Los miedos y las fobias que puede sufrir tu mascota

Los miedos y las fobias que puede sufrir tu mascota

Los temores son normales y recurrentes y hay varias manerasde hacerle frente para que perros y gatos la pasen mejor.

Los miedos y las fobias que puede sufrir tu mascota

Cada vez que se enciende el secador de pelo o la aspiradora corren despavoridos y se esconden bajo la cama. No pueden ver cerca una pileta de natación. Y las noches de tormenta son su peor pesadilla, al igual que las fiestas de Fin de Año. ¿Tu mascota tiene estos miedos o sufre una fobia? No te alarmés. Son bastante recurrentes. Incluso perros y gatos comparten temores parecidos.

Lo primero que debemos hacer es distinguir entre miedo y fobia. La veterinaria Diana Abascal, especializada en comportamiento animal, explica que la fobia es un miedo irracional e incontrolable frente a un estímulo que no debería causar ese efecto.

El miedo en un perro aparece como una respuesta por instinto de supervivencia ante situaciones peligrosas. Las fobias, en cambio, son reacciones de miedo desmesuradas. Esto puede ocurrir -describe Abascal- por una falta de socialización temprana, por factores genéticos o por alguna experiencia negativa.

“Las fobias más comunes son a ruidos (fuegos artificiales, tormentas, tráfico), a otros animales, a otras personas y a salir”, enumera la profesional. Estos temores y fobias están más que nada relacionados a una sensibilidad genética (propia de cada animal) y más que nada a una falta de sensibilización temprana y correcta.

“Recordemos que el período más sensible de caninos y felinos es muy corto; es en sus primeros meses de vida. Es ahí donde deben ser expuestos a distintos estímulos, de manera controlada si es que se pudiera, para que se habitúen y sepan que no representan un peligro real”, detalla la especialista.

El período sensible de felinos es de la semana 3 a la 9 y en caninos de la 3 a la 12. “Sí pueden adaptarse más grandes, pero es más difícil. Siempre debe ser una adecuación controlada y con cuidado, porque una sobreestimulación o una estimulación aversiva, también pueden ser contraproducente”, sostiene.

Tormentas y cohetes

El miedo a los cohetes y tormentas puede desencadenar un comportamiento promovido por el sentimiento de supervivencia. Las mascotas sienten que deben buscar la forma de escapar y de ponerse a salvo. En algunos casos, se trata realmente de pánico, y al escuchar el estruendo de la pirotecnia escapan. Algunos se pierden o incluso terminan atropellados en esa huida.

Muchas personas suelen medicar a su mascota en estas circunstancias para que no sufran. “No está mal hacerlo, el problema es que lo más común es utilizar las conocidas ‘gotitas sedantes’ y no es la medicación correcta, ya que el animal está sedado, pero el sufrimiento mental continúa. Por eso, lo ideal es que sea un especialista el que le administre un fármaco al animal”, explica.

Serpientes y pepinos

A ningún animal o ser humano le satisface ver una serpiente. Perros y gatos, al observar una víbora, suelen salir corriendo. “Son especies desconocidas (usualmente); es un miedo normal”, comenta Abascal. Un miedo similar les provocan los pepinos. Hace poco se hicieron virales algunos videos en los que ponían un pepino cerca de un gato. Al verlos, los felino se dan un tremendo susto. Ese terror a los pepinos no es propio de que las mascotas odien las hortalizas, sino que para ellos es algo desconocido y tal vez demasiado parecido a una serpiente.

Agua y claustrofobia

A algunos perros les encanta mojarse y otros le tienen miedo al agua. Depende de cómo han sido acostumbrados. Los gatos, en cambio, sienten aversión a bañarse. Según Abascal, aunque a los felinos en general no les gusta el agua, sí se los puede acostumbrar.

Algunos animales sufren mucho cuando quedan encerrados y ladran o lloran por horas. ¿Eso significa que sufren claustrofobia? “No, es más bien ansiedad por quedar confinados, por quedar separados del grupo”, aclara Abascal.

NO PREMIAR EL MIEDO.- Reforzar con premios al animal puede ser contraproducente. Cuando manifiesta temor, debemos mantenernos tranquilos y demostrarle que no pasa nada. Podremos acariciarlo cuando observemos que ya no tiene miedo; que entienda que su valentía sí tiene premio.

NO FORZARLO SI SE HA ESCONDIDO POR TEMOR.- Buscar un refugio es vital para el perro, lo ayuda a sentirse más tranquilo y protegido y, si le sacamos ese espacio de seguridad, el miedo aumentará y se podría agravar el problema.

NO EXPONERLOS A LOS RUIDOS.- Pensamos que la exposición repetida a algo que asusta al perro puede terminar por convertirse en algo que tolera y a lo que se habitúa. Lejos de ocurrir esa habituación, la fobia se agravará en el animal. Se recomienda que siendo cachorros se los exponga a un nivel moderado o bajo de ruidos mientras se realizan actividad positivas como juegos.

NO MEDICARLOS.- Pese a que nos hayan recomendado o hayamos leído la efectividad de ciertos fármacos para combatir las fobias, no es recomendable darle ningún medicamento sin consultar antes con un especialista.

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