El fin del “gradualismo” en un año complicado

El fin del “gradualismo” en un año complicado

El Presupuesto 2019 implica un ajuste fiscal de tres puntos del PBI para alcanzar el equilibrio en las cuentas públicas, reducir la inflación a la mitad, 23%, y una caída de la actividad de 0,5%.

FIEBRE EN LA CITY. El dólar comenzó a trepar de valor en las pizarras y llegó a superar los $ 40. Esto puso nerviosos a los agentes económicos. FIEBRE EN LA CITY. El dólar comenzó a trepar de valor en las pizarras y llegó a superar los $ 40. Esto puso nerviosos a los agentes económicos.
16 Diciembre 2018

La administración del presidente Mauricio Macri concluye 2018 con un cambio de rumbo que marcará al parecer el resto de su gestión: el “fin del gradualismo” en el ajuste de las cuentas públicas, y también con el objetivo incumplido de no poder crecer, como viene sucediendo ya desde el bienio 2010-2011, dos años seguidos.

Continúa entonces la tendencia de crecer en los años impares, pero no lograr una mejora del Producto Bruto Interno (PBI) en los años pares.

La economía cerrará este año con una caída estimada de 2,4%, luego de haber crecido 2,6% en 2017, una inflación en torno a 45% y una devaluación del peso cercana a 100%.

El 2018 será recordado como “el fin del gradualismo” que venía llevando adelante el Gobierno en su afán por reducir el déficit fiscal heredado de seis puntos del PBI y, a la vez, bajar la presión fiscal, merced a la capacidad de financiarse a bajas tasas en el exterior.

Ahora, el Presupuesto aprobado para 2019 implica un ajuste fiscal de tres puntos del PBI para alcanzar el equilibrio en las cuentas públicas, reducir la inflación a la mitad, 23%, y una caída de la actividad económica de 0,5%.

El presidente del Banco Central, Guido Sandleris, dijo a fines de noviembre: “Estamos atravesando una recesión y en los últimos meses experimentando una aceleración de la inflación y una aguda depreciación de nuestra moneda”.

“Tres elementos nos llevaron a esta situación: desequilibrios económicos heredados, shocks tanto de carácter global como doméstico, y nuestros propios errores”, admitió Sandleris ante potenciales inversores.

DE ASESOR A TITULAR DEL BCRA. Sandleris asumió el 25 de septiembre en el Central. ARCHIVO.- DE ASESOR A TITULAR DEL BCRA. Sandleris asumió el 25 de septiembre en el Central. ARCHIVO.-

Dos momentos

Pero el retroceso económico no fue lineal; por lo menos dos momentos bien claros pueden delinearse de lo que pasó este año.

Un primer cuatrimestre, hasta abril inclusive, en el que el país venía creciendo a una tasa cercana a 3% anual, con un dólar “planchado” en torno a $20 y la promesa de inversiones del exterior.

Pero factores externos e internos complicaron ese esquema: La guerra comercial entre Estados Unidos y China arrasó con la política de tomar deuda a bajas tasas en el exterior, a la espera de que el crecimiento económico, y una política de gasto restrictiva fueron reduciendo el déficit de las cuentas públicas y, posteriormente, la toma de créditos.

¿Sabía el Gobierno que esa situación podía pasar? Los propios funcionarios reconocieron que si lo sabían, y que por eso, a comienzos de año, el entonces ministro de Finanzas, Luis Caputo, tomó deuda por US$ 9.000 millones de una sola vez.

Pero la velocidad en la suba de tasas de los Estados Unidos fue tal que no sólo dejó sin financiamiento a la Argentina, uno de los países emergentes que más lo requería, “sino que terminó con las emisiones” de otras naciones, como reconoció Caputo.

A esto se sumó un factor interno no menor: la peor sequía en 50 años afectó la cosecha fina, lo que significó unos US$ 9.000 millones menos de exportaciones y valor agregado.

La sequía

El impacto de la sequía fue tal que en el Producto Bruto Interno mostraba en el segundo trimestre de este año una caída interanual de 4,2% el cual,sin el efecto del retroceso agrícola, y manteniendo los niveles de 2017, habría reflejado un aumento de 1%.

Y otro factor interno no menor, que complicó la actividad, fue la revelación de los vínculos de los empresarios con el pago de sobornos en la obra pública durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Esto echó por tierra la iniciativa privada de buscar fondos para la construcción de infraestructura a través del programa de Participación Publica Privada.

Todo estas restricciones se reflejaron en la cotización del dólar, que a fines de abril estaba en $21, tres días después saltó a $23,5 y a mediados de ese mes quedó en $25,5, valor en el que oscilaría hasta el 7 de junio, cuando se anunció el primer acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La falta de consistencia de ese acuerdo y la suba de tasas a nivel internacional, hicieron que el dólar continuara una escalada ascendente que lo llevó a $ 28,80 a mediados de junio, $ 29 el 10 de agosto, poco más de $ 31 el 27 de agosto, para alcanzar los $ 40 a finales de ese mes.

En ese marco se gestó un nuevo compromiso con el FMI, con un préstamo por US$ 57.000 millones para pagar todas las deudas hasta 2020, pero con el compromiso de poner fin a la emisión monetaria, y la necesidad de alcanzar el equilibrio fiscal de un solo golpe. (Télam)

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