“Dedicarme al campo siempre fue algo natural, y me gusta”

“Dedicarme al campo siempre fue algo natural, y me gusta”

Dolores Sal Paz es ingeniera y trabaja en certificación 
de normas de calidad.

LA PROFESIÓN. Dolores se muestra reconfortada por su tarea a campo.  LA PROFESIÓN. Dolores se muestra reconfortada por su tarea a campo.
13 Octubre 2018

“El trabajo de la mujer en diversas labores del campo son fundamentales para que salgan bien, y por fortuna tuve y tengo la oportunidad de trabajar en lo que me gusta desde muy chica. El trabajo en el campo, y relacionado con esta actividad, lo viví desde chica, ya que mi familia está en esta actividad desde hace mucho tiempo y, por suerte, en mí nació la necesidad de trabajar en lo que me gusta”, comentó Dolores Sal Paz, ingeniera agrónoma que se dedica a certificar normas de calidad en productos y bienes que produce el campo tucumano.

Y así recuerda: “Mi padre trabajaba en el INTA Leales, vivíamos ahí, fui a la escuela en el campo y los fines de semana íbamos al campo de la familia en Trancas, por lo que mi vida siempre fue el campo”, y agrega: “Para mí, dedicarme al campo fue algo siempre natural y a la vez me gustaba mucho, por lo que tomar la decisión de capacitarme y estudiar una carrera relacionada con el campo era mi destino, sin ninguna duda”.

“Mi primera actividad, después de recibirme, fue viajar a España a capacitarme en riego, y finalicé un Master, algo que me gustaba mucho. Cuando volví con mi título bajo el brazo no conseguía trabajo; pero por suerte me llaman desde San Miguel, para probar el trabajo de una mujer, en donde me dediqué a atender proveedores de fruta fresca, control de calidad y atención de clientes en el empaque”, describe recorriendo el pasado.

Trabajó cinco años en esto y en la temporada baja hacía implementación de normas de calidad, por ejemplo HCCP, que es la primera versión del Protocolo de Buenas Prácticas Agrícolas Eurep-Gap.

Y continúa su relato: “Después doy un paso fundamental casándome y formando una familia, con un trabajo intensivo de muchas horas al día, con dos y hasta tres turnos por día y mucho tiempo mensual, lo que empezó a complicar las actividades del hogar. sin ver casi a un bebe de un año”. “Es por ello que tuve que optar en seguir con esa locura o cambiar”, completa. Dolores reconoce que tuvo que cambiar y buscar un camino distinto con las certificaciones, “apuntando sobre todo a las Eurep-Gap, donde el tiempo requerido es muy diferente al trabajo anterior”, indica.

En el tema certificaciones somos muchas la mujeres que trabajamos, pero trabajo hay. Este es un protocolo que se renueva permanentemente, por que las necesidades del consumidor son cada vez mayores y en muchos productos, comenta.

“Hago certificaciones en cítricos dulces, limón, arándanos, caña de azúcar y frutilla. El mercado exige también otros protocolos que se deben cumplir para clientes particulares, como los de los supermercados y clientes diversos como Tesco, por ejemplo”, describe, y agrega: “En 2006 comencé a certificar orgánicos, un trabajo que crece día a día por la alta demanda que existe”. “Hoy me dedico a una actividad que me gusta mucho, me da posibilidades de crecer y conocer y, a la vez, tengo la ventaja de que el tiempo familiar también existe”, concluye.

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