Europa, cada vez más lejos

Europa, cada vez más lejos

BIEN. Gonzalo Martínez (7) marcó el primer gol de penal y despejó el camino del triunfo de la nueva Selección ante Guatemala. reuters BIEN. Gonzalo Martínez (7) marcó el primer gol de penal y despejó el camino del triunfo de la nueva Selección ante Guatemala. reuters

Ni el 3-0 ante Guatemala ni lo que suceda el martes contra Colombia permitirán grandes análisis. La Selección inició nueva era y, en este período tan de transición, es inevitable que todo suene por ahora a provisorio: DT, jugadores, escenarios y también rivales. Lo único que sí parece cada vez más claro -y no se trata de una buena noticia- es la distancia que se va agrandando respecto de Europa, De eso que, efectivamente, vemos cada vez más lejano y llamamos “Primer Mundo”. Primero fue el Mundial que marcó otra vez la diferencia. Luego siguió el caos organizativo de la Copa Libertadores y, trascartón, el dólar que se nos fue, la crisis que obliga a revisar presupuestos. Y asistimos ahora a una fecha FIFA en la que Sudamérica juega dónde, cuándo y cómo puede. Y que juega para reiniciar su preparación, pero también porque necesita recaudar algún dinero.

La distancia se agranda porque, justamente, en esta misma fecha FIFA, Europa inició su Liga de Naciones, un torneo con más competencia y dinero para repartir. Fue ideado en su momento por Michel Platini, expresidente de la UEFA. Se jugará cada dos años, con 55 selecciones divididas en cuatro categorías, ascensos y descensos, primera fase con partidos de ida y vuelta y fase final con los cuatro mejores. Es un posible primer paso de Europa para reelaborar su sistema de clasificación a Eurocopa y Mundial. De paso, dejará 76 millones de euros de la TV, el triple de lo que las Federaciones obtenían antes por 10 amistosos bianuales. El inicio el jueves pasado no pudo ser más atractivo, con los dos últimos campeones mundiales (Alemania en 2014 y Francia en 2018) jugando ambos con sus mejores estrellas (solo Portugal no tendrá a Cristiano Ronaldo). Fue un duelo de estilos, posesión vs. contragolpe. Fútbol en su más pura esencia.

No es que Europa no tenga sus problemas. Dinamarca resolvió a último momento el reclamo económico de sus jugadores. Leroy Sané abandonó la concentración alemana. Y allí está Roberto Mancini, nuevo DT de la Italia que debutó el viernes ante Polonia, implorándole a los clubes de la Serie A que dejen de poner a tantos extranjeros y den lugar a sus jugadores nativos. Y la Francia que confirmó la gran calidad de su arquero del futuro, Alphonse Areola, figura en el empate del jueves ante Alemania, pero sin lugar en PSG, que prefirió fichar al veteranísimo Gianluigi Buffon. En España, en cambio, la preocupación fue que el nuevo DT Luis Enrique no tuvo tiempo de nada. Debutó ayer contra Inglaterra en Wembley, se impuso 2 a 1 y obtuvo la segunda victoria de su historia en el mítico estadio -la anterior se remonta a 1981-. El martes jugará en Elche contra Croacia, subcampeón mundial. Un mal inicio podría significar el descenso a la segunda categoría. No hay excusas. Competencia pura.

España, justamente, ofreció uno de los mejores debates. Lo más superficial, como destacaron casi la mayoría de los medios, contó que Isco Alarcón, volante estrella de Real Madrid, se negó a responderle el jueves, y de mal modo, a un periodista del diario madrileño “El País”. “A ti no te voy a contestar, porque diga lo que diga vas a poner lo que quieras. Te voy a dejar que sigas esa línea y que intentes molestar lo menos posible a la selección. Esto -le dijo Isco- es de todos y nosotros necesitamos ayuda de fuera, no gente que esté pegando palos constantemente, porque no ayuda”. ¿Preguntó acaso Diego Torres por algún escándalo privado? No. Su pregunta fue estrictamente futbolística: “¿Usted cómo siente que hace más daño al rival? ¿Recibiendo entre líneas o bajando al mediocampo a recibir la pelota?”. La pregunta irritó porque fue una continuidad del análisis incómodo que el propio Torres había hecho para explicar por qué la España que había goleado 6-1 a Argentina arruinó su favoritismo y se fue del Mundial de Rusia en octavos. Y si la causa del fiasco fue acaso porque Isco, que era la sangre nueva, eligió jugar más retrasado (“donde la vida es más dulce”) y dejarle la tarea más difícil a los más veteranos Andrés Iniesta y David Silva, que quedaron más expuestos en las zonas más intransitables del campo y pagaron los platos rotos. Al mismo Isco que, dijo Torres, le dolió una crítica de Xavi sobre la diferencia entre “jugar bien y jugar bonito”. Pero no. Isco, líder nuevo de la pelota, tras los retiros de Iniesta y de Silva, respondió que la prensa no debe “pegar palos”, sino “ayudar”. La TV de España también tiene lo suyo. Le sobran ejemplos de show patético. Pero Torres no hizo “un minuto de silencio” como sí se hizo entre nosotros en pleno Mundial. No. Torres analizó el juego. Y lo hizo de modo incómodo. ¿Ya ni eso se puede hacer?

La nueva era de España comenzó ayer con Luis Enrique. El ex DT de Barcelona tuvo apenas cinco días de entrenamiento. En la única jornada libre, llevó al plantel a jugar al “escape room”. A juegos de destreza intelectual en la resolución de misterios, desde escapar de una prisión, descubrir quién fue el asesino o cómo robar un banco. Cada uno con su librito. No hay fórmulas únicas que garanticen un resultado. Tampoco fórmulas mágicas. La Selección puede dar fe de ello.

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