Temporada de nervios

Tres meses. Sí, sólo tres meses para saber si Tucumán seguirá siendo gobernado por el Partido Justicialista o si habrá un gobernador o gobernadora de otro signo. La campaña electoral ha puesto nerviosa a toda la dirigencia política. Pero también les ha marcado la cancha a las encuestadoras. Por caso, Neuquén ha sido la clara expresión del fracaso de los sondeos, cuando las consultoras se prenden al teléfono y no caminan el territorio. Esos comicios, no obstante, también han encendido luces de alerta para aquellos sectores que se asientan sólo en la estructura. La aparición del “voto útil” como estrategia social para mandarles mensajes a los candidatos ha sido parte de la volatilidad de un resultado que, aunque aparecía cantado, no aseguraba un triunfo con relativa holgura.

Sin embargo, hay otro factor que resulta más gravitante en el humor social: la economía. Más allá de elevar la tasa por encima del 62%, el Banco Central no pudo encarrilar al dólar, que vuelve a colarse en la campaña. Los vaivenes del tipo de cambio ponen nervioso a cualquiera, como también las variaciones del Índice de Precios al Consumidor (IPC). El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informará mañana el dato de febrero, que puede terminar en torno de un 3,5% en ese mes. Los datos oficiales no contribuyen a la campaña de Cambiemos. El organismo estadístico ha revelado ayer que la industria trabaja a casi el 56% de su capacidad instalada, el reporte más bajo en casi 17 años. La recesión se está sintiendo con fuerza, con más empresas que se aferran a los procedimientos preventivos de crisis, debido a aquella baja productiva y a la retracción del consumo. Manzur insiste con que Tucumán es, hasta ahora, una suerte de isla, en la que los anuncios de inversión continúan y donde el consumo se mantiene en base al aporte del Estado en salarios del sector público. No hay que perder de vista que gran parte de las provincias muestran cierta holgura fiscal a partir de los acuerdos federales que incrementaron los ingresos por coparticipación. Con plata en la caja, tomaron distancia de la Casa Rosada.

El caso Neuquén, además, ha enviado un mensaje interno a los gobernadores. Salvo aquellos que tienen ciertos impedimentos constitucionales, la mayoría considera que tiene muchas chances de repetir en cada uno de sus distritos. El tucumano Juan Manzur se monta en esa ola, vendiéndose a nivel partidario como uno de los mandatarios peronistas con mayor poder de convocatoria en el norte argentino. Jujuy y Corrientes son jurisdicciones que han sobrevivido al color peronista en el Norte Grande. Santiago del Estero también forma parte de esa paleta, con Gerardo Zamora a la cabeza. Sus pares lo llaman compañero. Y esa es la credencial con la que suele sentarse en la liga de gobernadores justicialistas.

Más allá de esa relativa confianza que existe entre los “caudillos territoriales”, la aparición de los outsiders pone también un toque distintivo a los comicios que se vienen. Por caso, Marcelo Tinelli, que se ha paseado por el centro de esta ciudad acompañado por Manzur y su delfín para la capital, Mario Leito, ha calentado motores con vistas a una potencial candidatura. El salto que experimentan esas personalidades (en este listado también se pueden mencionar al neurocientífico Facundo Manes, al presidente de River, Rodolfo D’Onofrio, o al economista José Luis Espert) de la faz privada a la vida política puede llegar a enriquecer el liderazgo de personas con escasa experiencia. Pero, al mismo tiempo, expone el vacío de renovación y de recambio en lo que puede denominarse la clase política tradicional.

Mientras tanto, los líderes que quedan tratan de acomodarse al momento. Manzur es un claro ejemplo. En su pelea por diferenciarse de José Alperovich, ha apelado a su pragmatismo para mostrarse cercano a Cristina Fernández. Hasta ahora, el senador se mantiene en la pelea y, en su entorno, niegan de que vaya a declinar su candidatura. “Llega con amplias posibilidades de éxito al 9 de junio”, dicen sus asesores. Cambiemos está en un proceso de metamorfosis y con un cisma interno de imprevisibles consecuencias. La senadora Silvia Elías de Pérez ha enviado cartas al electorado de que ella quiere ser la futura gobernadora de Tucumán. Si eso es así, el tiempo para fortalecer candidaturas es demasiado escaso. Se abrió la temporada de nervios.

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