¿No comer de noche me hará bajar de peso?

¿No comer de noche me hará bajar de peso?

La clave está en aprender a comer, opina una especialista, de modo que una alimentación saludable nos ayude a adelgazar. Recetas.

OPCIÓN SALUDABLE. Pechugas rebozadas con copos y cocidas al horno. OPCIÓN SALUDABLE. Pechugas rebozadas con copos y cocidas al horno.
16 Octubre 2018

Puede ser porque el verano nos obliga a estar más destapados o porque es tiempo de salidas y excesos. Entonces, es común que en esta época se busquen dietas “milagrosas” que nos prometen bajar de peso en poco tiempo, sin tener en cuenta el efecto rebote que hace que una vez que abandonemos el régimen recuperemos ese peso (incluso mucho más). Una de esas “recetas” de urgencia es evitar la cena. Es decir, saltearse una de las comidas más importantes. ¿Es una buena idea?

La cena es tan fundamental como las demás comidas. De lo que consumimos en la noche depende nuestra energía para el día siguiente. Y es justamente lo que confirma la médica nutricionista Mariana Camino Villalonga.

“Restringir alguna de las comidas básicas viene de la mano del poco descenso de peso, pero por otro lado de una mala alimentación. De noche sí hay que comer para el buen funcionamiento del cuerpo y mantener una buena salud. La restricción de una de las comidas se refleja en la abundancia de otra. Entonces, empieza una cadena de malos hábitos: a una cena escasa o nula le sigue un desayuno y un almuerzo abundantes. Es un círculo vicioso que no se termina nunca”, detalla Camino Villalonga.

La médica tucumana cree que con una alimentación equilibrada y no restringiéndose en nada, se aprende a comer y en consecuencia se puede bajar de peso de una manera sana. “No es que hay que comer de todo y a toda hora: hay que elegir y saber qué comer”, añadió

Por otra parte, Camino Villalonga explicó que hoy está de moda el método “No dieta”, de la médica Mónica Katz, que nace por los fracasos de las dietas y entendiendo que es posible tener un cuerpo sano y cómodo sin renunciar a los alimentos. “Si sacás alimentos de las comidas o restringís una comida, ese plan alimentario está de la mano del fracaso. Es que las cuatro comidas deben estar. Hay que sacarnos de la cabeza el mito de que si no se cena o de que si consumimos doble merienda nos hará bajar de peso. Eso es una mentira”, explicó.

¿Y cuál es la recomendación? Es que haya en el plato un equilibrio entre los hidratos de carbono (que están presentes en todo lo que nace de la tierra, como las verduras) y las proteínas, tanto vegetales como animales, que consumimos. Entonces, mitad y mitad está más que bien. Y si durante el día se ha consumido más proteínas que hidratos de carbono, a la noche podemos invertirlo. Esa es la clave afirmó la nutricionista.

> Pechuguitas crocantes
Los copos son el rebozador perfecto, por la chef Paula Taranto
Una riquísima receta liviana y fuera de lo que acostumbramos, que también podés comer fría o caliente, es la de las supremitas crocantes rebozadas con copos de maíz o cualquier cereal sin azúcar. Se hacen de la siguiente manera: al filet de pollo se lo corta en tiras, a las que se las deja marinar con una mezcla de ajo y ralladura de limón. Por otro lado, se tritura cereales sin azúcar (que no queden hechos polvo, sino que aporten textura). Luego, a las tiras se las pasa por la mezcla de huevo (claras de preferencia) y después por los cereales. Se las cocina en un horno medio, tirando a alto. Se las puede acompañar con una ensalada de hojas verdes frescas y con un dip de queso crema y apio procesado con limón y ajo.

> Arrollado de carne
Puede ser liviano, dice la chef tucumana Paula Taranto
Sí, un arrollado de carne puede ser una buena cena y liviana. Pero tiene que hacerse así: a la carne magra picada (también puede ser de pollo) hay que agregarle dos claras de huevo, avena, ajo, perejil picado y especias a gusto. Luego  se la extiende  en forma de rectángulo y se la rellena con fetas de queso magro y julianas de verduras sarteneadas (zanahorias, pimientos, cebollas y zapallitos). Todo ello, se prepara sobre un papel film para que luego sea más fácil de enrollar. En una placa con un poco de aceite de oliva, se lleva el arrollado al horno hasta que esté dorado y la carne esté cocida por dentro. Por supuesto que el relleno puede variar, según los gustos de cada uno.

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