La quinta protesta de los “chalecos amarillos” terminó con un centenar de manifestantes presos

La quinta protesta de los “chalecos amarillos” terminó con un centenar de manifestantes presos

A pesar de la marcha y del fuerte dispositivo de seguridad, el museo de Louvre y la torre Eiffel estuvieron habilitados para los turistas. La movilización fue menos numerosa y virulenta que las anteriores. Lo atribuyen al temor que generó el atentado de Estrasburgo.

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16 Diciembre 2018

PARÍS.- Miles de manifestantes tomaron las calles de varias ciudades francesas ayer en el quinto fin de semana de manifestaciones contra el gobierno del presidente Emmanuel Macron, pese a llamados a desconvocarlas después de un ataque mortal en Estrasburgo esta semana.

En París, la policía desplegó un gran número de efectivos para contener posibles estallidos de violencia. Pero las manifestaciones fueron notablemente más pequeñas que en semanas anteriores, posiblemente como respuesta al ataque en Estrasburgo o al clima frío y lluvioso.

La policía disparó cañones de agua y gases lacrimógenos por la tarde para dispersar a algunos manifestantes por esporádicos y breves enfrentamientos con la policía antidisturbios en los Campos Elíseos y las calles adyacentes.

Medios franceses también difundieron imágenes de enfrentamientos entre policías y manifestantes en Nantes, al oeste de Francia, y en la sureña Burdeos.

El movimiento de los “chalecos amarillos” comenzó a mediados de noviembre con protestas en las intersecciones y rotondas contra los aumentos de impuestos a los combustibles, pero rápidamente se convirtió en una movilización más amplia contra las políticas económicas de Macron.

Durante las protestas de los fines de semana en París ha habido actos de vandalismo y violentos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. Loic Bollay, de 44 años, quien acudió a la manifestación de los Campos Elíseos con un chaleco amarillo, dijo que las protestas de ayer fueron más moderadas que en semanas anteriores, pero que el movimiento continuaría hasta que se aborden las demandas de los manifestantes.

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“Desde el atentado de Estrasburgo, está más tranquilo, pero creo que el próximo sábado y los sábados siguientes (...) volverá”, dijo.

De momento, 95 personas fueron arrestadas, de las cuales 63 permanecen detenidas, según informó la jefatura de Policía de París. Una cifra en baja con respecto a las 598 detenciones -475 de ellas bajo custodia- realizadas al mismo momento de hace una semana.

Un hecho que se explica por una menor convocatoria en las calles parisinas, donde salieron alrededor de 2.200 manifestantes, frente a los 10.000 de la semana pasada.

A diferencia de las movilizaciones precedentes, ayer abrieron muchas de las atracciones turísticas de la ciudad, entre ellas el museo del Louvre y la Torre Eiffel.

“París no debería dar la impresión de ser una ciudad muerta”, declaró el jefe de la policía capitalina, Michel Delpuech.

El ministro del Interior indicó que alrededor de 69.000 policías estuvieron activos, con una presencia reforzada en las ciudades de Toulouse, Burdeos y Saint-Etienne. Con este operativo se intentó contener contener a las cerca 33.500 personas que protestaron en todo el país.

Para ello, el gobierno volvió a desplegar un fuerte dispositivo de seguridad en la capital, con 8.000 policías movilizados, 14 vehículos blindados y la reintroducción de unidades de choque en motocicleta, que habían sido prohibidas en 1986 tras la muerte de un manifestante.

Una de las imágenes de la jornada fue protagonizada por un grupo de mujeres que posaron semidesnudas vestidas de Marianne -uno de los símbolos de la República francesa- frente a los agentes desplegados en los Campos Elíseos.

Mientras que la otra imagen fuerte tuvo lugar frente a la ópera Garnier, en el centro de la ciudad, reportó la agencia de noticias DPA.

Allí, cientos de manifestantes se arrodillaron y cruzaron las manos detrás de la cabeza, en alusión a la detención masiva de estudiantes que protestaron contra las reformas educativas y bloquearon sus centros de enseñanza.

Con esta nueva jornada de movilización, los denominados chalecos amarillos, un movimiento ciudadano nacido en rechazo al alza de los combustibles y que ahora aglutina el malestar general hacia las políticas de Macron, continúa su pulsada contra el gobierno.

Esta semana, varios miembros del Ejecutivo habían pedido la suspensión de las protestas después de que cuatro personas murieran en un atentado perpetrado el martes en el mercado navideño de la ciudad de Estrasburgo.

El propio Macron apeló el viernes último a la calma, el orden y la vuelta a la normalidad y pidió a los manifestantes que se sumen a un debate nacional que prometió abarcará numerosas cuestiones políticas. (Reuters-Télam)

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