Tenis de élite: hay Federer y Nadal para rato

Tenis de élite: hay Federer y Nadal para rato

El español jugó un tenis impecable para vencer al suizo y convertirse en finalista de Roland Garros.

RIVALES Y RESPETADOS. Federer y Nadal se saludan en la red luego de la semifinal. Referentes del tenis en los últimos tiempos, se respetan entre ellos.  RIVALES Y RESPETADOS. Federer y Nadal se saludan en la red luego de la semifinal. Referentes del tenis en los últimos tiempos, se respetan entre ellos.
08 Junio 2019

Por Sebastián Fest

Lo de Roger Federer y Rafael Nadal no tiene nombre. Importa mucho, claro, que Nadal ganara 6-3, 6-4 y 6-2 para avanzar a la final y buscar su duodécimo título en Roland Garros. Importa saber, también, que del otro lado sufren Novak Djokovic y Dominic Thiem. El tablero marcaba un set para cada uno y ventaja de 3-1 del austríaco en el tercero antes de que la lluvia clausurara el día.

Pero hay algo más importante, o quizás significativo, que todo eso. Federer, que venía de jugar el trigésimo noveno partido con Nadal, aún se sorprende ante el tenis que es capaz de jugar Nadal. Es, en cierta forma, la mejor prueba de que el gran clásico del tenis mundial sigue bien vivo, de que el sueño puede continuar.

“No hay nadie que juegue, ni remotamente, el tipo de tenis que juega Nadal”, dijo un Federer frustrado a partes iguales por su rival y por el viento que convirtió en una locura la central de Roland Garros.

No se quedó ahí el suizo, que confesó las dificultades que le genera Nadal ya antes siquiera de pisar la cancha: “Ni siquiera sé a quién buscar para entrenarme con alguien que se le parezca. Estuve pensando en eso durante el partido, es sencillamente increíble cómo juega desde el fondo”.

Las cejas de Nadal se enarcaron en el ángulo que solo aparece cuando escucha algo que realmente lo asombra. “Bueno, yo tampoco puedo encontrar a alguien que juegue como él. Federer hay uno solo. ¡Por suerte, ja!”.

Así, la dupla que sostiene al tenis, las dos R más famosas de la historia de la raqueta, dan a entender a sus espectadores que la vida continua. Sí, aunque uno tenga ya 33 años y cinco días (Nadal) y el otro le falten dos meses para cumplir los 38.

“Disfruté mucho esta temporada en polvo de ladrillo, así que las posibilidades de regresar el año que viene supongo que son buenas”, admitió Federer, que no caía con el español desde enero de 2014 en el Abierto de Australia. Nadal secundó al suizo: el duelo de las dos R no tiene por qué haber escrito su último capítulo en arcilla. Habrá más. “La última vez... Siempre puede ser la última vez, la vida es también eso. Pero cuando hablas de dos tenistas que están jugando las semifinales de Roland Garros no piensas en una retirada”.

Vean si no a ese Federer, que, frustrado por la sucesión de errores y el enloquecido vuelo de una pelota a merced de los remolinos de polvo naranja, hizo lo que hacía años no se le veía: tomó una pelota y, con furia, la lanzó fuera del estadio.

Eso, está claro, no es lo que hace un hombre con ganas de colgar la raqueta.

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