Lecciones y experiencias del Festival Mintz

Lecciones y experiencias del Festival Mintz

La presencia en la provincia por dos semanas del gran violinista ruso israelí permitió la realización de múltiples actividades que dejaron frutos

ESTRELLA MUNDIAL. Shlomo Mintz ofreció conciertos, dio una clase maestra y eligió a los mejores en un concurso. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA.- ESTRELLA MUNDIAL. Shlomo Mintz ofreció conciertos, dio una clase maestra y eligió a los mejores en un concurso. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA.-

Hay pocos lugares en el mundo (por fuera de su lugar de residencia habitual) que pueden darse el lujo de tener a uno de los grandes violinistas contemporáneos en su territorio durante dos semanas. Tucumán entró en esa selecta lista con la realización del Festival Shlomo Mintz, adecuadamente identificado como un festival dentro de otro festival, en referencia a la realización del 58° Septiembre Musical que alojó al artista ruso israelí por segundo año consecutivo. Su paso rutilante por la provincia deja una serie de legados, experiencias e historias que valen la pena relevar:

1 Un año de preparación

Como estrella del universo de la música clásica internacional, tener a Mintz implicó una organización especialísima por lo complicada de su agenda. Todo comenzó hace un año, cuando el violinista participó del 57° Septiembre Musical con un concierto de obras de Johann Sebastian Bach, uno de sus compositores preferidos. Tras el saludo protocolar con el gobernador Juan Manzur deslizó una frase que fructificó ahora y tendrá proyecciones a futuro. “Encontramos muchas cosas en común. En un período cercano vamos a explorar más posibilidades de cómo puedo ayudar a Tucumán, con respecto al apoyo en la música y las conexiones humanas”, expresó el invitado.

2 Política de Estado

Ya entonces, el germen del Festival Mintz estaba sembrado. Que haya crecido hasta transformarse en un árbol que dio cuatro conciertos de excelencia y un concurso internacional es el resultado de contactos fluidos entre las partes involucradas y una política de Estado que decidió mantener una inversión importante en esta visita, cuando el dólar escapaba a todo margen razonable de evolución. El día de su recital en 2017, la divisa extranjera costaba $17,77 por unidad; en el último concierto del que participó la semana pasada, $40.25. La diferencia habría asustado a muchos. Pero se privilegiaron los compromisos con la conciencia de que son apuestas a largo plazo y de que si se hubiesen roto, se quedaba fuera del mundo musical por bastante tiempo por incumplir pactos. Muchas veces se reclama esta clase de conductas a los Gobiernos; hay que reconocer cuando se ejecutan.

3 Precios accesibles

No sólo hubo conciertos para distintos gustos de público, sino que además fueron muy accesibles en tiempos de bolsillos flacos, cuando la cultura para muchos no es prioridad. El año pasado, escuchar a Mintz interpretar Bach costaba $350; ahora, $400; aparte, había promociones como 2x1 en entradas para los socios del Club LA GACETA. La diferencia es casi inexistente y posibilitó que muchos accedan a la platea. Además, el Ente Cultural entregó invitaciones sin cargo a distintos sectores (como adultos mayores y estudiantes avanzados de música), lo que permitió un marco interesante de público en las diferentes funciones, aunque no estuvieron todas llenas.

4 EduCar al público

Precisamente, educar al público es complejo y requiere de constancia y tiempo. Conciertos en días poco habituales, como los realizados en lunes y miércoles con el violinista célebre o los de los domingos a las 19 en el resto del Septiembre Musical, apuestan a construir costumbres. Ya hay antecedentes halagüeños de otros años al respecto, y sería una buena noticia que se repitan y mantengan. Un ejemplo fuera de festivales es un concierto didáctico que dio la Orquesta Estable de la Provincia un sábado a las 20, a sala llena en el teatro San Martín. Hay que seguir apostando a estas prácticas.

5 Un repertorio diverso

La diversidad de los repertorios que se interpretaron resultó especialmente seductora, ya que permitió apreciar el versátil talento del invitado principal. Así se recorrieron obras de los compositores Alfred Schinittke, Franz Schubert, Gabriel Fauré, Sergei Prokofiev, Ludwin van Beethoven, Peter Ilych Tchaikovsky y Antonin Dvórak, lo que implica distintos períodos, estilos y estéticas.

6 Los “Amigos”

Mintz no estuvo solo sino muy bien acompañado. La selección de los artistas que iban a participar con él en los conciertos fue otro acierto de alto impacto, ya que cada uno de ellos tiene talento y trayectoria internacional suficientes como para encabezar una función. Los “amigos de Mintz” que actuaron son Xavier Inchausti, Rafael Gintoli, Dmitry Yablonsky, José Araujo, Gustavo Mulé, Flavio Ghilardi, Itamar Golán y Gabriela Olcese, expertos en distintos instrumentos.

7 Clases maestras

Es particularmente significativo el hecho de que los visitantes hayan expandido su presencia en Tucumán por fuera del escenario. Que hayan dado clases maestras fue un logro de importancia, porque permitió a artistas locales acceder a un nivel de conocimiento, experiencia y docencia distinto y pocas veces accesible. Todas las reuniones duraron más tiempo del previsto inicialmente, lo que tiene una doble significación: el interés de los asistentes y la buena predisposición de los dictantes, incluyendo al propio Mintz, protagonista del último encuentro.

8 Una alianza que funciona

Las alianzas se consolidan cuando se repiten en el tiempo. El exitoso Primer Concurso Internacional de Piano organizado en 2016 entre la Universidad San Pablo T y el Ente Cultural fue la piedra basal del certamen de jóvenes violinistas que se realizó dentro del Festival Mintz, con los mismos coorganizadores. La sucesión de éxitos internacionales del ganador de hace dos años, Dmytro Choni, evidencian que el resultado fue el correcto. Es de esperar que quienes participaron en el reciente de violín tengan la misma evolución a futuro, tanto sus ganadores (la adolescente japonesa argentina de 14 años, Azusa Saito, y el brasileño de 20 años Leonardo Jaffé Misiuk) como los otros finalistas. Es de resaltar, además, que la calidad de los participantes hizo que en la categoría de entre 18 y 27 años haya habido cinco finalistas en vez de tres. Demostración de talento joven, con ilusiones de crecer.

9 Violines tucumanos

Haber sumado a la Escuela de Luthería de la Universidad Nacional de Tucumán en este certamen y haber adquirido como parte del premio dos violines (uno para cada categoría, construidos por Sergio Gustavo Arreyes y Fernanda Mariel Tomi) demuestra que en Tucumán se abarcan todos los procesos artísticos, desde la confección de los instrumentos hasta los espacios para brindar conciertos, pasando por la capacitación inicial y superior y por la existencia de orquestas estatales, algo que no se repite en otras provincias.

10 Concurso riguroso

El concurso como tal generó una fuerte expectativa. El rigor de las reglas impidió que LA GACETA tomase contacto con los participantes, tanto antes como después de su examen; ni siquiera pudo pasar a la sala mayor del San Martín donde se realizaba el certamen. Esas normas estrictas derivaron en una confusión por parte de LA GACETA que se manifestó cuando, por error, se publicó que el concurso fue a puertas cerradas. Pedimos disculpas a los lectores y al Ente por la equivocación de una información que no se correspondió con lo que realmente ocurrió. El público que asistió el martes pasado a la evaluación constató el nivel de exigencia del jurado (integrado por Mintz, Gintoli, Inchausti, Olcese y el tucumano Gustavo Guersman). Y quienes no pudieron estar ese día, disfrutaron del resultado el jueves, cuando el violinista extranjero se despidió de Tucumán dirigiendo la Orquesta Estable, a los ganadores y a dos finalistas (el argentino Manuel Quiroga y el paraguayo Oscar Humberto Santiago Aguilar Mas), en un concierto con entrada libre y gratuita. Ahora habrá que esperar otro año para gozar nuevamente de una sucesión de presentaciones del mismo nivel. Es de desear, además, que sea con el mismo protagonista, que engalanó el escenario mayor de la música clásica en la provincia.

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