Beethoven, Schumann y Chopin, en las manos de Bruno Gelber

Beethoven, Schumann y Chopin, en las manos de Bruno Gelber

El gran músico argentino hará que el piano Steinway suene clásico y romántico.

LA VIDA JUNTO AL PIANO. Para Gelber viajar a dar conciertos por el mundo es una rutina natural de trabajo.    la gaceta / foto de antonio ferroni LA VIDA JUNTO AL PIANO. Para Gelber viajar a dar conciertos por el mundo es una rutina natural de trabajo. la gaceta / foto de antonio ferroni

ACTÚA HOY

• A las 19, en el teatro San Martín (avenida Sarmiento 601). 2x1 a socios del Club LA GACETA.

A todos aquellos mortales que no hayan escuchado en vivo las obras que aparecen en recuadro (ver “Un programa brillante”) hoy es el día indicado. La cita es en el teatro San Martín, donde Beethoven, Schumann y Chopin estarán en manos de Bruno Gelber, uno de los cien mejores pianistas de la historia. “Estoy chocho de ir de nuevo al Septiembre Musical. Quiero mucho a Tucumán. Toqué por primera vez allí cuando tenía 16 años, así que lo tengo muy vívido”, declara vía telefónica a LA GACETA.

Gelber no para: este año hizo una gira de 18 conciertos por Japón, dio otros tantos en Europa y tocó en Chile. En noviembre estará en Buenos Aires, en el CCK, como solista de una orquesta de ciegos (para el cual se ofreció) y luego volverá a Europa. Cuenta su agenda extenuante sin queja alguna de cansancio: para él la vida es viajar a dar conciertos. El maestro deslizó conceptos que dibujan un mapa inicial de su hacer en el arte del piano:

- La vocación: “todo depende de la vocación; es como una enfermedad que lo domina a uno. La única manera de ser feliz es sucumbir a ella”.

- El don: ”aparte de tener este don y de haber escuchado música desde la panza de mi madre, tuve la suerte de que mis dos padres fueran músicos y de que mi casa fuera un infierno musical” .

- Los festivales de piano: “opinar es muy difícil porque los intérpretes no siempre tocan en el momento mejor, ni en el instrumento al que están acostumbrados; hay muchos factores que cuentan y que no están siempre de su lado. Un concurso es una ocasión de hacerse escuchar y de tener un título, que perime rápido. Yo también salí de un concurso a los 19 años, que me llevó a tocar en Francia y en Alemania.

- El talento: “es la base de todo, pero hay que tener talento para todo, para la vida, para hacer frente a los viajes, a las contingencias. Hay que tener muchos talentos muy distintos”.

- La carrera de solista: “es una lucha solitaria y también es árida. Hay que saber luchar contra los otros y con los otros; bueno, como en la vida misma, ¿no?”.

- En vivo: “ha habido grandes artistas que han sufrido mucho los nervios para enfrentar el público, que se han dedicado a grabar más que a dar conciertos en vivo. Para mí el más grande pianista que existió es Earl Wild. En los conciertos tocaba menos bien que en los discos. Enfrentar a 3.000 personas nunca es fácil. Yo también sufro los nervios, pero los domino. No siempre es igual, no hay la misma tensión. Depende del día, del estado emocional, hasta de la astrología”.

- El público: “para servir mejor al público uno tiene que olvidarlo y brindarse igual, aunque sea una platea cauta en sus expresiones. Uno debe brindarse porque nuestra tarea como artistas es llegar al centro vital de los demás. Si la música le llegó aunque sea a una persona, la misión está cumplida. No hay que evaluar ‘hoy toco mejor porque el público es más importante’. Yo me preparo y me brindo exactamente con la misma dedicación tanto para Ushuaia como para Berlín”.

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