“Cuando te limpiás por dentro ya no te llama la comida chatarra”

“Cuando te limpiás por dentro ya no te llama la comida chatarra”

A través de las redes y de cursos, Catalina Sánchez Ducca influye sobre miles de personas que buscan una alimentación y una vida más saludable.

Para convertirse en un rebelde no hacen falta gestos grandilocuentes ni generar violencia. Son necesarios pequeños actos que fuercen cambios. Y un actitud de rebeldía -que puede parecer pequeña o insignificante, pero cuya trascendencia es capital- es el hecho de tomar el control de lo que uno come y del modo en el que se alimentan las personas que uno quiere. De esa manera se interpelan sistemas, mercados y dogmas de la alimentación que rigen nuestra vida desde hace décadas. Esta es la gran revolución que viene predicando Catalina Sánchez Ducca hace años. A raíz de ello se convirtió en una de las generadoras de contenido tucumanas que más seguidores acumula en las redes sociales y -muy importante- que más interacciones mantiene con ellos. Sin dudas constituye lo que se conoce como una influencer.

Cocinarte.estudio, su cuenta en Instagram, es seguida por más de 12.000 personas. Allí postea fotos, recetas y reflexiones que buscan generar cambios positivos en los hábitos de alimentación. Además, los cursos de cocina saludable que dicta gozan de una demanda altísima. La han invitado a dictar charlas en Buenos Aires y la contactaron desde Neuquén y otros puntos del país. Catalina participó del ciclo “La otra pregunta”, que se emite todos los martes a las 21 por www.lagaceta.com.ar y por el Canal 11 de CCC. A continuación, algunos de los pasajes más relevantes de la conversación.

- Vos decidiste cambiar la forma en que te alimentabas ¿Por qué? ¿Cómo llegaste a hacerlo?

- Empecé hace mucho tiempo a hacer un cambio muy gradual debido a un problema intestinal que tuve cuando era chica. Empecé a introducirme, más o menos a los 14 o 15 años, en la comida macrobiótica. Ahí empecé a darme cuenta de que, a través del alimento, me generaba un bienestar enorme. Después me di cuenta que muchas personas estaban transitando lo mismo. Entonces supe que yo, desde mi lugar, podía ayudar mucho y comencé a estudiar y a generar contenido e información.

“Cuando te limpiás por dentro ya no te llama la comida chatarra”

- Cuando comenzaste a cambiar hábitos, ¿el cambio en tu cuerpo fue inmediato? ¿Fue un proceso? ¿Cómo viviste eso?

- Es un proceso y es un proceso que es largo. Cuando uno trabaja en la prevención, uno tiene que buscar cierta constancia. Y por ahí eso se complica. Lleva su tiempo cambiar los hábitos. Yo siempre digo: los hábitos malos ocupan lugares, los mismos lugares que los hábitos nuevos. Y ya venimos con malos hábitos, las malas costumbres están muy instaladas. Entonces, si yo te digo: “tomá esta pastilla, que te va a bajar el colesterol” o “tenés que comer avena molida mojada en leche de almendras”, es obvio que vas a tomar la pastilla. Esa pastilla te puede ayudar a disminuir el colesterol, pero te trae efectos en otros órganos u otros malestares que van apareciendo más adelante.

- ¿Te encontrás con muchas personas que se automedican?

- Hay cierta edad en la que, es increíble, se toma un cóctel de pastillas. Las personas tienen un pastillero para todo: para dormir, para el colesterol… Y es increíble cuando uno se da cuenta y empieza a alimentarse mejor y elegir mejor los alimentos: dormís mejor, tenés pensamientos más claros, te conectás con vos mismo desde otro lugar. Te juro que sos hasta más alegre. Nos automedicamos y eso también altera toda nuestra flora intestinal, que es nuestra orquesta.

- No se habla mucho del intestino, porque es como una especie de tabú, pero tiene un rol fundamental en muchísimos aspectos de la vida, no solamente en la nutrición…

- Así es. Ya está probado: es nuestro segundo cerebro. De ahí se comanda la respuesta de la salud a la enfermad, de ahí se comanda la inmunidad. Si uno se ocupa en tener esa microbiota sana, es muy alta la probabilidad de no enfermarse.

- Vos hacés mucho hincapié en los fermentados ¿Qué son?

- Algunos dicen que están de moda, pero en realidad son algo que viene desde hace miles de millones de años. Los sacaron con la industrialización, porque justamente lo que hizo la industria fue que vayamos al súper y abramos paquetes. Hizo productos que se conservan más tiempo algo en góndola. Cuando uno fermenta algo está generando bacterias benéficas. Por ejemplo, la pasteurización y otros procesos sacan todas esas bacterias que nosotros necesitamos para poder poblar nuestro intestino. No digo que esté bien o mal, pero a lo que voy es que nos fueron sacado el alimento y nos han ido poniendo comestibles. El alimento te nutre, el comestible no. Un alimento que a los dos o tres días se te llena de moho es un alimento. Un comestible te dura quince, veinte días.

- Hablemos del kéfir.

- Es una bebida fermentada que se produce mediante unos nódulos, un conglomerado de bacterias. En un litro de agua se ponen tres cucharada de kéfir, tres cucharada de azúcar de mascabo (no te la tomás, sino que con ella se alimentan las bacterias), medio limón y unas pasas de uvas. Se deja sobre la mesada a temperatura ambiente. Se va a fermentar y se va a colar. Se lo conserva en la heladera. Es como tomar una sidra. Si no tenés nada malo, el kéfir mantendrá tu flora intestinal. Si tenés un problema digestivo, como colon irritable o constipación, te va a sanar.

- Kéfir, chucrut, pan de masa madre... ¿No hay una sobredosis de fermentados?

- No, al contrario. Te encontrás incorporando un montón de alimentos que son tu medicina.

- ¿Y queda lugar para comerse un asado, tomarse una cerveza?

- Pasa por uno no dejar de hacerlo. Cuando te empezás a limpiar por dentro te deja de llamar tanto la comida chatarra. Pero hay que amoldarse y no aislarse.

- Un alimento que está en la vida cotidiana de casi todos es la leche. Los médicos recomiendan tomar leche. Pero cada tanto aparece alguien que te dice: “no, mirá, la leche no”. Entonces uno sabe dónde está parado.

-Sí, por eso es muy importante informarse bien y buscar que las personas que te acompañan sepan. La leche no es un cuco, pero la leche de hoy no tiene nada que ver con la leche que tomaban nuestros abuelos. Hoy en día las vacas tienen un montón de hormonas o pastan en suelos que están totalmente agotados. Si es que pastan...

- Entonces la cuestión está en los procesos.

- Son los procesos. Por eso está bueno manejar conocimiento y tomar distancia. Cuando uno tiene conocimiento tiene poder de decisión.

- ¿Considerás que influís?

Me gusta decir que inspiro. Me gusta generar la inspiración en el otro y demostrar que se puede hacer un cambio.

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