Se cae un “curro”

La resolución de la JEP, principalmente, puede blanquear a los interesados en mantener con sentido cívico la vigencia de los partidos municipales y a los que estaban en un negocio, por no decir “curro”, detrás de estas estructuras. Aquellos que se sientan vulnerados en sus derechos -algunos concejales ya lo expresaron- podrán acudir a la Justicia. O bien encarar la reorganización de sus partidos y buscar 4.000 afiliados; o incorporarse a una fuerza provincial. Ahora bien, los números que expone la JEP indican que no había un exceso de civismo en las ciudades sino un mecanismo para crear con facilidad estructuras para acoplar en los comicios. Lo que podía tener sólo una finalidad: recaudar dinero a cambio de garantizar votos. Y con la complicidad de la propia Junta que, como lo dijimos varias veces, en un mismo día -60 antes de las elecciones de 2015- reconoció a más de 200 organizaciones partidarias. De alguna manera, la ley del PE vino a matar un “curro”. Así lo demuestran otras cifras: hasta antes de la ley 9.111, la JEP había declarado la caducidad de 279 partidos a través de 30 resoluciones. Esos, más los 176 que cayeron ayer, suman 455. Casualmente -oh casualidad-, 421 partidos habían iniciado el trámite de reconocimiento. Eso se llama tratar de resucitar con otros nombres. ¿Para qué? Dicen que política se hace con dinero, y eso se refleja con los “arrepentidos” que aseguran haber aportado para las campañas. Se puede afirmar, además, que no había un interés altruista y democrático a partir de considerar otras rarezas numéricas: hubo listas de candidatos a concejales que sacaron cero (0) votos en 2015 en Graneros, en Yerba Buena, en Bella Vista -¡aquí fueron siete boletas!- y en Trancas. Otras no alcanzaron a reunir en sufragios la cantidad de ediles titulares y suplentes de las listas como en Burruyacu y Tafí del Valle. El “negocio” tras estas estructuras cayó -por ahora- con la norma del PE.

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