Los silencios de Juan

Antes de que enero se vaya para siempre, el gobernador Juan Manzur dará a conocer quién es el nuevo vocal de la Corte Suprema de Justicia de la provincia. Hasta ahora hay cuatro miembros: tres fueron designados por el ex mandatario provincial José Alperovich (Claudia Sbdar, Antonio Estofán y Daniel Posse). El otro es René Goane, quien fue propuesto por (Ramón Ortega, luego de la intervención federal). Falta uno y será elegido por el titular del Poder Ejecutivo.

Manzur todavía no terminó de sacudirse la arena de las vacaciones, pero ya está enfrentando su último año como gobernador, de acuerdo al último mandato popular. Es trascendental la decisión que está por tomar. Trascenderá su gestión. El gobernador está seguro de que lo importante es hacer sin especular quien se beneficiará de ello. Y, cuando dice esto, pone como ejemplo el edificio de la Legislatura que él lo impulsó, pero nunca tuvo un despacho en ese lugar porque el destino lo puso en otros lados.

La Corte Suprema de Justicia es un pedestal político por excelencia. Exige una categoría jurídica importante, pero es innegable que la tensión política da energía a la vida del máximo tribunal.

El gobernador sabe perfectamente esa definición. Por eso cuando se le consulta si ya tomó la decisión, pone cara de “no entiendo lo que me preguntan” y responde que aún es momento para despedir a Antonio Gandur. Cuando se le insiste por una señal de cuáles serán las características del nuevo vocal de Corte, Manzur vuelve tirar la pelota afuera. Subraya que él forma parte de un equipo de trabajo y que la decisión debe ser consultada. De esa posición se puede inferir que el vicegobernador -Manzur destaca la lealtad de Osvaldo Jaldo hacia él- será una de las personas que opinará sobre el nombre del abogado que ocupará un sillón en la cúpula de la Corte. Jaldo se ha mantenido en silencio al respecto, pero si algo se puede inferir de los movimientos del vicegobernador es que el fiscal de Estado, Daniel Leiva, es uno de los nombres que estará sobre la mesa cuando los principales responsables del poder en Tucumán se ponga a conversar sobre el tema.

Manzur no lo dice, pero en su interior hay una discusión: cumplir con la palabra que él dio, de buscar los mejores de esta generación o poner a alguien que sin ningún lugar a dudas sea consecuente con el poder actual. No tiene la respuesta, por eso no sabe a cuál de los tres o cuatro nombres que tiene en la cabeza convertirlo en el elegido.

El titular del Ejecutivo esquiva las preguntas de una entrevista como Nicolino Locche esquivaba los golpes. Este boxeador mendocino se hizo famoso no por su golpes mortíferos ni por su efectividad a la hora de lanzar los puños. Al contrario, llegó a campeón del mundo esquivando los golpes de los rivales. Manzur insiste en que no es momento aún, no da señales ni de género para saber el sexo del futuro integrante de la corte. Sus palabras se convierten en un jeroglífico para descifrar.

Durante la conversación que el gobernador tuvo con LA GACETA ayer se le insistió -con la intención de encontrar un dato más- si al menos había decidido si debía ser un experto del derecho o simplemente un soldado de la causa peronista. Se rió y luego ensayó la respuesta. Contó que una vez que los propuestos se ponen la toga lo más común es que se olviden de quién los llevó hasta ese lugar.

Manzur, con su silencio, con sus respuestas cargadas de ambages, con sus elipsis verbales, fue claro: no tiene aún decidido quién será el futuro miembro de la Corte. También dio a entender que la persona que se elija, antes de llegar a la consideración de la Legislatura, pasará por el filtro de su nuevo compañero de cruzada, su “fiel amigo” Osvaldo.

Curiosamente, cuando la conversación expiraba y en el antedespacho del gobernador lo esperaban los ministro Acevedo y Garvich (Interior y Economía), Manzur contó una anécdota: “es gracioso lo que hacen los periodistas. Una vez leí una nota titulada “Los silencios del Lole”. Se refería a un sinnúmeros de interpretaciones que se hacían sobre lo que no dijo Reutemann”. Tal vez el mandatario intuía este panorama surgido de lo que no quiso decir ante la requisitoria de la prensa.

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