El mantenimiento del arbolado urbano

El mantenimiento del arbolado urbano

Son como las personas, pero mucho menos exigentes. Necesitan que desde pequeños les pongan una guía para poder crecer erguidos, luego requieren de mimos, de protección y de mantenimiento cuando se hacen mayores. A cambio, brindan desinteresadamente múltiples beneficios, pero a veces como forma de pago reciben mutilaciones. Suelen ser víctimas de los enojos de la naturaleza y al derrumbarse provocan daños materiales, algunas veces con víctimas. En la última tormenta, cayeron varios árboles.

En Bernabé Aráoz al 900, un viejo pino se desplomó sobre una vivienda. Uno de sus moradores contó que resultaron dañados el aire acondicionado, la óptica derecha de la parte trasera del auto, cámaras de seguridad, una mesa jardinera y cuatros sillas que estaban en la terraza. “Sabíamos que se iba a caer este árbol; para colmo ya habíamos mandado un carta a la municipalidad reclamando para que lo sacaran. Ahora nos informaron que en estos días van a sacar la raíz. El árbol era un peligro; era grande y viejo”, testimonió.

Según el responsable de Defensa Civil, el viento fue superior a los 60 kilómetros por hora y en todo el territorio provincial, se derrumbaron 23 árboles, de los cuales 12 pertenecían a San Miguel de Tucumán; por la caída quedó afectado parte del tendido eléctrico.

La subsecretaria municipal de Servicios Públicos dijo que los árboles caídos estaban sanos. Sobre el ejemplar que se hallaba en el predio del Hospital Centro de Salud que cayó hacia la vereda, así como de otros, señaló que no se trataba de árboles secos o enfermos, pero sí viejos, con más de 50 años de vida e inclinados hacia la calle. “No hay una explicación sobre los árboles caídos; pero una de mis estimaciones es que la humedad del suelo es la que llevó a que se cayeran los árboles. Eso, porque el suelo no llega a recuperarse después de tantos días de lluvias”, consideró.

En 2011, un funcionario municipal anunció que Espacios Verdes y la UNT harían en forma conjunta un censo para saber cuántos árboles había en la ciudad. El trabajo iba a consistir en verificar la edad de cada ejemplar, la altura y el estado fitosanitario. “Gracias al GPS, los vamos a ubicar a todos en un mapa”, afirmó.

En alguna oportunidad, dijimos en esta columna que con el asesoramiento de la UNT, la Municipalidad capitalina podría diseñar una política específica sobre el arbolado urbano, que incluyera el mantenimiento. Seguramente, es más fácil cortar o matar un ejemplar que protegerlo de las pestes y curarlos. Los daños a los ejemplares suceden, generalmente, por ignorancia del vecino que ha plantado en la vereda un árbol de gran porte y las plagas ocurren por falta de mantenimiento, según los autores de la Guía de Arbolado de Tucumán.

Un relevamiento profundo mostraría, por ejemplo, a aquellos árboles que se hallan peligrosamente inclinados sobre casa, veredas, calles; los que están secos, los empestados; prevenir enfermedades como el HLB que ataca a los cítricos; se podría constatar su edad, así como el estado fitosanitario. Permitiría además diseñar un plan de cura con los que están con plaga, otro de forestación con especies tradicionales de Tucumán (tarco, lapacho, palo borracho, naranjo, tipa, ibirapitá, plátano de sombra), plantando quizás los de mayor porte en los parques o en las plazas. Es posible que los vientos huracanados sigan tumbando ejemplares, pero seguramente les sería más difícil, se protegería mejor al ciudadano de un percance y se le proporcionaría al árbol una mejor “calidad de vida”.

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