Carta a López y Planes

Es sabido que, durante sus años de estudiante en Buenos Aires, el tucumano Juan Bautista Alberdi cultivaba con gran entusiasmo su afición por la música, como compositor y como ejecutante. No es que careciera entonces de preocupaciones cívicas, pero ellas todavía no habían alcanzado la dimensión suficiente como para llenar su espíritu.

Corría el año 1832, cuando decidió dar a la imprenta sus primeros trabajos. Se trataba de dos breves textos, titulados respectivamente “El espíritu de la música a la capacidad de todo el mundo” y “Ensayo sobre un método nuevo para aprender a tocar el piano con la mayor facilidad”. Por cierto que se apresuró a enviarlos a los altos personajes de esa época, como Bernardino Rivadavia y Vicente López y Planes, el autor del Himno Nacional.

La carta con la que remitió sus impresos a López y Planes, expresaba: “Señor: Yo pienso hacer una revolución en el modo de enseñar la música, llevado, no de aquel espíritu que mueve a los díscolos, sino del que le llevó a usted a la revolución del año diez, es decir, a una reforma saludable”.

Añadía que “si el ilustre revolucionario del año diez se digna, pues, reprobar mi designio, no habrá hecho más que alargar la cadena de sus bienes, hechos a la patria y a la humanidad, sacando a un pobre necio de su error. Mas si logro la dicha de obtener su aprobación, diré necesariamente que mi causa es la suya, es decir, la de la justicia”.

El último párrafo de la misiva expresaba: “La poca circunspección y decoro de esta carta, le probará usted, Señor, mejor que nada, hasta qué punto estoy persuadido de la bondad y grandeza de su alma”.

No conocemos la respuesta de Vicente López y Planes.