Estos cocodrilos meten miedo

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INFIERNO EN LA TORMENTA | TERROR/CATÁSTROFE - PM13 - 87’

Buena

Origen: EEUU, 2019. Dirección: Alexandre Aja. Con: Kaya Scodelario, Barry Pepper, Ross Anderson, Morfydd Clark. guión: Michael Rasmussen y Shawn Rasmussen. Fotografía: Maxime Alexandre. Música: Max Aruj y Steffen Thum.

A “Infierno en la tormenta” no le sobra ni le falta nada. Propone una aventura intensa, asfixiante, salpicada de emociones fuertes y algunos sustos genuinos. No es poco para una película anclada en un enorme lugar común si de la historia hablamos (padre e hija aislados durante un huracán y a merced de la voracidad de los cocodrilos). La fórmula -tan probada- funciona porque no está contaminada por pretensiones de otra naturaleza. “Infierno en la tormenta” va a los bifes. O mejor dicho, a los caimanes.

La protagonista es Haley (Kaya Scodelario, a quien vimos en la saga “El corredor del laberinto”). Un huracán se ha desatado sobre la costa de Florida y ella está preocupada porque su papá (Barry Pepper, a quien vimos... en la misma saga) no responde los mensajes. Así que Haley parte a buscarlo, a sabiendas de que deberá adentrarse en el ojo de la tormenta. La casa familiar está a metros del agua, en una zona donde los cocodrilos son amos y señores. Cuando llegue la inundación -y faltan minutos para eso- Haley y su papá no estarán solos. Y para peor, atrapados.

Será un artesano del thriller tirando a clase B, pero a Alexandre Aja no le faltan recursos ni experiencia para contar una historia. A su juego lo llamaron en este caso, habida cuenta de que hace unos años incursionó en aguas similares con “Piraña”. Lo suyo, decididamente, es el terror (también filmó -entre otras- “Las colinas tienen ojos” y “Cuernos, basada en la novela de Joe Hill). A favor de “Infierno en la tormenta” juega también el guión, preciso y afilado, que firman los hermanos Michael y Shawn Rassmussen. Y sumando que en la producción asoma Sam Raimi termina de explicarse por qué la película merece un veredicto de pulgares arriba.

Por supuesto que “Infierno en la tormenta” no es “Psicosis”. Los diálogos existenciales en medio del caos son una tentación que rara vez se justifica. No es este el caso, por más que intenten poner en contexto una historia familiar sin demasiado interés.

La pantalla se enciende cuando Kaya Scodelario juega mano a mano con esos cocodrilos inquietantes, tan bien capturados en su ferocidad que representan el rol del monstruo con la inigualable potencia de lo natural. Atención para los impresionables: hay mutilaciones, sangre y mordeduras. Están advertidos.

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