Cartas de lectores
20 Marzo 2019

Mea culpa

Mis 81 años me encuentran (como a muchos) preocupado por el futuro de los jóvenes y niños de este país, y en general el de las familias. Mi vida ya está hecha, y no debiera estar de esta forma. Sin embargo, mi condición de ser humano me obliga a ello. Ante las próximas elecciones nacionales y provinciales, y conforme a la situación imperante, es necesario un golpe de timón. ¿Cuál sería el primer paso? Que en un gesto de grandeza patriótica, tanto Cristina Fernández de Kirchner como Mauricio Macri declinen postularse a Presidente. Por cierto, tienen derechos constitucionales a hacerlo, pero es menester que hagan previamente sus “mea culpa” y obrar en consecuencia. Si contrariamente alguno de ellos ganara en octubre, se continuará con el encono y en el lodo, y este panorama no cambiará. Sería el único mérito que tendrían los dos para entrar a la historia con cierto honor. Hay que buscar otra alternativa, con candidatos que no presenten mácula alguna y cuenten con un equipo honesto y capacitado. Así, y todos unidos, gobierno y oposición, se posibilite sacar el carro, que es la Nación, de donde está hundido. Los españoles firmaron en su momento el Pacto de La Moncloa, y pudieron en cierto modo salir a flote. ¿Por qué nosotros no podemos hacer lo mismo, rubricando un pacto que podría llamarse “celeste y blanco”? Este deseo mío (que quizás es el de muchos) no solo alude a los nombrados, sino a todos aquellos que quieren volver o repetir funciones, con sus conocidas máculas (manchas) anteriores y actuales en sus ropajes. Dejemos el fanatismo vinculante y cuasi obligatorio. Obremos como argentinos en búsqueda de la grandeza que soñaron muchos grandes de nuestra historia. No defraudemos una vez más sus memorias. Hay una “cima” adonde llegar, pero también y, cuidado, está la “sima” donde caer. Para el que no comprenda la diferencia, le sugiero, sin jactancia, consultar el diccionario de nuestra lengua.

Ramón Humberto Acosta
[email protected] 

Inundada por aguas servidas

A través de este espacio que nos brinda LA GACETA, y en mi desesperada búsqueda de solución, hago pública mi situación. A comienzos del mes en curso, mi departamento ubicado en calle Catamarca 436, planta baja “A”, en pleno Barrio Norte, se inundó de aguas servidas y olores pestilentes. De inmediato hice el reclamo en la SAT (Sociedad Aguas del Tucumán), que a fuerza de insistir envió el camión desagotador y normalizó la situación por tres días. El domingo pasado, al regresar a mi vivienda, fue suficiente que abriera la puerta para que un fuerte olor nauseabundo me recibiera: nuevamente se había inundado y continúa así. Desde la SAT me informan que el problema son las colectoras porque son viejas y están colapsadas. También me reconocen que enviaron el camión desobstructor, y aclaran que el problema reaparecerá por la gran cantidad de edificios que se levantan en la zona. Mi situación es conocida por el Ente Regulador, la SAT, la Dirección de Urbanidad e Higiene, la administradora del edificio y mis vecinos. Pregunto: ¿quién se hace responsable de los daños y perjuicios que la situación ha creado a mi salud física y emocional, así como a mis pertenencias que se arruinaron? Y lo que no es menos importante, ¿dónde me alojo hasta que me auxilien, porque mi departamento es inhabitable por lo insalubre?

Teresa Inés Cortez
Catamarca 436, planta baja “A”

San Miguel de Tucumán

Demora en la respuesta del 911

El jueves 14, a la 1 de la mañana, escuchamos un ruido en mi domicilio particular. Al mirar por la ventana nos damos con un ladrón que estaba cortando la cadena que ajustaba un par de bicicletas. Gritamos para que el ladrón abandone su cometido, mientras llamábamos al 911. El ladrón insistía en pasar la bicicleta por sobre la tapia. Mi marido, arriesgando su vida, trata de evitar el robo y se trenza en lucha, a pesar de que este lo amenaza con pegarle un tiro. Mi marido tiene 54 años, el ladrón unos 20 años y otro, su cómplice, lo esperaba afuera montado en una moto. Seguíamos insistiendo con el 911, que nos respondía: “un móvil se está desplazando”. Hicimos tres llamados. La pelea debe haber durado 10 minutos. Y los agentes del 911 llegaron media hora después del primer llamado, y ante nuestros reclamos los policías que llegaron nos dijeron que hacía cinco minutos que les habían avisado. “Podríamos haber llegado antes”, respondieron. Hice la denuncia policial por “tentativa de robo”, porque al final nada se llevaron, pero podrían haberse llevado la vida de mi marido, la mía y hasta la de mis hijos. ¿Ese es el tiempo que el personal del 911 espera para actuar? Escribo esto para que la ciudadanía conozca en manos de quiénes estamos: de ladrones por un lado, y de inoperantes por el otro. ¿Un servicio de emergencia y prevención del delito que demora 30 minutos en llegar, siendo convocados tres veces por una familia que peleaba por su vida?… En fin.

María Alejandra Gauna de Wittich [email protected] 

Críticas al Subsidio de Salud

El Gobernador dice con besos, abrazos y cabezas apoyadas en su pecho, que gobierna especialmente para “los viejos”. No obstante, su representante de incorporación compulsiva, el interventor del Subsidio de Salud, la obra más grande de Tucumán, nos sorprende todos los días con el cercenamiento de derechos, reconocidos inalterablemente por la larga lista de sus antecesores. Primero, creó problemas con las órdenes de consulta; luego redujo a tres las visitas a los profesionales de la salud, así como las órdenes de remedios, y ahora a sólo dos, y dispuso un aumento del valor de las órdenes de consulta, porque economiza el papel para los remedios. Obliga a los pacientes con movilidad reducida a pedir autorización para obtener nuevas órdenes, sabiendo que tienen tratamientos permanentes. Se paga el Plan complementario, pero al parecer carece de todo. Llamé al servicio de emergencia y se presentó un individuo manejando un vehículo que aclaró que no era de la obra social. Me tomó la presión y no pudo hacerme dos puntos porque no tenía material adecuado. Me ofreció llamar para que el Subsidio me traslade a algún servicio “para tan complicada intervención”. Urge que el Interventor convoque a una asamblea pública, para que rinda cuenta ante los afiliados cómo se gasta el millonario presupuesto de la obra social. ¡Las intervenciones no son eternas. Todas tienen término!.

Elba Aurora Martínez de Larrea
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A don Alberto Lebbos

Al estimado amigo Alberto Lebbos: quiero saludarlo públicamente por su homérica lucha en busca de justicia, superando todos los obstáculos infranqueables para una persona normal. Pero su determinación y enjundia inquebrantables semejaban a un héroe mitológico, y como Odiseo (Odiseo o Ulises fue un héroe legendario de la mitología griega), llegó a Itaca después de 13 años de luchas descomunales, sin armas y contra enemigos poderosos. Y le digo al señor Lebbos que esta emocionante y admirable valentía me obliga a brindarle este reconocimiento. Ojalá ahora pueda tener un poco de paz.

Mario Figueroa
Pasaje Santos Dumont 1.826

San Miguel de Tucumán

El accidente de Sergio Denis

Debido al accidente que sufrió el cantante Sergio Denis, escuché y vi en los medios televisivos cualquier tipo de comentarios sobre lo acontecido, pero ninguna de todas esas personas definió lo que es una “fosa orquestal”, que prácticamente todos los teatros del mundo tienen para óperas o para ballet. Uno de ellos es el gran Teatro de La Scala (Milán); otro el Teatro Colón (Buenos Aires), y otro el Teatro de Liceo de Barcelona, entre tantos más. ¿Qué es una fosa de orquesta? Es el área de un teatro (se encuentra en la zona de bajo nivel en frente del escenario) en que la orquesta de músicos tocan sus instrumentos. Se utiliza cuando se requiere música (como en una ópera, ballet o en alguno caso de música incidental). El director se coloca en la parte de adelante de la fosa mirando el escenario. La misma puede ser de cualquier tamaño para que quepa la orquesta. Lo de Sergio fue un accidente. Frecuento el Mercedes Sosa y está en óptimas condiciones. Nadie tuvo la culpa de lo que pasó, pero antes de hablar hay que estudiar o saber de qué se trata cada cosa dentro del arte, y no lanzar las calumnias que se dijeron contra el director del teatro, como también las hicieron los medios de Buenos Aires contra Tucumán. Si todos saben cómo está formado un teatro, entonces los que estudiamos cine, arte, música, dejamos todo en manos de los grandes opinólogos y nos retiramos a hacer otra cosa. ¡Lo único que falta es que pidan que La Scala de Milán tape la fosa orquestal donde actúan los grandes músicos! Creo que debemos tener un disenso para todos y dejar que las personas especializadas, en cada área, se encarguen de lo que les compete, y no ser unos arrogantes si no sabemos de qué se trata.

Fernando Esteban Saade
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Proteger al caballo criollo

Hace más de un año, el 22/11/17, una ley sancionada por el Congreso Nacional bajo el Nº 27.414, cambió la suerte, al menos en apariencia, del caballo criollo (descendiente de las tropillas de cimarrones gestadas por los 72 caballos andaluces traídos desde España por Pedro de Mendoza y Luján, en 1535), ya que este recibió el honor de ser proclamado el “Caballo Nacional y Patrimonio Cultural de la Argentina”. En dicha ocasión, el senador Federico Pinedo leyó en su presentación: “que nuestra Nación otorgue protección legal a nuestra raza caballar, tiene la relevancia de la preservación de lo propio, con características de patrimonio común, y de la conservación de una biodiversidad única que se da en nuestro continente”. Hoy, a sólo 484 años de la llegada de los primeros caballos a Argentina (sus antecesores autóctonos encontraron su extinción cuando hace 11.000 años atrás pisamos esta tierra) y como real reconocimiento a su rol en el desempeño de las actividades fundacionales de nuestro país, sería oportuno, para ser coherentes con las leyes vigentes y la voluntad de los argentinos expresada a través de sus representantes, que se prohibieran, mediante ley nacional, los festivales de “doma” o “jineteada” y fueran derogadas las leyes que consideran a la “jineteada” un deporte (Ley 8.952), porque esos caballos abusados en esos espectáculos “recreativos”, esos rebeldes “reservados”, que -como La Pampeana (2013), La Roseta (2013), Zorrito (2017), El Temblor (2017), Pampero (2019)- pueden hallar la muerte en una jineteada de festival), son caballos criollos y desde hace más de un año están protegidos por nuestra legislación. No más jineteadas en Argentina.

Karina Zerillo Cazzaro
[email protected]

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