Cartas de lectores

Trapitos I

¿Cuándo será el día que tengamos que dejar de aguantar el apriete y la violencia de los trapitos o dejar de tener miedo que te rompan el auto o decir camino mas cuadra dejo el auto mas lejos? Estos casos van a terminar con violencia o incluso un muerto de cualquier bando, sea el ciudadano común o el delincuente (trapito, cuida auto). Y el único responsable será el Municipio, el intendente o la Policía, que sabe de estos actos ilegales y los mira en silencio. Le pido al intendente que tome cartas en el asunto o por lo menos utilice el sistema de parquímetros no sólo el microcentro sino dentro y fuera de las cuatro avenida; además esto generaría nuevos ingresos al municipio que deberían generar mas obra.

Federico Rodríguez

Trapitos II

No es la primera vez que emitió una opinión por el cobro indebido del estacionamiento público en mano de los denominados “trapitos”, en estos días muchos comentarios se hicieron en redes sociales por el apriete de los individuos que aplican está actividad ilegal que existe hace mucho tiempo al margen de la ley. Resulta curioso que el municipio capitalino mire para otro lado librando a los ciudadanos a sufrir el maltrato, agresión física y verbal por parte de estos falsos cuidadores que se adueñaron del estacionamiento público y gratuito, hasta se animaron a imprimir una boleta apócrifa con el monto que ellos imponen y a nombre de la municipalidad de San Miguel de Tucumán. La solución que el Intendente Alfaro propone, por versión de sus ediles,  estaría en estudio una convocatoria a licitar el cobro de aparcamiento a terceros. Evidentemente lejos de pensar en el bienestar de los automovilistas, de brindarles un servicio gratuito en la vía pública por lo que los vecinos pagamos impuestos, pretenden quitarles el negocio a estos individuos y dárselos a una empresa, yo me pregunto, ¿No quiere la municipalidad hacerse cargo?, creo que sería generar empleo porque se recauda, insertar personal en las calles y así brindar un verdadero servicio, eficaz y seguro como lo merecemos los ciudadanos de bien.

Williams Fanlo

Azcuénaga 980

San Miguel de Tucumán

Cuidar a los tucumanos

Todos los días vemos profusa propaganda, tanto gráfica como  televisiva, y costosas  gigantografias, pagadas con fondos del Gobierno, promocionando el cuidado que proporciona a los tucumanos. Esto no deja de ser una burda tomada de pelo, toda vez que comprobamos ostentosas falencias en el cuidado de ciudadanos y de la ciudad. Es evidente el aumento de  vagabundos  sentados en las veredas, con un aspecto que permite suponer que están drogados u obnubilados con alguna droga. Hace unos meses, escribí una carta en este espacio donde denunciaba a una persona indigente, que sufre una colostomía, y que duerme en la vereda de San Juan al 300, en lo que fue la entrada a un local ahora se encuentra abandonado. El sujeto sigue durmiendo en la vereda cubierto por cartones, y recibe alguna ayuda de los vecinos, pero lo grave es que ahora se han sumado otros indigentes que descansan en el mismo espacio y cuya presencia causa una lógica inquietud entre los vecinos de la cuadra. A pesar de que he leído reiteras notas del gobierno haciendo propaganda sobre un supuesto organismo que se encargaría de asistir a los indigentes, y a cuyos teléfonos han recurrido diversas personas para hacer las denuncias correspondientes, nada se logrado al respecto. Por lo tanto, sugiero al gobernador que se ocupe seriamente de este asunto de modo que toda su propaganda pueda ser tomada en serio, de forma tal que su diario discurso  no se convierta en una mascarada más de las  que nos tiene cansado la política que conocemos. En el caso de que no pueda diferenciar entre un país ordenado y el nuestro, sugiero que vaya a Chile y observe lo que significa vivir con un dólar estable, sin inflación y ciudades sin olor a cloacas y sin trapitos en las calles.

Humberto Hugo D’Andrea

Seguridad y prevención

Hace un tiempo comenzamos con unos colegas en un posgrado a trabajar sobre proyectos de como prevenir la inseguridad en la Provincia. Entendimos que hay una seguridad inmediata y otra mediata. En cuanto a lo mediato o a largo plazo creo que la Educación es el arma mas letal. ¿A que me refiero con Educación? A inaugurar las mismas en territorios denominados “Marginales”. Pues existen villas donde los jóvenes están condenados a no progresar por innumerables flagelos. El horario de las Escuelas “Marginales” sería matutino y vespertino. Ahora, ¿cómo se previene la inseguridad inmediata, la urgente? La primera agencia que actúa en un hecho ilícito es la Policía y luego ella pone en conocimiento según el tipo penal, al fiscal o no. Al Poder Judicial ingresan los sumarios referente a delitos ya consumados, pues ello es otra temática interesante. Pero volviendo a nuestro eje, considero que en primer lugar, la preparación de los futuros policías debería ser mucho mas exigente. Estimo debe ser una carrera donde cada cadete sea preparado como futuro policía preparado. En este sentido debo decir que la carrera en Tucumán deja mucho que desear.  El armamento de todo policía ya es antiguo, se podría invertir en industria nacional e invertir en pistolas Bersas, que son fabricadas en Ramos Mejía, de muy buena calidad y mucho mas avanzadas que la que actualmente usa la fuerza. Un comisario una vez me comentó que a los proyectiles tienen que comprarlos cada policía y la caja de 25 balas tienen el precio de $ 450. La metodología debería ser una policía “elite”. Deberían saber usar perfectamente un arma, defender a un ciudadano y cumplir las normas. Otra propuesta es la de que todas las comisarías de la Provincia estén conectadas a través de un programa de computación, y a la vez conectada con el Ministro Fiscal y la Fiscalía de Turno. ¿Cómo prevenir con la inseguridad inmediata, si hay “Clanes” con mejores armas que las fuerzas policiales? La sociedad necesita policías, pero aquellos con vocación, no aquellos que lo ven como “salida laboral”? Estimo que el delito va varios metros más adelantados, hay muchísimas cuestiones acéfalas en materia de seguridad.

Gonzalo Cornet Esteves

Accidentes viales

En el caso de las motos (a nivel nacional) y teniendo en cuenta lo peligrosas que son, y la enorme y constante cantidad de accidentes que protagonizan con graves consecuencias para sus pasajeros y grandes gastos para el Estado, creo que una buena iniciativa sería que, como ocurre con sustancias letales como el tabaco, sea obligatorio que el comprador reciba avisos (gráficos de accidentes y de otros tipos) de que está adquiriendo un producto muy riesgoso para su vida e integridad física. Crear consciencia total del riesgo. Que quede bien claro a lo que se expone al conducir un vehículo que, con al menor accidente, por más tonto que sea, y por el más mínimo error, propio o ajeno, puede tener resultados catastróficos. Evidentemente no está claro en la cabeza de la gente, por lo que se aprecia en las calles y rutas de todo el país. Campañas de concientización de otros tipos, tampoco estarían de más. Siendo que estos accidentes son noticia de todos los días, algo hay que hacer, y se me ocurre esa idea.

Wenceslao García Hamilton

San Pedro de Colalao

Es una vergüenza que el delegado comunal de San Pedro de Colalao siga en su cargo. Si tuviera un poquito de responsabilidad ya hubiera dejado de ejercer. El agua en San Pedro de Colalao sale completamente sucia. ¿Quién se hace cargo de esto? Las empresas prestatarias de agua y de luz hacen lo que quieren. Cobran lo que se les antoja y el servicio cada vez peor (cuando hay servicio). Comencemos a trabajar con responsabilidad. El turismo es importante y además es una fuente de ingresos. Señor delegado, sea más eficiente en su gestión. Si no lo puede hacer dé un paso al costado.

Susana del Valle Aguirre

Juan Posse 1.409

San Miguel de Tucumán

El sueño de la niña

Don Clodomiro Hileret fue un visionario, una persona que proyectó el futuro de todo un pueblo, incluyendo su creación mayor, el ingenio más grande de Latinoamérica,  como símbolo de trabajo y progreso  de una comunidad que se siente relegada en la actualidad. El pueblo se encuentra estructurado en su originalidad desde hace 130 años, pasando por diversos proyectos políticos que quedaron estancados en las salas de la ignorancia y el olvido. Hablar del parque de Santa Ana, es hablar de un fenómeno  de atracción que convoca a todo visitante para regocijarse de una  frondosidad inefable, que cautiva y azuza a no conformarse con la simple acción de los ojos. Ese contorno aceitunado que brilla en la memoria de todo aquel que evoca el nombre de Santa Ana, fue el sueño de la niña, y que según el rumor de los años, su padre, Don Clodomiro, lo  hizo realidad. ¡Cuánto la amaría don Hileret! Pero el tiempo fue trasladando a El Parque hacía su destino apocalíptico, impulsando su furia para lo que quizás, sea su último suspiro, porque más daño no se le puede hacer. ¿Qué peor cosa le puede pasar, después de ser una maravilla natural y ahora solo ser un cuadro cetrino? ¿Por qué hemos dejado que las garras de la ignorancia nos arrancaran un patrimonio natural y cultural, que en ningún otro lugar del mundo lo tendríamos? ¿Qué ignoramos de la historia? ¿Qué nos mueve a no comprometernos con un legado que sucumbe según los años? ¿Nos hemos transformado en seres sin ánima? La historia del parque es la parábola de don Clodomiro, cuya narración, aunque realmente fuera un invento ficcionario heredado, entenderíamos que aquel padre quiso hacer realidad un paraíso anunciado ya  en los sueños de su hija, y que sería el testimonio verdadero de nuestra realidad. ¡Vaya si don Clodomiro no era un visionario! Lo puso en la entrada del pueblo, no para que sea una guarida de delincuentes y drogadictos; o para que algún Delegado Comunal haga de él su circo; ni mucho menos para que sea una promesa de campaña. Lo puso en la entrada del pueblo como garantía de la felicidad de los niños del futuro; como símbolo de compromiso, trabajo arduo y constante de mantenimiento; para que cada padre de este pueblo le cumpliese el mismo sueño que él  a su hija; para que otros niños no tengan el trabajo de soñarlo, sino, de disfrutarlo; lo puso como certificación del funcionamiento del pueblo. Y no se equivocó, porque muchos están sentenciados a seguir repitiendo los yerros del pasado  por no entender la parábola que Hileret nos escribió con hechos. Y su deterioro, en la actualidad, es la metáfora de las almas malas, que no saben aún dónde han tropezado.

Daniel Brizuela

Santa Ana-Tucumán

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