Política “cuántica”, o de unos cuantos

Política “cuántica”, o de unos cuantos

Viendo como algunos referentes saltan de un lado al otro y tratan de aprovechar al máximo la energía política propia -mucha o poca-, no se puede menos que recurrir a metáforas para tratar de explicar lo que sucede con la política comarcana, especialmente ahora que todo ha entrado en un estado de ebullición permanente y en tiempo de aceleraciones, por lo menos para la toma de decisiones. Es el tiempo de las pelotitas de nervios. Son momentos de acciones y de reacciones, con la dinámica propia de la política, porque a diferencia de la física cuando alguien genera una buena jugada, o una acción desconcertante para el adversario; no siempre las reacciones resultan de la misma intensidad y de sentido contrario, porque el factor sorpresa a veces debilita las posiciones y las respuestas no conllevan la misma contundencia.

Por ahora, la acción política se reduce a las iniciativas de unos cuantos que se están moviendo preventivamente, sabedores de que puede sobrevenir un torbellino violento a causa del posible adelantamiento de las elecciones provinciales. Más les vale no que no los agarren en estado de equilibrio inestable. Y si el Gobierno no fijó todavía la fecha de la votación es por un “inconveniente” jurídico o fallo “incompleto” de la sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo que no le habilita a dar ese paso como quisiera; ya mismo. Hay pruritos a la espera de que esta vía judicial se aclare.

Lo que surge evidente es que el oficialismo provincial no quiere quedar atrapado en la interna nacional del peronismo y tampoco en el proceso electoral nacional, ya que los coletazos de ambos desarrollos pueden complicar sus intereses locales, que son los que prioriza. Para eso es casi obvio el paso que debería dar: adelantar la fecha de la elección provincial, hoy encorsetada en agosto -este año debería ser el 25 de ese mes- por razones estrictamente constitucionales.

La Carta Magna provincial determina en dos artículos, el 43 inciso 6 y el 100, que la elección de autoridades se realizará dos meses antes de la conclusión del mandato, lo que ocurre el 29 de octubre. O sea, la votación tiene que ser en agosto, tal como vino sucediendo en 2007, 2011 y 2015. He aquí que el planteo realizado por el Frente Renovador Auténtico y la posterior sentencia judicial sólo se abocaron al 43 inciso 6 y se olvidaron del 100 a la hora de pedir y resolver inconstitucionalidades; hecho que remarcaron no sin cierta ironía algunos constitucionalistas. Al parecer, el apuro provocó alguna distracción y causó una pequeña negligencia jurídica desde ambos lados. Con poner artículo 43 “y sus concordantes” se salvaba la jugada; deslizó un observador del proceso.

Para superar el “descuido”

Desde el massismo local ya avisaron que a primera hora del viernes 1 de febrero se presentarán a las puertas de tribunales con un nuevo recurso para que se amplíe el pronunciamiento judicial y se abarque al artículo 100, el del gran “descuido” del trámite. El argumento central será el mismo para cuestionar el texto constitucional: apelar al artículo 3 de la ley de convocatoria a la reforma 7.469: “la Convención no podrá modificar, suprimir o incorporar artículos o temas cuya necesidad de reforma, supresión o incorporación no se haya declarado en la presente ley, siendo nulas de nulidad absoluta las que hiciere apartándose de las facultades que le confiere la misma”.

En el fallo de los jueces Juan Ramón Acosta y Horacio Castellanos se apuntó, respecto del 43, inciso 6, que se vulneraron los límites de la 7.469, opinión que -remarcaron- se encuentran en línea con un criterio uniforme de la Corte Suprema de Justicia “atendiendo a casos similares”, como el planteo del Colegio de Abogados en contra de las enmiendas. El Ejecutivo está observando este proceso, del que es un ajeno interesado, pero principal beneficiario. Unos cuantos en la Casa de Gobierno están agazapados, a la espera de que se ratifique el sentido de la resolución judicial para dar el zarpazo electoral y llamar a comicios a más tardar en junio.

¿Por qué junio como tope a una posible convocatoria? Porque hay una fecha clave en ese sentido y que va en la línea de escapar de toda la influencia de la interna peronista nacional y del proceso comicial nacional: el 22 de junio. Ese día, justamente, vence el plazo para presentar los precandidatos a las PASO, las primarias abiertas que se harán el 11 de agosto.

Con las elecciones locales resueltas antes de ese día en Tucumán, Manzur podría pararse distinto frente a ambos procesos: puede emerger -de ganar, claro- como un referente peronista con fuerza para opinar en la mesa chica sobre la mejor alternativa opositora para enfrentar a Macri. Además, con el eventual adelantamiento también diluirá las interferencias de una potencial pelea entre peronistas disidentes -o manzuristas-jaldistas- y cristinistas-alperovchistas en el justicialismo tucumano.

Es que en el oficialismo hay unos cuantos que piensan que la polarización a nivel local es principalmente con Alperovich y no con la vertiente local de Cambiemos. O sea, que la pelea de fondo en el territorio será por el voto peronista, por cierto mayoritario en la provincia. La intención del Gobierno es reducir el nivel de influencia del senador en el peronismo para que su capacidad de daño electoral sea mínima en las urnas.

En ese marco se deben insertar los saltos cuánticos -como los de un orbital atómico a otro, como señalaba Niels Bohr-, o el famoso “saltar el cerco”, de algunos dirigentes peronistas que pelearon por Macri en 2015. Léase como se quiera: arrepentimiento, prevención, temor a perder todo, sentimiento peronista, propuesta tentadora o hasta antialperovichismo.

Es una de las estrategias que se manejan y ejecutan para tratar de continuar en el poder, porque hoy por hoy observan al macrismo tucumano disperso, desconcertado, debilitado y sin candidatos caminando como tales. En la sede de 25 de Mayo y San Martín están convencidos de que finalmente será el radical Cano el candidato a gobernador por la oposición, y que será impuesto como tal por Peña. O sea, por Macri.

Retomando aquel hilo sobre la disputa por la adhesión peronista: para el Gobierno sonó a música en los oídos las afirmaciones de Cristina de que no se inmiscuirá en la interna del justicialismo tucumano. Lo había anticipado el bonaerense Felipe Solá al sostener que Cristina hizo bien en no inmiscuirse en la pelea entre Manzur y Alperovich. La propia ex jefa de Estado en un comunicado que firma como referente de Unidad Ciudadana dijo que quería que gane el peronismo. “No nos metemos en una interna, no queremos dividir ni entrar en peleas”. Clarito.

Es hasta lógico que no se inmiscuya porque puede estar eligiendo al perdedor y esa cucarda, como jefa de un espacio, no es agradable de llevar, menos en un año electoral. Hay que ponerse por encima de los contendientes. Lo enseña el manual de conducción del peronismo, es hasta básico.

Alperovich se queda así sin esa posible bendición, pese a que en todas sus salidas repite que la mejor candidata presidencial es la ex presidenta. La gentileza no le será devuelta. Menos efectividad tendrá ese encolumnamiento para el senador si las elecciones provinciales se adelantan hasta antes de la fecha en la que deben inscribirse los precandidatos a cargos nacionales, el 22 de junio.

Hace pocos días, dirigentes locales de Unidad Ciudadana se reunieron con Cristina y con Parrilli y dan fe de que la senadora se mantendrá al margen de la contienda provincial. Incluso unos cuantos estiman que esa apuesta a la unidad se expresará en una posible mediación de la ex jefa de Estado para que haya un acercamiento entre Manzur y Alperovich. Sería un buen gesto, pero una segura apuesta al fracaso, si es que se observa que ninguno de ellos está dispuesto a ceder nada. Uno quiere seguir, el otro volver. Uno quiere mantenerse en su espacio, el otro instalarse en ese mismo; cuánticamente imposible.

Mientras tanto, en otro orbital ...

Mientras tanto, el radicalismo -principal socio de Cambiemos en Tucumán o del extinguido Acuerdo para el Bicentenario- quedó entrampado en su propia interna, entrampado porque se viene un tiempo de definiciones políticas. Más aún, si el oficialismo resuelve adelantar los comicios provinciales; los encontrará mal parados, casi a mitad de un proceso de normalización partidaria. Los propios correligionarios admiten que los va a complicar en serio una media como esa. La UCR hoy está siendo conducida por Federico Romano Norri, debido a la caducidad de los mandatos partidarios. Como normalizador deberá encarar dos procesos electorales a la vez, el de elección de autoridades partidarias - votación prevista para el 31 de marzo- y el de la designación de los candidatos provinciales y nacionales.

En medio de divisiones e intereses individuales aparentes por encima del interés colectivo, todo parece una verdadera encrucijada electoral y gran reto para los radicales. Da la impresión de que unos cuantos dirigentes quieren salvarse subiéndose a partidos propios para salir como acople antes que diseñar una estrategia de conjunto. No están poniendo toda la energía en ese trámite superior, pareciera que cada uno se siente cómodo en su propio espacio de influencia, o nivel energético para no desaprovechar la teoría de los cuantos de Planck. Además, a lo que era el oficialismo partidario le salió la prematura candidatura a gobernador de Ariel García, un inmanejable en la UCR.

¿Habrá elecciones internas en el partido de Alem? No parece que haya mucha predisposición a sortear por ese camino la designación de los candidatos. Todo está por resolverse en el radicalismo, y debería hacerse rápido, más rápido aún si el PE arrastra los comicios provinciales a mayo (12, 19 o 26) o a junio (2, 9 o 16). Será otro elemento de presión para los correligionarios.

No por nada el oficialismo ya dispuso que en febrero se renueven las autoridades del PJ; seguro querrán que haya lista única para enfrentar en mejores condiciones, unidos, el proceso electoral que se avecina. Quiere a todos los peronistas cercados, no saltando de un lugar a otro, o como se diría en física: a todos los electrones instalados en el mismo orbital, o cuanto de energía.

En el oficialismo parece que las jugadas de unos cuantos ya están pensadas, en la oposición aún resta que otros cuantos acomoden las fichas.

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