La recuperación del Parque de Santa Ana

La recuperación del Parque de Santa Ana

08 Octubre 2018

Nuestra tierra es conocida desde hace más de un siglo con el apelativo de “El Jardín de la República”. Se suele atribuir a Domingo Faustino Sarmiento tal denominación, sin embargo no se ha podido encontrar la frase en ningún libro de su voluminosa producción. De todas maneras, quien así lo bautizó a Tucumán, debe haber quedado arrobado por su imponente vegetación en el siglo XIX. Con el correr del tiempo, el Jardín comenzó a perder brillo, como consecuencia de la contaminación ambiental, el desmonte y a no valorar lo que se tiene. Eso sucede, por ejemplo, con el Parque de Santa Ana, departamento Río Chico, que se encuentra en un estado penoso.

En nuestra Sección Cartas del 2 de octubre, un lector contó que estimulado por una publicación de LA GACETA en 2011, fue con su familia a conocerlo. Por un lado, se maravilló con los árboles imponentes por aquel lugar con árboles portentosos, sus flores y por otro lado, se encontró con sus lagos anulados, sus túneles con olor a orina. “Los vecinos de Santa Ana desconocen la mina de oro que poseen. Este lugar, que creo es patrimonio provincial, debe ser revalorizado de manera urgente y publicitarlo como atracción turística, lugar que sin lugar a dudas en perfecto estado de conservación modificará la monótona vida de esta localidad”, escribió el vecino.

A fines de agosto pasado, informamos que la falta de mantenimiento había hecho estragos en el centenario parque. Un estudio elaborado por la Fundación Miguel Lillo, señaló que en los últimos años desaparecieron alrededor de diez especies de árboles, varios de ellos exóticos, y otras tantas corrían el riesgo a causa del abandono.

La Fundación Forestar, junto vecinos del pueblo y la comuna, se comprometieron a trabajar para recuperar este espacio. El proyecto “Salvemos al parque de Santa Ana” comenzó hace más de seis meses. Una vecina dijo que en la iniciativa debería colaborar todo el pueblo. “En estos tiempos de crisis y falta de trabajo, el paseo puede convertirse en una interesante propuesta turística y de generación de empleo”, señaló.

El parque perteneció Clodomiro Hileret, quien levantó el ingenio Santa Ana; encargó su diseño al arquitecto francés Carlos Thays. En el centro tenía una especie de ermita que actualmente está destruida. Cuentan los lugareños que cuando se inauguró ocupaba ocho hectáreas y contaba con varios lagos que contenían peces de diferentes colores. Incluso se podía navegar en botes de madera, a los que se accedía por medio de una gruta artificial de cuya cima emanaba agua, que caía en cascada. En los invernaderos se cultivaban hermosas orquídeas; avenidas de limoneros dulces proveían de sombra a los numerosos paseos; había y quedan algunas especies arbóreas y plantas exóticas.

Sin duda, es alentador que haya una iniciativa para salvar el parque. Sería importante, por otro lado, que el Gobierno provincial apoyara activamente la recuperación del paseo con la idea de incorporarlo a la oferta turística y de crear la infraestructura necesaria. Se podría concientizar a los mismos pobladores de Santa Ana, comenzando por los escolares, para que cuiden ese tesoro. Con una planificación adecuada y diversos emprendimientos, el parque se puede convertir en una posibilidad de trabajo para esa comunidad, como bien señaló la vecina.

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