La obra de Juan Carlos Iramain

La obra de Juan Carlos Iramain

Un recorrido por la producción del artista tucumano.

09 Septiembre 2018

ARTE

JUAN CARLOS IRAMAIN. EL ESCULTOR

MARÍA DEL HUERTO IRAMAIN

(Todd-Terry - Tucumán)

Este libro sobre el artista tucumano Juan Carlos Iramain (1900-1973), posee numerosas virtudes; en primer lugar porque responde a una necesidad de nuestra cultura, la de visibilizar sus propias producciones y hacer circular su importante acervo tradicional para que las nuevas generaciones lo valoren, recreen y desplieguen; porque su edición es convocante y muy agradable puesto que está editado en un excelente papel, que es el medio adecuado para las imágenes, en especial las fotografías en blanco y negro, muy cuidadas, de la obra del escultor, que dejan apreciar texturas y detalles de la misma, como así también reproducen con calidad antiguas fotos familiares y crónicas en periódicos de distintos lugares del mundo acerca del escultor tucumano; porque el texto “Auto Biografía del escultor Juan Carlos Iramain. EL APÓSTOL” que, según nota al pie de página se encontró en una revista en el Museo Iramain, de la que se ignora el título (tampoco figura el año de edición), es sumamente interesante por su prosa espontánea, por la mirada de sí mismo que tiene Iramain articulada con la de otros artistas y de su entorno, tan provinciano y cosmopolita a la vez; porque muestra qué difícil y complicado es conseguir el reconocimiento de un legado patrimonial, como el Museo Iramain, que abre sus puertas como casa/museo en 1935 y recién en 2015 es reconocido legalmente como “Museo Provincial Escultor Juan Carlos Iramain”-,

Sin embargo, el libro muestra la obra del escultor sin profundidad crítica, es decir sin una descripción de la obra desde el punto de vista estético-técnico, ubicación histórica, contexto político social de la provincia y el país y, por tanto, sin interpretación de sentidos o significados. La referencia a la obra o al escultor es laudatoria y afectiva, con una prosa poco cuidada, repetitiva y excesivamente adjetivada, por momentos parece un álbum de familia. Sólo hay un breve texto crítico de Celia María Terán, transcripto de un catálogo; los otros son crónicas y semblanzas. Las fotos de obra (páginas 125-259) se ordenan sin criterio curatorial alguno, lo que conspira en contra de una valoración adecuada de la misma.

Creo oportuno terminar citando unas palabras muy elocuentes de Iramain dichas en ocasión de un reportaje -transcripto en el libro-, que le hiciera al artista LA GACETA poco antes de su muerte: “Creo (…) que desde el más humilde hasta el más encumbrado intelectual o artista de mi provincia todos han contribuido al desenvolvimiento cultural de nuestro medio y todos ellos tienen sus méritos. A todos admiro y respeto.”

(c) LA GACETA

GRISELDA BARALE

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