La bicicleta, como un medio de integración social

La bicicleta, como un medio de integración social

26 Septiembre 2018

Favorece la salud, tanto la física como mental, contribuye a morigerar la contaminación ambiente, es un medio de locomoción económico, sin embargo, cuando se habla de reordenamiento del tránsito en San Miguel de Tucumán, la bicicleta no figura en los proyectos más inmediato. En nuestra edición de ayer, dedicamos un espacio a este asunto. En medio de la maraña de vehículos, se distingue un joven treintañero de traje y corbata que se desplaza en una bicicleta. Es su medio de movilidad para llegar a Tribunales o a su estudio de abogacía.

En su opinión, vivimos en una ciudad colapsada. “Andar en bici es descomprimir la calle y la mente también, porque adentro de un auto, haciendo una cuadra cada 10 minutos, te estalla la cabeza”, afirma.

Entre los escollos que debe superar no sólo están el caótico tránsito, sino también los baches y las aguas servidas. El profesional aconseja movilizarse en una bicicleta plegable porque es liviana, chica, puede subirla a un ómnibus si es necesario, que además esté provista de guardabarros y de cubrecadena.

Un experto dinamarqués en movilidad urbana, que hace poco tiempo participó de la inauguración de las ciclovías en Tafí Viejo, y que vive en Buenos Aires, dijo que le apena ver una persona mayor esquivando autos y pidiendo, como si fuese un favor, que la dejen pasar. “Es una necesidad que las calles vuelvan a ser para vivir, y no sólo para circular. En esa búsqueda, la bicicleta se muestra como el medio más eficiente, sencillamente porque ocupa menos lugar”, manifestó. Consideró que las ciudades deberían estar preparadas para andar en bicicleta, porque es el único medio que le devuelve a la gente las calles para que las vivan y no sólo para que se trasladen. Agregó que la bicicleta es una herramienta de integración social, de contacto con los vecinos y con la ciudad, además de un poderoso medio de transporte.

En Tucumán, la bicicleta siempre tuvo más adeptos en las ciudades y pueblos del interior que en la capital, aunque siempre hubo excepciones. Hace más de medio siglo, ya había quienes la empleaban para trasladarse a su trabajo. Por ejemplo, Carlos Félix Cillario, director fundador de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Tucumán, solía llegar al teatro de frac para dirigir un concierto, montado en una bicicleta. También Antonio Bollea, basquetbolista del club Estudiantes y el primer tucumano en jugar en un seleccionado argentino, llegaba de traje en dos ruedas al desaparecido Banco de Desarrollo, donde se desempeñaba como gerente.

En la actualidad, circular sobre dos ruedas, especialmente en el microcentro o por las avenidas, es altamente riesgoso por la ausencia de ciclovías, por el tránsito caótico y por la incultura vial, que incluye a los mismos ciclistas. En 2015, la Municipalidad capitalina inauguró la primera ciclovía, de casi dos kilómetros de extensión, que recorre la avenida América, entre Belgrano e Isabel La Católica, pero luego no hubo otro intento de proseguir con la iniciativa.

Una de las causas del tránsito caótico en la capital es la gran cantidad de automóviles que ingresan al centro. El uso de la bicicleta es una buena alternativa. Desde luego que incorporar un nuevo hábito en la comunidad requiere su tiempo, es todo un aprendizaje. Pero hay que empezar por algún lado. Los tucumanos merecemos vivir en una ciudad más saludable y amigable.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios