Inclusión de la enseñanza de la poesía en la educación

Es más profunda y filosófica que la historia (Aristóteles); es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio (Federico García Lorca) es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos (Rabindranath Tagore); es un arma cargada de futuro (Gabriel Celaya). La poesía es una de las manifestaciones del arte más antiguas del ser humano, que en algún momento experimentó la necesidad de poner en palabras sentimientos, sensaciones, pensamientos a través de un lenguaje apoyado en imágenes, colores, musicalidad. Con el correr de los siglos, la poesía fue ampliando su repertorio, incursionando en temas sociales, se convirtió en un espejo de su tiempo.

Acaba de concluir en la ciudad de Monteros el XXVI Encuentro de Poetas, Escritores y Cantautores, que lleva el nombre de Manuel Aldonate (2019-1993), su creador. Esta reunión de vates vio la luz en 1971. Tras la muerte de su mentor, con apoyo municipal, la peña cultural “El Tejar” asumió la responsabilidad de continuar con el legado del autor de “Poemas del cañaveral”. Este Encuentro que hizo trascender a Monteros fuera de los límites provinciales, se caracteriza porque los escritores confraternizan con la comunidad, van a las radios del lugar, a los colegios secundarios, interactúan con los alumnos y recitan sus versos.

En el Manifiesto de esta última edición, que escriben los participantes y se lee al final del encuentro, se refieren, entre otras cosas, a la degradación del Ministerio de Cultura en mera Secretaría y a la reciente aprobación del Presupuesto 2019 que acrecientan la injusticia social y fomentan la ignorancia. “Proponemos acciones permanentes como estrategias de supervivencia cotidiana, para enfrentar la extinción de las ideas; en este sentido, no aprobaremos el daño ni el silencio. Debemos contribuir a la formación de ciudadanos que consuman arte y tengan espacios de expresión donde cultivar sus potencialidades creativas. Exigimos la inclusión de la enseñanza de poesía y en especial de poesía contemporánea argentina en los diseños curriculares de todos los niveles educativos de la República”, afirman.

Pese a que en los últimos años se ha registrado un intenso movimiento de publicaciones, la producción de los escritores tucumanos carece, por lo general, de difusión y no es objeto de estudio en todo el ámbito educativo, salvo algunas excepciones. En otras oportunidades, hemos señalado en esta columna que los tucumanos poco o nada conocen de sus hacedores de cultura. El sistema educativo provincial hay un vacío muy grande en este sentido. ¿Cómo generar un sentido de pertenencia y estar orgullosos de quiénes somos si poco o nada sabemos de nuestros escritores, pensadores, artistas plásticos, músicos, cineastas, bailarines, intelectuales, científicos?

En los programas de los institutos de formación docente, se podría incluir una materia obligatoria referida a la cultura de Tucumán; la bibliografía es abundante, la UNT y la Fundación Lillo editan con frecuencia trabajos de creadores o sobre la historia de nuestra provincia.

La enseñanza de la poesía puede contribuir a despertar la sensibilidad tempranamente y lo que se aprende de niño, generalmente no se olvida. Bienvenidos sean los encuentros como el Aldonate que siembran en la comunidad ese “sentimiento que le sobra al corazón y te sale por la mano”, al decir de la escritora española Carmen Conde.