Honrando al enemigo

Honrando al enemigo

Por César Chelala - Columnista invitado.

Honrando al enemigo
15 Junio 2019

En estos tiempos de tanto conflicto civil, guerras internas, e intolerancia racial y política, es bueno recordar un episodio que involucra a Turquía, Australia y Nueva Zelanda. El episodio muestra el poder de las palabras para consolar el dolor, y para cerrar una historia penosa.

Por lo general, en abril, los turcos, así como personas de Australia y Nueva Zelanda, se reúnen en el noroeste de Turquía para rendir homenaje a sus antepasados, valientes jóvenes soldados, que perdieron la vida en los campos de Çanakkale en lo que se conoce como la Campaña de Gallipoli durante la Guerra Mundial.

Esta campaña se llevó a cabo en la península de Gallípoli en Turquía, entre abril de 1915 y enero de 1916, y fue una operación conjunta británica y francesa para capturar la capital otomana de Estambul y asegurar una ruta marítima a Rusia. El Cuerpo de Ejército de Australia y el de Nueva Zelanda, o Anzac, formó la base de un ejército liderado por británicos que aterrizó en Gallipoli. La operación fracasó, con miles de bajas en ambos bandos.

A cada uno de los soldados que murieron durante esa operación, se podrían aplicar las palabras de William Butler Yeats: “soñé que había muerto en un lugar extraño. Cerca de ninguna mano conocida”.

Sin embargo, tan doloroso como las pérdidas de vidas de jóvenes soldados, este episodio fomentó la creación de identidades nacionales y también sentó las bases de las relaciones de amistad entre gente de Turquía, Australia y Nueva Zelanda. La batalla también fue un momento definitorio en la historia del pueblo turco, sentando las bases de la Guerra de Independencia turca.

Fue durante esa campaña que Mustapha Kemal, quien más tarde sería conocido como Kemal Ataturk, contraatacó el avance heroico de los soldados Anzac y alcanzó un prestigio sin precedentes entre sus compatriotas. Mustapha Kemal, quien era entonces un teniente coronel de 34 años, había estado familiarizado con la Península de Gallipoli por sus operaciones contra Bulgaria durante la Guerra de los Balcanes.

El prestigio que este líder militar ganó durante la Campaña de Gallipoli le permitió crear la República de Turquía como una nación secular con valores occidentales, revitalizándola de las ruinas del Imperio Otomano. Después de la campaña de Gallipoli, demostró ser tan generoso en paz como se había atrevido en la guerra.

El Dr. Bülent Atalay, presidente de la Sociedad Ataturk, relató cómo, en 1930, 14 años después de la Campaña Gallipoli, y como presidente de Turquía, Kemal Ataturk recibió una carta de su ayudante de campo. En la carta, las madres de los Anzacs caídos en Gallipoli solicitaban permiso para visitar las tumbas de sus hijos.

Ataturk reflexionó sobre cómo responder. Su ayudante le dijo: “Adviértales que si alguien nos invade nuevamente, les romperemos las piernas”. Ataturk respondió: “No puedo hacer eso”. En cambio, se sentó y escribió a las madres.

“Esos héroes que derramaron su sangre y perdieron la vida ... ahora yacen en el suelo de un país amigo”. Por eso descansan en paz. No hay diferencia entre los Johnnies y los Mehmets donde están uno al lado del otro en este país nuestro ... Ustedes, las madres que enviaron a sus hijos de países lejanos, limpien sus lágrimas; Sus hijos están ahora en nuestro seno y están en paz. Después de haber perdido sus vidas en esta tierra, también se han convertido en nuestros hijos”.

Las palabras están inscriptas ahora en el Memorial de Anzac Cove, que conmemora la pérdida de miles de soldados otomanos y de Anzac que dejaron sus vidas en Gallipoli. Esas palabras revelan que Kemal Ataturk no fue solo un excelente político. También fue un gran estadista.

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