El árbitro, el jugador número 31 de la URT

El árbitro, el jugador número 31 de la URT

Mejorar la cantidad y la calidad de los arbitrajes es la meta.

LOS DE AFUERA SON DE PALO. Abstraerse del entorno es una de las habilidades que debe desarrollar un árbitro para no perder foco en el juego. Fortalecer el aspecto psicológico es una de las bases del proyecto. foto de eduardo stenvers ragone LOS DE AFUERA SON DE PALO. Abstraerse del entorno es una de las habilidades que debe desarrollar un árbitro para no perder foco en el juego. Fortalecer el aspecto psicológico es una de las bases del proyecto. foto de eduardo stenvers ragone
06 Febrero 2019

Aunque goza de una presunción de veracidad mayor a la de otros deportes, la realidad muestra que el árbitro de rugby también es un frecuente depositario de las frustraciones de la tribuna. El precepto básico de que el referee siempre tiene la razón -aunque en los hechos no la tenga- suena simple, pero resulta de muy difícil comprensión para muchos espectadores, generadores de un clima hostil que termina condicionando el desempeño del árbitro y atentando contra el juego mismo. No sólo eso: a la larga, desalienta la presentación de nuevos aspirantes, lo que desemboca en un plantel de árbitros cada vez más reducido y con menos opciones a la hora de designar. Ergo, el nivel del arbitraje se resiente.

Para combatir ese círculo vicioso es que la Unión de Rugby de Tucumán impulsó un proyecto orientado al crecimiento del referato, que se apoya en el desarrollo de las habilidades técnicas pero sobre todo en el de las emocionales, entendiéndose a la psicología como un aspecto clave.

“El rugby es un deporte de contacto, y como tal, la figura del árbitro es imprescindible. Se puede jugar sin entrenadores, pero no sin árbitro”, deja en claro Marcelo Corbalán Costilla, presidente de la URT y promotor del proyecto junto al vice, Santiago Taboada.

El programa se extenderá durante dos años y tendrá un foco doble, tanto en lo individual como en lo colectivo: aspectos aptitudinales (técnicos) y actitudinales (mentales y emocionales). Además, involucrará a todos los referees en actividad, como a los que ya no lo estén pero puedan aportar su experiencia, y también a los referentes y aspirantes.

“Estamos muy contentos con este proyecto, porque es una declaración de intenciones por parte de la Unión. Tener esta visibilidad ya es un progreso, porque históricamente el referato fue un área descuidada”, destaca Javier Omodeo, uno de los árbitros consultados a la hora de elaborar el plan. Junto a él están Omar Alcocer y el presidente de la Comisión de Árbitros, Walter Herrera. El coaching estará a cargo de Ignacio Bossi -quien ya trabajó con árbitro de la AFA- y de Luis García Biagosch.

Mentalidad

Si bien apuntará también a la parte técnica, el foco principal hará blanco en el aspecto psicológico. “El objetivo es indentificar, plantear y superar los desafíos que plantea el arbitraje a través de técnicas para control de emociones, toma de decisiones, frustraciones, liderazgo, planteamiento de objetivos y demás”, explica Santiago Altobelli, uno de los árbitros referentes invitados. “Se trata de preparar la cabeza para todas las situaciones que se presentan antes, durante y después del partido, y las emociones que se generan, como ansiedad, frustración, alegría, etcétera”, amplía.

“El arbitraje tiene que evolucionar a la par del juego y del jugador. Con esto se busca mejorar la captación de aspirantes, para lograr una mayor cantidad y a través de eso, una mayor calidad”, explica Álvaro del Barco, otro de los referentes invitados. “Por supuesto, eso es sólo una parte. Debe ir acompañada de otras medidas a fin de que el árbitro sienta mayor contención. Por ejemplo, que se lo trate un poco mejor en la cancha y que el viático le alcance para no tener que poner de su bolsillo”, completa.

“Para ello es necesario generar los recursos económicos. Un referee tiene que capacitarse, y eso supone horas de entrenamiento, de análisis de video, de reunión con coaches, preparación de partido y el partido mismo. Eso tiene un costo que no todos pueden afrontar, lo que termina atentando contra la posibilidad de tener una base ancha de árbitros y generar una competencia que eleve el nivel -apunta Omodeo-. Pero de todas maneras, es muy positivo que la Unión intente jerarquizar el arbitraje. Así como se invierte en el desarrollo de jugadores, también es necesario invertir en el desarrollo de árbitros si queremos un rugby de alto nivel”.

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