Se cansó del corpiño estándar y creó su propio modelo

Se cansó del corpiño estándar y creó su propio modelo

Un problema de salud en sus mamas impulsó a María Fiat a crear su propia línea de ropa íntima. Siguiendo un “concepto de salud”, la emprendedora busca que las mujeres se sientan cómodas y quiere llevar sus prendas a todo el país

 FOTOS GENTILEZA DE SOL GATTI

“Aunque suene muy duro, las mujeres somos rehenes de la moda”, sostiene María Fiat. Motivada por una serie de recomendaciones médicas, esta tucumana de 37 años decidió desafiar a la industria de la lencería local. Tras especializarse en el rubro, fundó “La Flor de Lupe”, un emprendimiento dedicado a la confección y comercialización de ropa íntima femenina. Siguiendo lo que ella llama “un concepto de salud”, sus diseños son vendidos en toda la provincia y la intención es proyectarlos al resto del país. Además, su firma ya da empleo a más de seis familias y es licenciataria de la “Marca Tucumán”, un sello de distinción otorgado por el Instituto de Desarrollo Productivo de Tucumán (IDEP).

“Todo esto surge de una necesidad física. Las telas de los corpiños me irritaban la piel, y sus arcos se soltaban causándome mucho dolor y hematomas, ya que tengo fibroadenomas (tumores benignos que crecen en las mamas)”, explica Fiat a LA GACETA. Disgustada con las opciones disponibles en el mercado, investigó el modo de fabricar ella misma sus prendas. “Buscando marcas que pudieran satisfacer mi necesidad, me encontré con algunas excesivamente caras y otras con un bajo estándar de calidad. Entonces, supe que faltaban estos productos en Tucumán”, cuenta la emprendedora, que es madre de un niño de cinco años.

MODELOS. La línea de lencería de Fiat está destinada a mujeres que buscan un producto de diseño sin perder la comodidad. fotos gentileza de “La flor de Lupe” MODELOS. La línea de lencería de Fiat está destinada a mujeres que buscan un producto de diseño sin perder la comodidad. fotos gentileza de “La flor de Lupe” FOTOS GENTILEZA DE SOL GATTI

Fue así que en 2016, a partir de esas complicaciones médicas y comerciales, Fiat resolvió iniciar su propia línea de lencería con el dinero que había ahorrado para otro emprendimiento textil. “Tenía en mente fabricar remeras para venderlas por mayor. No me imaginaba hacer algo artesanal como ahora”, plantea.

Previamente, había intentado adquirir sus productos en talleres de Buenos Aires. “No me fue bien con ellos: no me cumplieron lo que les pedí y, al estar tan lejos, no podía hacer ningún cambio. Como ahí tienen todo industrializado, no les prestan mucha atención a los detalles. Entonces, decidí que debía hacerlo yo”, recuerda Fiat, quien también es técnica en Comercio Internacional. De esa manera, inició una serie de capacitaciones en centros especializados de distintos puntos del país y transmitió los conocimientos adquiridos a sus modistas de Tucumán.

A la lista de inconvenientes la dueña de “La Flor de Lupe” agrega los que tuvo para conseguir mano de obra especializada. “Acá no hay gente que se dedique a la ropa interior con telas elastizadas y piezas de moldería, que son muy difíciles de hacer. Existe para otros rubros textiles, pero no para el de la lencería”, especifica Fiat. Durante su búsqueda entró en contacto con modistas dedicadas a ropa de fiesta que finalmente pudieron acompañarla en su proyecto. “Por suerte, después de mucho tiempo encontré personas que, además de ser atentas en los detalles, entendieron mi necesidad y hoy trabajan conmigo”, manifiesta.

La marca de diseño de Fiat cuenta con todos los talles estándares y también elabora opciones a medida. Asimismo, confecciona sus prendas de forma individual ya que -según la propietaria- su objetivo no es la industrialización de ropa interior, sino la elaboración de un producto “cómodo, confortable y que, además, sea lindo”. “Cortamos y cosemos las piezas una por una prestando atención a los detalles”, precisa.

“Como si fueran parte del cuerpo”

Acorde a la descripción ofrecida por la joven tucumana, su marca apunta a aquellas mujeres que “llegan a sus casas y quieren sacarse sus corpiños”. “Nosotras sufrimos muchas molestias. Siguiendo estándares de moda, terminamos afectando nuestra salud”, reflexiona. Por ello, ningún modelo de su línea de producción posee arcos, rellenos ni push up (una almohadilla que levanta y da volumen a los senos): según Fiat, esos elementos perjudicaban su salud. “En Tucumán tenemos unos calores terribles. Con todo eso nuestra piel no respira. Mi concepto es lograr que los corpiños se sientan como si fueran parte del cuerpo”, acota.

Por las mañanas, la diseñadora trabaja en una empresa constructora metalúrgica. Durante las tardes, se dedica a su emprendimiento, cuyo taller funciona en un local alquilado en las cercanías de la Quinta Agronómica. Allí emplea a tres costureras, además de otras tres que trabajan desde sus casas con sus propias máquinas. Fiat calcula que su producción diaria es de al menos 40 prendas, las cuales son revendidas en dos locales del Gran San Miguel de Tucumán y por medio de plataformas online.

“La Flor de Lupe” importa sus telas, por lo que las variaciones del dólar alteran significativamente sus costos. “Compraría nacionales, pero son muy sintéticas y me causan daño”, informa. Y agrega: “antes de subir los precios, prefiero mantener mis prendas en un valor económico. Me doy vueltas, me doy vueltas; lloro y lloro, pero los mantengo”. Consultada sobre la creación de sus diseños, la emprendedora asegura que “delira en su cabeza”. “Empiezo a imaginarme qué podría quedar bien en mi cuerpo. Ahora ya me siento empresaria y estoy abrumada porque no sabía que esto podría llegar a crecer tanto. Adoro poder dar trabajo”, cuenta con orgullo.

Fiat busca expandir sus fronteras más allá de Tucumán. “Luego de las importantes pérdidas que afronté a raíz de la mala experiencia con la gente de Buenos Aires, ahora estoy más encaminada y en proceso para que esto sea exitoso económicamente para mí”, asevera. Por lo pronto, empezará a comercializar sus productos en locales de Salta, Mendoza, Córdoba y Jujuy. (Por Juan Martín de Chazal)

La receta de “La Flor de Lupe”

1. Contratar mano de obra capacitada y especializada

Por un problema de salud, María Fiat necesita que las telas de su ropa interior sean elastizadas e hipoalergénicas. Por ello, la correcta confección de las prendas que elabora es esencial para que sus productos cumplan con su función: que sean confortables y puedan adaptarse al cuerpo. En ese sentido, la mano de obra requerida por “La Flor de Lupe” debía ser especializada dentro de ese rubro textil para cumplir con los estándares de calidad.

2. Publicitar sus productos en redes y plataformas web

La principal vía de contacto de Fiat con sus clientas es mediante las redes sociales, principalmente Instagram. En ellas, la emprendedora mantiene actualizada la publicidad de sus modelos mediante constantes campañas gráficas. “El diseño es lo que primero ven. Después les cuento el concepto de salud que hay detrás de esto y se interesan aún más”, cuenta.  

3. Equilibrar rentabilidad con precios accesibles

Pese a las variaciones del dólar, que encarecen los costos de sus insumos (las telas elastizadas que utiliza “La Flor de Lupe” son importadas), Fiat busca mantener los precios de sus productos. “Si subo demasiado el valor de mis prendas, nadie las comprará. Este no es el momento de hacerlo, teniendo en cuenta la situación del país. Prefiero mantener un equilibro y seguir dándole trabajo a la gente”, sostiene.

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