Fabrica gafas de madera con un toque cosmopolita

Fabrica gafas de madera con un toque cosmopolita

Tras un viaje a Hawai, Marco Ganassin volvió inspirado y decidió iniciar un emprendimiento que produce lentes con marcos de madera. El joven busca trasmitir un mensaje mediante su producto: la gente debe animarse a emprender.

CAMPAÑA PUBLICITARIA. Una modelo exhibe un diseño de “Woot” durante una sesión de fotos.  foto gentileza de ramiro bulsoni CAMPAÑA PUBLICITARIA. Una modelo exhibe un diseño de “Woot” durante una sesión de fotos. foto gentileza de ramiro bulsoni

Marco Ganassin repite en reiteradas ocasiones que toda su vida ha querido transmitir un mensaje. “Así como los periodistas, pero desde mi marca”, precisa este economista tucumano de 31 años. Y fue de esa manera que, para cumplir con aquel anhelo, decidió iniciar su propio emprendimiento. Escogió hacerlo por medio de “Woot”, una firma dedicada a la producción y comercialización de anteojos de sol elaborados con marcos de madera extraída de tarcos.

Ganassin conoció ese tipo de lentes durante un viaje a Hawai que realizó en 2012. “Me pareció fuera de lo común. En ese momento, sentí que podría ser algo innovador y original en Tucumán”, recuerda el joven durante una entrevista concedida a este diario.

Fue así que -manifiesta- se sintió inspirado para divulgar lo que él considera su mensaje: “que la gente se anime a emprender y a seguir su camino; que nadie se quede en la cajita que nos imponen en la vida”. La firma del joven vende sus productos por medio de plataformas online y hoy da empleo a dos personas de manera permanente. Si bien Ganassin es el dueño del negocio, especifica que Marcos Ragone, su amigo de secundaria y también licenciado en Economía, se incorporará como socio.

En una primera instancia, este emprendedor tucumano no tenía la intención de fabricar los marcos de madera que tanto le habían llamado la atención en el archipiélago del Pacífico. Por lo contrario, buscaba adquirirlos en China para luego venderlos en la provincia. Sin embargo, asegura que las numerosas restricciones a las importaciones vigentes durante el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner frustraron sus planes. “Cuando arranqué con esto estaba Guillermo Moreno en la Secretaría de Comercio Interior. Resultaba casi imposible traer los marcos desde el exterior, por lo que en ese momento no pude avanzar y la idea terminó quedando colgada”, plantea Ganassin.

Unos años después decidió reflotar su proyecto y creó el emprendimiento que dirige actualmente. Aprovechando sus conocimientos en carpintería -adquiridos gracias a la fábrica de puertas y ventanas de sus padres-, el economista confeccionó los primeros modelos utilizando la maquinaria de su empresa de su familia, ubicada en Banda del Río Salí. “Es un trabajo milimétrico; fue todo a prueba y error. Renegué muchísimo hasta que empezaron a salir bien. Me cansé de tirar anteojos mal fabricados”, asevera. Y recomienda: “cuando se emprende, nunca salen las cosas como uno piensa. Hay que mantener la tranquilidad y tener la serenidad necesaria para afrontar cada adversidad”.

 foto gentileza de José Alvárez foto gentileza de José Alvárez

Una vez logrados el producto, Ganassin se dedicó a promocionar su emprendimiento por medio del marketing y de la publicidad. Para ello, contrató a Marcos Novillo, un diseñador gráfico que sugirió el eslogan de la marca: “a través de tu instinto”. El economista especifica que, originalmente, su firma iba a llamarse “Wild Out” (“sacá tu lado salvaje”, en inglés), pero que finalmente se inclinó por un juego de palabras a partir de esa oración hasta llegar a “Woot”. “Desde el nombre de la empresa, está todo pensado a nivel gráfico para transmitir mi mensaje: quiero que la gente se anime a hacer sus planes”, insiste el joven emprendedor. “Puse mucho foco en la marca. Hasta quería grabar frases motivadoras en el interior de las patillas de madera, pero al final las incluiremos en los estuches de los anteojos”, detalla.

Detrás de las gafas de madera del emprendimiento de Ganassin, también existe un concepto de sustentabilidad. “Novillo me planteaba que debíamos hacer foco en ese aspecto a nivel de marketing. Es cierto, estos lentes son más amigables ecológicamente que los demás. Pero siendo sincero, la idea surgió por otro lado”, reconoce.

Consultado sobre las posibles ventajas de emprender siendo licenciado en Economía, el joven consideró que su formación le ayudó a pensar su negocio, pero sólo en una pequeña parte. “Capaz suene como una frase hecha, pero la convicción que tiene uno es lo que saca adelante un emprendimiento. Esa es la diferencia: la persistencia es clave. Emprender es un desafío, pero ver los resultados es muy satisfactorio y gratificante”, reflexiona.

Ganassin cuenta que tuvo que atravesar por numerosas pérdidas durante los inicios de su emprendimiento. Incluso, hace un año, accedió a un crédito del Instituto de Desarrollo Productivo de Tucumán (IDEP). “Ahora estamos más encaminados. Doy empleo fijo a dos personas y contrato a varias otras, como ser diseñadores y ópticos. Siempre hay que ir por los costos variables y aprovechar al máximo lo disponible”, examina (ver receta en esta edición). El joven se autodefine como una persona “muy inquieta y motivada”. Además de “Woot”, dirige un emprendimiento digital dedicado a la organización de eventos y participa en otros negocios. “Hay que lograr que haya millones de emprendedores. Así, el país podría salir adelante”, concluye. (Por Juan Martín de Chazal)

La receta de “Woot”

1. Aprovechar lo disponible

La inversión inicial que Marco Ganassin debió efectuar para crear “Woot” no fue tan grande debido a que el joven utilizó los insumos que  tenía a su alcance. “En vez de comprar cierta máquina, busco el modo de hacerlo yo o tercerizo esa producción. Trato de minimizar los gastos siendo creativo”, sostiene. Además, aprovechó la maquinaria que ya poseía la empresa de su familia de aberturas para realizar los cortes de los marcos de madera.

 foto gentileza de José Alvárez foto gentileza de José Alvárez

2. No iniciar el emprendimiento con costos fijos

A diferencia de los costos fijos, los variables son aquellos que se modifican acorde a las alteraciones del volumen de producción. Ganassin recomienda apuntar hacia los últimos al iniciar un negocio. “Los costos fijos terminan hundiendo desde un comienzo. Uno no sabe lo que pasará y puede quedar comprometido, por ejemplo, a pagar sueldos que quizá no pueda. Por eso yo pago por encargo”, explica. Y agrega: “no me puse a comprar una máquina para cortar vidrio, sino que busqué a un óptico para que me lo haga. Comprar la maquinaria cuando arrancás de cero no sirve porque capaz no puedas afrontarla”. El emprendedor aplica la misma premisa para la comercialización de sus gafas. “No apunto tanto al volumen de ventas, sino a tener buen margen por producto. Por eso no vendo en locales, los costos serían más altos”, plantea.

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