¿El código postal puede influir más en tu salud que la genética?

¿El código postal puede influir más en tu salud que la genética?

Mientras las enfermedades no transmisibles ganan terreno, los epidemiólogos aseguran que el lugar donde vivimos es determinante en algunas de las patologías con más incidencia en la actualidad. En Tucumán se debe investigar más, sugieren los médicos.

FACTORES EXTERNOS. El estrés y la mala alimentación influyen de manera negativa en la salud y pueden ser disparadores de enfermedades graves. FACTORES EXTERNOS. El estrés y la mala alimentación influyen de manera negativa en la salud y pueden ser disparadores de enfermedades graves.

La ciudad nos ha cambiado la forma de vivir. Ya no tenemos que gastar demasiada energía para conseguir alimento. Las computadoras y la televisión nos restaron horas de sueño y nos sumaron sedentarismo. Respiramos un aire demasiado contaminado. Estamos estresados. Las horas parecen no alcanzar nunca, menos para preparar comida casera y saludable todos los días.

Esa rutina ha impactado tanto en nuestra salud que los epidemiólogos están convencidos de que para el desarrollo de muchas enfermedades hoy pesa más el código postal que el código genético. Algo así como “dime dónde vives y te diré qué padeces”.

Expertos como el epidemiólogo Manuel Franco, profesor de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (EEUU), señalan cuatro dolencias que hoy están enfermando a la población: males cardiovasculares, cáncer, diabetes y afecciones respiratorias. Y las cuatro están directamente vinculadas con vivir en el asfalto, aseguran.

Y en Tucumán, ¿cuál es la realidad? ¿Nuestro código postal es muy determinante? La pregunta se la hicimos al director de Epidemiología, Rogelio Cali, quien no se atreve a decir que sí rotundamente. Aunque admite que “algo hay”. “No hay investigaciones específicas en nuestra provincia, aunque en líneas generales se sabe que los ingresos económicos de las personas, la alimentación, los hábitos y el lugar donde vive, los factores ambientales, pueden determinar su salud”, evaluó.

¿De qué nos morimos?

En primer lugar, los tucumanos nos morimos por males cardiovasculares. En el listado de las causas le siguen los tumores, las enfermedades infecciosas y las causas externas (accidentes de todo tipo).

Diversos estudios realizados en la provincia permiten inferir que no todos los tucumanos tenemos el mismo riesgo de contraer una enfermedad o de sufrir una discapacidad. Aparte de los factores genéticos, de la predisposición familiar y de los hábitos saludables o insanos, la localidad de residencia parecería condicionar mucho más de lo que se piensa la aparición de los tumores, por ejemplo. Esto queda en claro cuando se observan algunos mapas elaborados por el Ministerio de Salud.

El último mapa provincial del cáncer colorrectal muestra que la patología tiene mucha más incidencia en el este y en el sur de la provincia. Puntualmente se puede ver que la demanda de internaciones por esta patología es mayor en Burruyacu, Cruz Alta, Graneros, La Cocha y Alberdi. Las muertes por la enfermedad son más altas en el sur tucumano y en la capital. En estos sectores fallecen por esta causa entre 10 y 15 personas cada 100.000 habitantes, mientras que en Tafí del Valle, por ejemplo, mueren menos de tres residentes cada 100.000 habitantes. (ver los mapas)

Cali reitera que aunque no hay estudios específicos de por qué este tipo de cáncer tiene más incidencias en algunas zonas de la provincia sí se sabe que la patología puede estar relacionada a las malas costumbres alimentarias. “También podría ser por causas ambientales. Pero no tenemos una investigación sobre esto”, insiste.

El oncólogo Felipe Salvador Palazzo define al cáncer como una enfermedad que está en todo el cuerpo. “Básicamente es el desarrollo de un tejido que no es normal y al cual el cuerpo no lo reconoce como extraño (es decir falla el sistema inmune). Si bien el factor hereditario es importante, hoy sabemos que esto es mínimo: en el 10% de los casos influye lo hereditario. Juegan un rol mucho más importante los factores exógenos (lo que inhalamos, lo que comemos y lo que tomamos), la contaminación del medio ambiente (cambio climático) y el estrés diario (con su efecto en el sistema inmune). Por eso es fundamental estudiar el contexto de cada paciente. El estrés y la contaminación ambiental y psico emocional son los peores enemigos”, precisó.

Palazzo comentó también que en Tucumán, al igual que en todo el norte, hay mayor incidencia de cáncer de vesícula biliar y de estómago. “Se sospecha que se debe al tipo de alimentación, a la mala conservación de los alimentos y al uso excesivo de conservantes”, puntualizó.

¿Y el corazón?

“En el caso de los males cardiovasculares, hoy son tan importantes y determinantes las cuestiones genéticas (hereditarias) como los malos hábitos de vida: sedentarismo, tabaquismo y mala alimentación”, explica el cardiólogo Juan Palavecino.

Y aunque tampoco hay estudios sobre esta patología y la influencia del entorno, los mapas por departamentos permiten ver que la mortalidad por enfermedad isquémica del corazón (IEC) es más significativa en San Miguel de Tucumán y en el este de la provincia. En la capital la tasa de mortalidad casi duplica a la de Tafí del Valle o Trancas, por ejemplo.

Causas externas

El mapa de las discapacidades de Tucumán también deja en claro que el riesgo de sufrir un accidente y quedar con secuelas puede estar directamente relacionado a tu código postal. Si se analizan las discapacidades en general, Tafí del Valle y Simoca son los departamentos que tienen mayor porcentaje de población con alguna limitación. Esto se debe en gran parte a que son las localidades con población más envejecida.

En la lista siguen Río Chico y Chicligasta, dos jurisdicciones que presentan principalmente limitaciones de tipo motrices y vinculadas a los siniestros viales. El dato no es menor teniendo en cuenta que estos departamentos son atravesados por la ruta 38.

En resumen, la genética te predispone, pero el entorno es cada vez más influyente, resaltan los médicos. Todo se mezcla en un escenario en el que las enfermedades no transmisibles van ganando terreno y los expertos recomiendan prevenirlas prestando atención dónde vivimos, cómo comemos y cómo nos movemos.

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