruta provincial N° 334, en el tramo Los Pizarro-La Cocha no tiene nada para celebrar. Esta arteria tiene condiciones inseguras, que constituyen un riesgo para quienes la transitan o residen a la vera de la misma. En la calzada a lo largo del trayecto, hay desniveles, baches profundos, falta de señalización vertical y horizontal. Del estado de banquina y de los desagües pluviales, mejor ni hablar. La accidentología vial, como ciencia, demostró que el camino es uno de los factores que participa en los accidentes  de tránsito. Como ciudadano espero que durante el mes de octubre la Dirección Provincial de Vialidad (DPV), demuestre que esta vía de comunicación le interesa y realice las reparaciones necesarias y suficientes. Tiene la obligación de hacerlo, ya que según la Ley 3.485 es el organismo encargado de la red vial de la Provincia.

Juan Francisco Segura
[email protected]


Las cartas para esta sección deben tener un máximo de 200 palabras, en caso contrario serán sintetizadas. Deberán ser entregadas en Mendoza 654 o en cualquiera de nuestras corresponsalías haciendo constar nombre y domicilio del remitente. El portador deberá concurrir con su documento de identidad. También podrán ser enviadas por e-mail a: [email protected],  consignando domicilio real y N° de teléfono y de documento de identidad. LA GACETA se reserva el derecho de publicación.

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